ALAN POE EN EL CREPUSCULO (EB)
Publicado: Jue, 27 Feb 2014 5:26
Alan Poe en el crepúsculo
Gemidos a la distancia está partiendo el mundo de Alan,
gruesas cadenas en la desesperanza de los abismos.
Un solo día ha sido mortífero en las visiones ateas
un sueño dentro de un sueño en el precipicio;
bramido de olas en el firmamento de las olas
sus ojos están en la dorada simiente de la nada
tus manos de dioses malditos están a lo lejos.
Titilan los cuervos a lo lejos en las miríadas
esas que llevan la fé a lo mas profundo de la tierra;
tú o ningún ser es falaz desesperanza de la madriguera
donde las ratas se muerden el semen del diablo.
Tus luces están volcadas en la costa siniestra de la nada
llamas agudas te penetran
arrastrándose entre tus lágrimas de luna hiriente.
¡Salvame! Dios mio ¡ Salvame!
En el crepúsculo andar de los soldados en el infierno.
¡Sueltame! ¡ Sueltame!
¿ Donde la muerte de Edgar?
Tus entrañas se vuelan sobre la montaña gimiente de pecados
silentes capítulos de la vida.
Se van, se van… ¡Oh! ¡ No!
sádica delicia del a mudez en el mendrugo de pan
tibia desesperanza agónica del sacrificio.
¡ Salvame! Dios mio ¡ Salvame!
En la partida del grito acusador de alimañas sagradas;
cortan el camino hacia el día
piélago desesperado del verde en el azul mar,
aún en el viento de las noches
con el medular palpito de ciegos
recuerdos de la cruz de su entrega
¡Alan Poe!
atrás de tus manos están los dioses de las penas.
Falaz tu crepúsculo del bramido y de las olas
Se van en esos granos dorados sobre el fío invierno.
Gemidos a la distancia está partiendo el mundo de Alan,
gruesas cadenas en la desesperanza de los abismos.
Un solo día ha sido mortífero en las visiones ateas
un sueño dentro de un sueño en el precipicio;
bramido de olas en el firmamento de las olas
sus ojos están en la dorada simiente de la nada
tus manos de dioses malditos están a lo lejos.
Titilan los cuervos a lo lejos en las miríadas
esas que llevan la fé a lo mas profundo de la tierra;
tú o ningún ser es falaz desesperanza de la madriguera
donde las ratas se muerden el semen del diablo.
Tus luces están volcadas en la costa siniestra de la nada
llamas agudas te penetran
arrastrándose entre tus lágrimas de luna hiriente.
¡Salvame! Dios mio ¡ Salvame!
En el crepúsculo andar de los soldados en el infierno.
¡Sueltame! ¡ Sueltame!
¿ Donde la muerte de Edgar?
Tus entrañas se vuelan sobre la montaña gimiente de pecados
silentes capítulos de la vida.
Se van, se van… ¡Oh! ¡ No!
sádica delicia del a mudez en el mendrugo de pan
tibia desesperanza agónica del sacrificio.
¡ Salvame! Dios mio ¡ Salvame!
En la partida del grito acusador de alimañas sagradas;
cortan el camino hacia el día
piélago desesperado del verde en el azul mar,
aún en el viento de las noches
con el medular palpito de ciegos
recuerdos de la cruz de su entrega
¡Alan Poe!
atrás de tus manos están los dioses de las penas.
Falaz tu crepúsculo del bramido y de las olas
Se van en esos granos dorados sobre el fío invierno.