ROMEO.-
Publicado: Jue, 27 Feb 2014 20:01
La palabra verso, sin la r de Romeo, suena a beso
por razones simplemente domésticas,
salta a la vista.
Y los endecasílabos blancos
son caballos jóvenes que lloran en los abrevaderos,
batracios que escupen un veneno color carne
en las niñas de los difuntos.
La palabra verso, sin ir más lejos,
suena a hueso,
a una cremallera que se abre por la espalda,
como si fuera una dorada,
y se da de bruces con un cobarde.
(cuidado con los gestos,
cualquier día nos dan un disgusto,
quiero salvar la piel)
No todos los príncipes son azules
ni todas las bellas durmientes
ni todos los cantos rodados
ni todo el agua bendita.
Hay enamorados que mueren en camas
separadas y en los plasmas de los bares.
Palabras, de por vida, que dan motivos,
palabras esdrújulas, sin motivo alguno,
y otras, como éstas, que no funcionan.
El poema es un tren de alta velocidad
que levanta una tormenta de nieve,
precisamente cuando acaba,
como ahora,
en una vía muerta.
por razones simplemente domésticas,
salta a la vista.
Y los endecasílabos blancos
son caballos jóvenes que lloran en los abrevaderos,
batracios que escupen un veneno color carne
en las niñas de los difuntos.
La palabra verso, sin ir más lejos,
suena a hueso,
a una cremallera que se abre por la espalda,
como si fuera una dorada,
y se da de bruces con un cobarde.
(cuidado con los gestos,
cualquier día nos dan un disgusto,
quiero salvar la piel)
No todos los príncipes son azules
ni todas las bellas durmientes
ni todos los cantos rodados
ni todo el agua bendita.
Hay enamorados que mueren en camas
separadas y en los plasmas de los bares.
Palabras, de por vida, que dan motivos,
palabras esdrújulas, sin motivo alguno,
y otras, como éstas, que no funcionan.
El poema es un tren de alta velocidad
que levanta una tormenta de nieve,
precisamente cuando acaba,
como ahora,
en una vía muerta.