Jade y Sal (3)

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Moderador: Rafel Calle

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Pedro Gahete
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Jade y Sal (3)

Mensaje sin leer por Pedro Gahete »

Para vuestro comentario y/o análisis que será muy bien recibido para pulir este libro.
Lo escribí hace ya unos años y me gustaría mejorarlo con vuestra ayuda.

Me veo tras tu espejo
blanco de miedos y lunas blancas

pasado el centro del jarrón
tras tu mano iniciando lento
las curvas
los aromas
las fuentes
los cantos en el agua.

Vestí el cristal
con piel de brisas y velos
para ocultar el talle -palmeras-
espejismos que siento
tras de mi a mi lado
delante.

Cadente movimiento cítara
entre tus pasos por tu voz.

Florece el río juncales y cañas
sus brumas me dejan recuerdos
esplendor de sultanes

bailando
el velo de la ausencia.

Blanca luna la miro me observa
te siento en ella
le hablo
me escucha
con un silencio de estrellas verdes
como una noche esperando auroras.

Me tiembla el pulso
y la letra
y la voz el eco
tu sonrisa.
Mañana me dirás
que fui
el loco de esta oscuridad
plasmado en el sonido
de una mirada ciega
bajo el río de la vida.

Pedro Gahete
(Jade y Sal, poema 3)
La vida tiende un manto de silencio, y enseña lo que llevas hoy en tus manos, mañana es tan sólo un sueño.
Taller
Mensajes: 47
Registrado: Lun, 03 Dic 2007 17:18

re: Jade y Sal (3)

Mensaje sin leer por Taller »

Nos encontramos ante un poema que emplea diversos recursos tipográficos en busca de una mayor expresividad. Se utiliza la sangría, el verso (algunos, en este caso, lo prefieren llamar línea poética) fragmentado, el verso escalonado e incluso, el verso diseminado. También es notoria la ausencia de todos los signos de puntuación, excepto el punto. Estos usos cobraron su importancia con las vanguardias poéticas del principio del siglo XX y hoy su aplicación ha decaído de forma notable.
Veamos qué se pretende con estos usos y cómo dichas pretensiones alcanzan sus objetivos en el presente poema.

1) El recorrido que realiza el ojo lector desde el final de una línea hasta el comienzo de la siguiente se reduce si dicho comienzo se efectúa tras una sangría. Este infinitesimal acortamiento de la distancia, aproxima los contenidos semánticos y dota a la lectura de una aceleración que, si bien es débil, es perceptible. Si la sangría es de las denominadas “mayores” (más de media línea), el efecto buscado es el de establecer una especie de pie quebrado, con los alcances propios del mismo.

2) En cuanto a la línea poética fragmentada, puede decirse que su principal objetivo es el de hacer percibir al lector esas minúsculas pausas no sintácticas que constantemente tienen lugar durante el proceso de pensar/sentir, pausas que pueden ocurrir ante cualquier otra forma del discurso y que, al no formar parte de la lógica de la sintaxis, no son indicadas por la puntuación ordinaria.

3) La línea poética diseminada y la escalonada tienen unos evidentes efectos visuales que las aproximan ligeramente a esa dilatada corriente de poesía visual que arranca en los technopaegnia del periodo alejandrino griego y los carmina figurata latinos (tradición ininterrumpida a pesar de los momentos en que ha sido muy marginal su ejercicio), y alcanza su plenitud con las vanguardias del siglo XX. Estos efectos visuales pretendidos adquieren una doble magnitud plástico-semántica, si existe una adecuada coordinación entre la forma que adopta el texto y su contenido.

