Página 1 de 2

Comienza la jornada

Publicado: Dom, 02 Mar 2014 19:05
por Ana Muela Sopeña
La ciudad se despierta con los trinos de pájaros nocturnos y el aire de este frío de febrero que parece emular a otros inviernos. Despacio por la ría pasan barcos y transeúntes solos van corriendo a sus trabajos sórdidos. Comienza la jornada somnolienta entre sirenas de las fábricas y sonidos de coches a lo lejos. Las aceras desnudas se diluyen en letreros de tiendas, restaurantes, los bares que sonámbulos emergen con premeditación y alevosía.

La ciudad suavemente va tomando el pulso de la vida trepidante entre la lluvia fina y los pasos veloces de la gente. Abren las oficinas, los comercios, los bancos, los colegios, institutos, el mercado y los trenes con horarios, autobuses y kioscos de periódicos. Nadie se fija en nadie, todos huyen de la verdad desnuda y primigenia que habita en las esquinas de las plazas.

Cada ser es un mundo diferente, la incomunicación es lo que impera, pero aún en el fondo del silencio habitan las estrellas del azar. Las personas construyen unas máscaras que les permiten ser entre las sombras animales oscuros, despiadados, para fagocitar al oponente.

Vamos todos descalzos por la urbe, intentando que nada nos disperse, concentrando el esfuerzo en algún rumbo para llegar deprisa al laberinto.
Pero todo es inútil porque hay niebla en los relojes densos de la especie.

La prisa va inclinando hacia el abismo a nuestra extraña especie: Homo Sapiens. Somos los kamikazes de lo urbano, persiguiendo los pétalos del alba en medio de la bruma.

Contemplo por las calles a los desconocidos de los sueños que albergan la esperanza en el ojo del bien.

Diviso en un termómetro el número que marca casi cero y justifica llevar guantes. Veo cómo la gente se desliza encima del asfalto traicionero y atrapa por la espalda la belleza del agua y de la herida.

La ciudad se despierta del insomnio y comienza su giro en medio de camiones de reparto.

Una niña recorre su trayecto para ir hasta la escuela con sus libros, cuadernos y sus lápices y aprende de memoria lo absurdo de correr si no hay amor, la orfandad de las almas solitarias que carecen de hogar...


Ana Muela Sopeña

re: Comienza la jornada

Publicado: Dom, 02 Mar 2014 20:10
por Pilar Morte
Una niña recorre su trayecto para ir hasta la escuela con sus libros, cuadernos y sus lápices y aprende de memoria lo absurdo de correr si no hay amor.

Me quedo con esta frase de un estupendo recorrido del despertar de la ciudad.
Un placer seguir tu palabra
Besos
Pilar

Publicado: Dom, 02 Mar 2014 20:23
por Ramón Carballal
Muy buena esta descripción del despertar de la ciudad. Me gustó la lectura. Un abrazo.

Publicado: Dom, 02 Mar 2014 21:00
por Silvia Savall
Inmenso, sin palabras...

Te felicito.

Abrazos para ti.

re: Comienza la jornada

Publicado: Lun, 03 Mar 2014 1:27
por Ana Muela Sopeña
Muchas gracias, Pilar, por detenerte entre mis letras y por hacer el recorrido del despertar de la ciudad.

Un beso grande
Ana

re: Comienza la jornada

Publicado: Lun, 03 Mar 2014 13:43
por Jerónimo Muñoz
Pero... ¿qué has escrito aquí, Ana? Has huido de la línea arbitraria, del renglón cortado en trozos, como es hábito admitido, y has plasmado la poesía en algo que pudiera parecer prosa y que es mucho más: lirismo.
Qué bellas imágenes y qué original visión del mundo:

Las aceras desnudas se diluyen en letreros de tiendas,

en el fondo del silencio habitan las estrellas del azar

hay niebla en los relojes densos de la especie

aprende de memoria lo absurdo de correr si no hay amor


Cuando se tiene la poesía en el alma, no se necesita más que abrir la puerta y dejar que la belleza salga a la calle, a esa calle de vida y de muerte.

Felicidades y besos.

Jerónimo

Publicado: Lun, 03 Mar 2014 14:07
por Minona McEwen
Muy bien descrita esa ciudad que despierta. Un saludo

Publicado: Lun, 03 Mar 2014 14:55
por Manuel Alonso
Ana, un poema hermoso, y unos versos bellísimos, sobre todo algunos, como los que destaca Jerónimo, me ha gustado mucho, te felicito, un saludo.

