RECETAS CONTRA EL INSOMNIO (EB)
Publicado: Lun, 03 Feb 2014 18:50
Es tan fácil dormir
como bajar a la cala del barco
con los ojos cerrados,
imaginar que a tu lado caminan
Crispín, Goliath,
Capitán Trueno;
que en la panza vacía
del tiburón de palo
camastros de panocha
acogen tu cansancio.
Así de fácil se despista al insomnio,
se aturde al incómodo zumbido de la angustia,
se sacude a la sombra
que el pasado tenaz nos cuelga de la espalda.
Es tan fácil quemar
el fuego deleznable de la amante imprecisa
como cerrar los ojos y acoplar
en la entrepierna cuestionada
el pene de cristal de un fragante coloso,
un obelisco, un menhir,
la espada de algún heroico mártir
o una luz cenital del propio infierno.
Es así de sencillo: sustituyes lo real,
lo guardas con cuidado en el arca de Noé,
te inventas un diluvio
y te echas a dormir hasta que todo empiece
de nuevo y no recuerdes
que fuiste tan pequeño.
Es fácil, sí. Decide
que es fácil el camino:
soñar que flotas en las nubes
igual que un Baco travieso y gordezuelo
de cárdenas mejillas y pelo ensortijado;
o soñar en el borde
de algodonosos cúmulos
y ver pasar abajo los minúsculos pueblos
donde abdican los sabios de sus cuitas pesadas,
al sol, siempre al caliente abrazo de Helios;
y soñarte, aunque sólo un segundo,
genial como Pessoa,
audaz como tú mismo.
Soñar, dormir con los amigos
en los cómics.
Soñar sin alas y sin pensamientos.
como bajar a la cala del barco
con los ojos cerrados,
imaginar que a tu lado caminan
Crispín, Goliath,
Capitán Trueno;
que en la panza vacía
del tiburón de palo
camastros de panocha
acogen tu cansancio.
Así de fácil se despista al insomnio,
se aturde al incómodo zumbido de la angustia,
se sacude a la sombra
que el pasado tenaz nos cuelga de la espalda.
Es tan fácil quemar
el fuego deleznable de la amante imprecisa
como cerrar los ojos y acoplar
en la entrepierna cuestionada
el pene de cristal de un fragante coloso,
un obelisco, un menhir,
la espada de algún heroico mártir
o una luz cenital del propio infierno.
Es así de sencillo: sustituyes lo real,
lo guardas con cuidado en el arca de Noé,
te inventas un diluvio
y te echas a dormir hasta que todo empiece
de nuevo y no recuerdes
que fuiste tan pequeño.
Es fácil, sí. Decide
que es fácil el camino:
soñar que flotas en las nubes
igual que un Baco travieso y gordezuelo
de cárdenas mejillas y pelo ensortijado;
o soñar en el borde
de algodonosos cúmulos
y ver pasar abajo los minúsculos pueblos
donde abdican los sabios de sus cuitas pesadas,
al sol, siempre al caliente abrazo de Helios;
y soñarte, aunque sólo un segundo,
genial como Pessoa,
audaz como tú mismo.
Soñar, dormir con los amigos
en los cómics.
Soñar sin alas y sin pensamientos.