Editorial Alaire

Te veo en la distancia de la noche
avanzando deprisa
para cabalgar sobre las calles.

Recibo tu ritual:
una luna de piedra
se torna mariposa de la luz.

Amo sobre la sangre
de esta ciudad de magos y de locos.

Extiendes sobre mí
tu mirada sensual de lobo hambriento.

Analizo las plazas
y los contenedores
de aceras sumergidas en el sueño.

Vislumbro la belleza
de una estación de metro surreal.

En mis huesos percibo
el frío de lo oscuro que me acecha
y mi piel desde el agua se desliza
por tus manos de lluvia.

Respiro los latidos de tu cuerpo
y construyo una gruta
con nuestras voces ávidas
del calor primigenio, sin heridas.

Abandono sin miedo mi soledad desnuda
en el vagón de arena de tu infancia.

Recibo de tus labios
los códigos antiguos del deshielo
y aguardo a que el reloj de las edades,
en su complicidad,
nos retire el castigo
de esta glaciación interminable.


Ana Muela Sopeña

Siempre grato pasar por tus versos, Ana. Se respira un aire gélido, de despedida y saludo que en el ámbito del amor sabe a nostalgia, lejanía, pérdida. Me ha gustado ese salir del frío en la relación o evocación de ese amor.
Salud.

Persiguiendo los vientos de quién pueda detener las badaladas del reloj en la noche insomne.

xaime

Ana, versos bellísimos y un poema magníifico, un placer y un saludo.

Gracias, Julio, es un honor que dejes tu huella entre mis versos.

Un abrazo
Ana

Tus poemas guardan un paralelismo ciudad-estado de ánimo que los hace muy interesantes Ana. Me encantan.

Un abrazo.

"....
mi piel desde el agua se desliza
por tus manos de lluvia. .."

Estoy totalmente de acuerdo con el comentario de Israel, tienes la facultad de paralelizar la ciudad con el poema.
Te destaco estos versos, me parecen los más cálidos dentro del frío del poema, bellísimo Ana.

Un abrazo grande

Recibo de tus labios
los códigos antiguos del deshielo
y aguardo a que el reloj de las edades,
en su complicidad,
nos retire el castigo
de esta glaciación interminable.


No te iba a destacar ningún verso pero es que éstos me parecieron grandes, aunque todo el
poema tiene ese lirismo que me encanta.
Besos
Pilar

Hay medidas del frío, no hablo de gradaciones, sí de esquinas, esquinas en el frío, como un feto vagando que saca el brazo para detener su avance errático. Se sacrifica, crece, sale, habla. Parece que al detenerse, los lugares ocultos se iluminan. Ésa es la sensación. Un placer de lectura, Ana. Abrazos.

Xaime, gracias por detenerte en mis letras.

Un beso grande
Ana

Manuel, gracias por ser tan efusivo conmigo.

Un abrazo grande
Ana

Me alegra, Israel, que te parezcan interesantes mis poemas.

Un fuerte abrazo
Ana

Concha, muchas gracias por enredarte entre mis versos.

Un beso enorme
Ana

Pilar, me alegra mucho que el poema te haya gustado.

Besos
Ana