Hallie Hernández Alfaro escribió:.
Ya he sabido que sería allí,
en el idilio de Brooklyn cuando anochece,
antes del capítulo VI de la novela que nos escribe.
Lejos queda la cabellera del antro,
la polifonía sacra,
la temprana oración de los condenados.
Tus ojos moran el trigo en mis desvelos
mientras el agua ondula sus fauces bajo el puente.
A media tarde, las letras son costura firme
en el azulado frac de la esperanza.
Leemos sin parar con las manos en sueño
como si las páginas fueran levedad íntima,
ciclón breve, anarquía posible.
Mis ojos descalzan tu figura en Central Park
mientras el césped toca la humedad del milagro.
Ah, labios del norte besando a morir,
ah, yemas de río inacabable;
he sabido que sería aquí
el luminoso final de la novela que nos vive.
.
... tu poesía goa de una madurez envidiable, de brillantez, de mesura, de intimidad y también de universalidad, pues Central Park es algo de tal calibre; a menudo leo, Hallie, a los poetas del tiempo (y a ellas, claro) e irremediablemente las comparo con mis compañeras de caminatas sin fin; el resultado parecería absurdo si no me conocieras un tanto así, cuando digo que tan favorable es a quienes aquí escriben y también en algunos otros lugares; deja que internet (la vara de nuestro tiempo) acomode las cosas, querida amiga; más de cuatro saldréis por los aires en las mejores ondas y en los mejores bits; un abrazo grande; Orión
"... nunca se da de lo que se tiene, sino de lo que se es".