Editorial Alaire

ASESINADAS


Tenía dos hijas y una madre que se llamaba Amarilla
y que bebía aguardiente los sábados de náuseas.
Las niñas comían los gusarapos de la carencia
y crecían hacia el techo oxidado de la duración.
Ella hacía crecer sus ojeras hacia atrás y sus senos hacia abajo.
Ella limpiaba la orina derramada en los esmaltes,
respiraba la sombra de los perfumes de marca
y guardaba en su armario unos tacones de porcelana.
Ella no gritaba, no rezaba, no se dejaba engañar
por los hombres que llevaban bolígrafos de cobre.
Tenía dos hijas y una se llamaba Amanecer
y la otra tenía los ojos grandes como la sumisión.
Soñaba con calzar esos tacones, con lavarse esas manos.
Soñaba con escapar del dragón del cuento de hadas
que golpeaba sus pómulos en las tardes de tormenta.
Se unieron los caudales de la sangre de las cuatro
aquella noche que se pintó de amor los labios.

Impresionante, Jerónimo.

Pobreza, abuso, distopía y muerte.

Aplausos
Un abrazo
Ana

Una gestalt dolorosa y perfecta, ataviada de colmillos y aciertos. El cuadro sangra ante nosotros, nos salpica, nos involucra. La historia femenina, el género Mujer, la barbarie que respira abuso, las cicatrices...

Aplausos muchos, querido compañero; y gracias por compartir.

Beso grande.

Ana Muela Sopeña escribió:Impresionante, Jerónimo.

Pobreza, abuso, distopía y muerte.

Aplausos
Un abrazo
Ana

Gracias por tu comentario, Ana. Conciso, explícito y generoso.

Un abrazo.

Jerónimo

Vidas truncadas como tantas otras, en un universo poblado de injusticias, pobreza y muertes. Un poema excelente, Jerónimo. Te felicito. Abrazos.

Sólo un verdadero poeta puede transformar el dolor en belleza y hacer que la belleza duela. Que eres muy grande, puñetero. Un beso enorme.

Un poema magnífico, apreciado amigo Jerónimo. En él sabes decirlo todo sin decirlo: arte puro de la palabra poética, sugerencia que ofrece al lector la interpretación propia, su visión del mundo que el valor polisémico del verso le facilita.
Tu trabajo me parece una obra sustantiva en el sentido de desnuda, sin auxilio alguno del epíteto, además en cuanto a su fondo, de oportuna y necesaria en su denuncia social. La descripción que ofreces se adentra en el sentimiento que se quiebra, en los sueños que se disipan a causa de esta lacra tan actual, tan vigente. Y lo haces penetrando en el alma de la mujer, con determinación y serenidad, sin caer en concesiones gratuitas.
Para mí la singularidad poética que todos los aficionados perseguimos y que en mi modesta opinión marca la excelencia, estriba en la "manera" de construir el lenguaje del poema: la tuya está clara, porque podríamos -yo creo que sin duda- identificarte por tus versos.

Mi felicitación y reconocimiento.

Recibe un gran abrazo con mi efusivo aplauso.
Felipe.

Desgarrador poema escrito con delicada sensibilidad. Te aplaudo y agradezco que compartas
tu sentimiento.
Besos
Pilar

Hallie Hernández Alfaro escribió:Una gestalt dolorosa y perfecta, ataviada de colmillos y aciertos. El cuadro sangra ante nosotros, nos salpica, nos involucra. La historia femenina, el género Mujer, la barbarie que respira abuso, las cicatrices...

Aplausos muchos, querido compañero; y gracias por compartir.

Beso grande.

Las gracias a ti, querida Hallie-sol. Sé que has captado toda la tragedia encerrada en este poema y que es sólo un reflejo de la vida. Me entusiasma tu complicidad.
Un beso.
Jerónimo

La palabra poética en su máxima expresión, fondo y forma, a la altura del gran poeta que eres. Tu elegancia a la hora de construir un poema es reconocible desde cualquier punto que se observe. Un poema que denuncia la injusticia, la pobreza y la muerte. Mis felicitaciones y admiración.

Un gran abrazo, de un Canario en México.