Re: Comienza la jornada

Publicado: Lun, 03 Mar 2014 20:42
por Antonio Justel
Ana Muela Sopeña escribió:La ciudad se despierta con los trinos de pájaros nocturnos y el aire de este frío de febrero que parece emular a otros inviernos. Despacio por la ría pasan barcos y transeúntes solos van corriendo a sus trabajos sórdidos. Comienza la jornada somnolienta entre sirenas de las fábricas y sonidos de coches a lo lejos. Las aceras desnudas se diluyen en letreros de tiendas, restaurantes, los bares que sonámbulos emergen con premeditación y alevosía.

La ciudad suavemente va tomando el pulso de la vida trepidante entre la lluvia fina y los pasos veloces de la gente. Abren las oficinas, los comercios, los bancos, los colegios, institutos, el mercado y los trenes con horarios, autobuses y kioscos de periódicos. Nadie se fija en nadie, todos huyen de la verdad desnuda y primigenia que habita en las esquinas de las plazas.

Cada ser es un mundo diferente, la incomunicación es lo que impera, pero aún en el fondo del silencio habitan las estrellas del azar. Las personas construyen unas máscaras que les permiten ser entre las sombras animales oscuros, despiadados, para fagocitar al oponente.

Vamos todos descalzos por la urbe, intentando que nada nos disperse, concentrando el esfuerzo en algún rumbo para llegar deprisa al laberinto.
Pero todo es inútil porque hay niebla en los relojes densos de la especie.

La prisa va inclinando hacia el abismo a nuestra extraña especie: Homo Sapiens. Somos los kamikazes de lo urbano, persiguiendo los pétalos del alba en medio de la bruma.

Contemplo por las calles a los desconocidos de los sueños que albergan la esperanza en el ojo del bien.

Diviso en un termómetro el número que marca casi cero y justifica llevar guantes. Veo cómo la gente se desliza encima del asfalto traicionero y atrapa por la espalda la belleza del agua y de la herida.

La ciudad se despierta del insomnio y comienza su giro en medio de camiones de reparto.

Una niña recorre su trayecto para ir hasta la escuela con sus libros, cuadernos y sus lápices y aprende de memoria lo absurdo de correr si no hay amor, la orfandad de las almas solitarias que carecen de hogar...


Ana Muela Sopeña




... tanas veces en encontré en ese tremendo ajetreo de La Ría con Bilbao al fondo demoliendo el sueño a tan primeras horas, tantas veces, tanto tiempo; por tanto, doy fe de todo cuanto cuentas tan poéticamente y de forma tan fidedigna; pero hay mucho más dentro del esta pieza, mucho más, y es el la percepción de la autora con su fuerza expresiva hacia fuera, dándonos pinceladas enormes y justas, cual un Goya portentoso que cruzase hacia Bilbao esa mañana; con afecto; Orión

Publicado: Mar, 04 Mar 2014 2:16
por Ana Muela Sopeña
Gracias, Ramón, por leerme y decírmelo.

Un fuerte abrazo
Ana

Publicado: Mar, 04 Mar 2014 14:06
por Marius Gabureanu
Ana ,me ha encantado esta prosa poética donde dibujas la histeria de la ciudad, a una sociedad que vive erradamente, la evolución que nos devora a todos. En Londres es igual. Muchos abrazos y felicitaciones sinceras, estimada amiga.

Publicado: Mié, 05 Mar 2014 1:11
por Ana Muela Sopeña
Gracias, Silvia, me encanta que te haya gustado.

Un beso grande
Ana

Publicado: Mié, 05 Mar 2014 1:16
por Ana Muela Sopeña
Es una alegría, Jerónimo, que este poema te haya gustado. Sí, he preferido escribir una prosa métrica, en vez de versos a la manera habitual.

He pensado que podía dar la sensación de panorámica.

Encontrarte en mi espacio siempre es una gozada, Jerónimo.

Gracias
Un beso
Ana

Publicado: Mié, 05 Mar 2014 1:17
por Ana Muela Sopeña
Minona, gracias por tus palabras.

Un abrazo
Ana

Publicado: Mié, 05 Mar 2014 1:18
por Ana Muela Sopeña
Manuel, muchas gracias por tus palabras tan efusivas.

Un beso
Ana