4) La puntuación puede concebirse como un sistema de signos gráficos, específicos de la escritura, cuya función es delimitar unidades de procesamiento en el texto. Se trata, por tanto, de organizadores textuales que restringen eficazmente la tarea interpretativa del lector. Los signos denominados lógicos (Catach (1994)) ―punto y final, punto y aparte, punto y seguido, punto y coma, dos puntos, coma―tienen la función primaria de definir jerárquicamente las unidades textuales de procesamiento (desde el punto y final, que delimita el texto entero, hasta la coma, que segmenta unidades sintagmáticas en el interior de la oración). Cuando, en una composición poética, el autor prescinde de todos o de la mayoría de estos signos, debe deducirse que pretende, no solo requerir del lector un mayor esfuerzo interpretativo (y, paralelamente, una mayor atención), sino dotar a su obra de una cierta ambigüedad que acreciente sus valores poéticos.



Pasemos ahora al poema y veamos los primeros dos versos:

Me veo tras tu espejo
blanco de miedos y lunas blancas

En el primero se hace una pausa entre “Me veo” y “tras tu espejo”. Pausa ligera pero suficiente para incidir en la contemplación de ese “verse”, tal como decíamos en 2). Lo mismo ocurre en el segundo verso o línea poética (denominación que preferimos), consiguiéndose enfatizar la imagen especular miedosa, imagen especular a la que contribuye la repetición simétrica del adjetivo.

En las líneas que siguen

pasado el centro del jarrón
tras tu mano iniciando lento
las curvas
los aromas
las fuentes
los cantos en el agua.

vemos una admirable muestra de ese escalonamiento que citábamos en 3), y que aquí no solo consigue el efecto visual allí citado, sino también una concatenación ágil de las imágenes expresadas. Observamos muy bien logrados este efecto. No insistimos en otros efectos para no pecar de prolijos.

En las siguientes


Vestí el cristal
con piel de brisas y velos
para ocultar el talle -palmeras-
espejismos que siento
tras de mi a mi lado
delante.


la rápida transición entre “el cristal” y “con piel…” da cuenta del efecto de débil aceleración (o no tan débil) que marcábamos en 1). Lo más notable de este fragmento es que, gracias a la diseminación de las líneas y a la ambigüedad que proporciona la ausencia de puntuación, como señalábamos en 4), el conjunto óptico

y velos
-palmeras-
que siento


pueden leerse y, por lo tanto, percibirse como una unidad poética en sí misma, aislada de la parte izquierda, la cual, así mismo, adquiere vivencia propia en un brillante juego polisémico.
Lo mismo ocurre con

a mi lado
delante


y, más abajo, en

cítara
por tu voz

y, más abajo aun, en

el eco
tu sonrisa


Insistimos en que no queremos pecar de prolijos, y, por lo tanto, omitimos la reseña de los efectos citados en los puntos 1) a 4) presentes en el resto del poema, los cuales un observador avisado podrá advertir claramente. Únicamente, manifestamos extrañeza por la permanencia de los puntos en el texto, cuando el efecto separador de los mismos puede lograrse tan solo con la mayúscula de la letra siguiente.

Solo nos resta añadir que, en lo tocante a la poética más convencional, encontramos unas imágenes muy innovadoras (salvo en “noche esperando auroras”, “mirada ciega” y “río de la vida”, más usadas ya). Verdaderas sorpresas emotivas constituyen expresiones como

Vestí el cristal
con piel de brisas

esplendor de sultanes

un silencio de estrellas verdes

y prácticamente todas las demás.

Un gran poema que reaviva técnicas que tuvieron su apogeo en el principio del siglo XX y que están ahí, pendientes de quien sea capaz de hacerlas resurgir con el talento que aquí se manifiesta.
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Pedro Gahete
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Ubicación: MADRID

re: Jade y Sal (3)

Mensaje sin leer por Pedro Gahete »

He llegado hace unos días de un viaje fuera de España, y, llevo unos días intentando buscar algo para contestar, pero me habeis dejado sin "imaginación" para contestaros.

No esperaba, sinceramente, este comentario, tan bien construido y explicado.

Pondré el poema en el foro, con los arreglos, que espero comentéis igualmente, sobre las imágenes que notáis más usadas :

“noche esperando auroras”, “mirada ciega” y “río de la vida”

Cambiadas por :
tristeza esperando auroras, inhibida mirada, peregrina tenebrosa



Mis sinceras gracias



Pedro Gahete
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