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A sabiendas…

Publicado: Mié, 12 Feb 2014 4:14
por Carlos Aristy
A sabiendas…

Desde Entonces, cuando me miras
siento el peso de tus ojos,
el respirar de tus pechos y el arrojo
de tu corazón y pensamiento.

Desde entonces, escucho el rugir de tu grito,
la tesura de tus piernas y
la sequía de tu copa.

Yo miro la profundidad de tu argumento.
El oro de tu arco me ciega.
Déjame sentir el látigo de tus besos,
la angustia de tus dedos de pianista.

Tiéndeme el abrazo mortal de tu amor
de cuchara hueca y suave
para abarcarlo todo y beberlo,
sorbo a sorbo, con el inmenso cariño
del que tiene tiempo para todo.

Desde entonces, yo me quedo en absoluto
silencio, paralizado, para verte a ti toda.
Como te cuajas y forma tu esencia
de aerosol infinito.
Como perfilas el deseo de la nada
a sabihonda de todo.
Como cambias el ambiente de tus axilas
y das forma a los atardeceres de nunca.

Desde entonces, yo sabía que rumiabas
mi amor, verde como lechuga…

Publicado: Mié, 12 Feb 2014 11:45
por Guillermo Cumar.
Ahora sólo falta ser correspondido en el deseo. Que el abrazo no sea mortal
que sea sólo duro, fuerte y atrevido para que la sensualidad se ponga verde
y sorbo a sorbo puedas degustarlo.

Un abrazo

Publicado: Mié, 12 Feb 2014 16:17
por Isabel Moncayo
Embaucador poema lleno de sensualidad que me ha encantado leer, Carlos, un abrazo.

Publicado: Jue, 13 Feb 2014 22:57
por Carlos Aristy
Guillermo Cuesta escribió:Ahora sólo falta ser correspondido en el deseo. Que el abrazo no sea mortal
que sea sólo duro, fuerte y atrevido para que la sensualidad se ponga verde
y sorbo a sorbo puedas degustarlo.

Un abrazo
Gracias Guillermo por dejar tus huellas. Saludos.

Publicado: Jue, 13 Feb 2014 23:00
por Manuel Alonso
Das forma a los atardeceres de nunca, un final bellísimo amigo, y el poema muy bueno, gracias, un abrazo.

Re: A sabiendas…

Publicado: Vie, 14 Feb 2014 20:07
por E. R. Aristy
Carlos Aristy escribió:A sabiendas…

Desde Entonces, cuando me miras
siento el peso de tus ojos,
el respirar de tus pechos y el arrojo
de tu corazón y pensamiento.

Desde entonces, escucho el rugir de tu grito,
la tesura de tus piernas y
la sequía de tu copa.

Yo miro la profundidad de tu argumento.
El oro de tu arco me ciega.
Déjame sentir el látigo de tus besos,
la angustia de tus dedos de pianista.

Tiéndeme el abrazo mortal de tu amor
de cuchara hueca y suave
para abarcarlo todo y beberlo,
sorbo a sorbo, con el inmenso cariño
del que tiene tiempo para todo.

Desde entonces, yo me quedo en absoluto
silencio, paralizado, para verte a ti toda.
Como te cuajas y forma tu esencia
de aerosol infinito.
Como perfilas el deseo de la nada
a sabihonda de todo.
Como cambias el ambiente de tus axilas
y das forma a los atardeceres de nunca.

Desde entonces, yo sabía que rumiabas
mi amor, verde como lechuga…

Me gusta ese tono a veces irónico y otras, caprichoso, que se insinúa en tu poesía. De todos los verdes, el verde fresco de la lechuga...un placer leerte, Carlos. Abrazos, ERA

Publicado: Sab, 15 Feb 2014 15:32
por Carlos Aristy
Isabel Moncayo escribió:Embaucador poema lleno de sensualidad que me ha encantado leer, Carlos, un abrazo.
Gracias Isabel por tu bello comentario. Abrazos.

Publicado: Dom, 16 Feb 2014 2:33
por Josefa A. Sánchez
Ironía y sensualidad se reúnen para conformar un poema bello y dicente. El verde alumbra la esperanza, dicen. Un placer leerte.
Un abrazo.
Pepa

Publicado: Mar, 18 Feb 2014 1:30
por Carlos Aristy
Manuel Alonso escribió:Das forma a los atardeceres de nunca, un final bellísimo amigo, y el poema muy bueno, gracias, un abrazo.
Mil gracias Manuel por tu comentario. Abrazos.