José Manuel F. Febles

Jerónimo Muñoz escribió:ASESINADAS


Tenía dos hijas y una madre que se llamaba Amarilla
y que bebía aguardiente los sábados de náuseas.
Las niñas comían los gusarapos de la carencia
y crecían hacia el techo oxidado de la duración.
Ella hacía crecer sus ojeras hacia atrás y sus senos hacia abajo.
Ella limpiaba la orina derramada en los esmaltes,
respiraba la sombra de los perfumes de marca
y guardaba en su armario unos tacones de porcelana.
Ella no gritaba, no rezaba, no se dejaba engañar
por los hombres que llevaban bolígrafos de cobre.
Tenía dos hijas y una se llamaba Amanecer
y la otra tenía los ojos grandes como la sumisión.
Soñaba con calzar esos tacones, con lavarse esas manos.
Soñaba con escapar del dragón del cuento de hadas
que golpeaba sus pómulos en las tardes de tormenta.
Se unieron los caudales de la sangre de las cuatro
aquella noche que se pintó de amor los labios.

Lo primero que quiero aplaudir de este poema es la originalidad de su presentación cognitiva. Aquí el lenguaje se presta al proceso poético de trasmitirnos una realidad "real", cruda, dolorosa, actual, sin debilitar su condición intrínsecamente poética. En efecto, en esta historia descarnada, lejos está la denuncia panfletaria, o política, o sectaria. Aquí se ahonda en la condición más lacerante del ser humano, para presentarnos, como un plato codicioso del hombre sin alma, la gran injusticia que se sucede a lo largo de la historia humana. Es este cuento poético una sorpresa agradable, una degustación estética invalorable, que sólo los poetas consumados pueden brindarnos. Te felicito, amigo. Creo haber podido aprehender la magia que tu talento ha derramado en este texto.

Un abrazo.
Óscar

Se puede matar de muchas maneras, Jerónimo, la muerte se oculta, a veces, en forma de latido. Tú viertes esa "sangre" en forma de palabras, recordándonos que la cruelad puede estar en todas partes.

Muy original este derroche Poético, toda una muestra de cómo la palabra puede galopar sobre sí misma.

Un abrazo, Poeta.

Rosa Marzal escribió:Vidas truncadas como tantas otras, en un universo poblado de injusticias, pobreza y muertes. Un poema excelente, Jerónimo. Te felicito. Abrazos.

Como sabes, poco a poco te he ido conociendo poéticamente. Recibir ese mensaje tuyo, ahora que sé de tu grandeza, me da alas para seguir volando hacia la poesía. Gracias, Rosa, poeta-exquisita.
Un abrazo.
Jerónimo

Mari Cruz Agüera escribió:Sólo un verdadero poeta puede transformar el dolor en belleza y hacer que la belleza duela. Que eres muy grande, puñetero. Un beso enorme.

Sólo una verdadera poeta puede encontrar esa metamorfosis de ida y vuelta que el autor (yo), como siempre ocurre, ni siquiera había imaginado. Gracias.
Mi estatura no es mucha, querida. En ningún sentido.
Besazo.
Jerónimo

Felipe Fuentes García escribió:Un poema magnífico, apreciado amigo Jerónimo. En él sabes decirlo todo sin decirlo: arte puro de la palabra poética, sugerencia que ofrece al lector la interpretación propia, su visión del mundo que el valor polisémico del verso le facilita.
Tu trabajo me parece una obra sustantiva en el sentido de desnuda, sin auxilio alguno del epíteto, además en cuanto a su fondo, de oportuna y necesaria en su denuncia social. La descripción que ofreces se adentra en el sentimiento que se quiebra, en los sueños que se disipan a causa de esta lacra tan actual, tan vigente. Y lo haces penetrando en el alma de la mujer, con determinación y serenidad, sin caer en concesiones gratuitas.
Para mí la singularidad poética que todos los aficionados perseguimos y que en mi modesta opinión marca la excelencia, estriba en la "manera" de construir el lenguaje del poema: la tuya está clara, porque podríamos -yo creo que sin duda- identificarte por tus versos.

Mi felicitación y reconocimiento.

Recibe un gran abrazo con mi efusivo aplauso.
Felipe.

Me abrumas y, a la vez, me congratulas, Felipe. ¡Quién pudiera escribir comentarios como este!
Tu crítica es profunda, exhaustiva... y conmovedora. No sé como poder agradecerte esta atención que has prestado a mi poema.

Te mando un fuerte abrazo con mi reconocimiento perdurable y mi admiración inconmovible.

Gracias.

Jerónimo