Editorial Alaire

El suicida es por lo general blanco,
Aunque ignora su papel,
Ahora piensa en público,
en el cerco de sus cardenales,
de par en par abre el periódico,
Recita versos de Stevens,
salta a la comba.

El suicida se atreve sólo con la música,
Se suicida a través de la sonrisa,
Desconoce su valor económico,
Sólo le importa su función terapéutica,
Rechaza cualquier otra proposición,
Escucha a Roger Wolfe,

Buen tipo el suicida
piensan algunos pensionistas,
De trajes cortados a tijeretadas,
Que habían dejado el tabaco negro,
Despidiéndose de nadie,
Doblando la esquina de París,
Y la de su tarjeta de visita
En señal de luto y condolencia
En el vestíbulo del metro.

Algo pesado exclamó otro,
Calado por la lluvia de unos labios
Excesivamente rojos,
Fiel a la tradición familiar
de llevar siempre la razón,
después de dar el pésame
al marido infiel del finado
y dejar un rastro permanente
a pésima colonia refrescante.

Los suicidas son todos muy parecidos
Como si fueran gemelos
Algunos crepitan como hogueras en los púlpitos
Otros dejan los brazos en depósito
A cambio de palabras azules
Empeñados en puentes, festivos y horas extraordinarias,
Los días de diario y ambulatorios,

El sábado, 28 de diciembre de 1919,
Conocí a uno en la calle Ordoño II,
de la ciudad de León, (Legión VII),
indolentemente apoyado en un coche negro,
los faros apagados,
guardabarros de níquel y oro irlandés,
asientos de cuero, color cobre,
Un majestuoso Ford,
Matrícula capicúa,
De tres cifras,
Estacionado en la parada de taxis,
al pie de la sala de fiestas Salamanca.
Alguien dijo en voz alta,
Saliendo de la cafetería, ¡el teléfono!
A juzgar por la gabardina doblada
Sobre el hombro izquierdo,
el traje gris a rayas,
bajo aquél sombrero negro,
de fieltro,
y aquella forma tan particular de sujetar
con el índice y el pulgar, la punta del cigarrillo apagado, negro,
(una letra mayúscula negra, sobre los quilates del sello),
Era el señor comisario, quien, detenidamente,
leía aquella nota,
Antes de que lo hiciera el juez de guardia
Que levantó el cadáver colgado todavía del teléfono.
Las últimas voluntades,
De un hombre que no parecía tener mucha prisa,
Y que no supo obrar convenientemente,
Después de jugar toda su vida a las chapas,
Bajar banderas, hacer carreras,
mantener a un chulo y una relación paralela,
con un bailarín de París,
que acababa de despedirse a la francesa,
del Salamanca.

enorme Manuel enorme. cada vez me gustan más esas mayúsculas iniciales que desoyen cualquier consejo y los versos que se desparraman, y las historias que intentan oírse detenidas en lugares nuevos...para beber en vasos de plástico, para repasar una guía donde todos están ausentes y tan solo quedan palabras que necesitan lugares, escenas, prisas, cien comienzos consumados.
mis respetos

Me ha gustado mucho tu poema, tocayo. Hay imaginación en su lenguaje y un tono poético enriquecedor. Un placer de lectura.
Un fuerte abrazo.

El mejor poema que te he leído. Me ha gustado la forma que le has dado para un fondo profundo.
Aplausos
Besos
Pilar

Macedonio, gracias por leer mi poema, amigo, es un placer tenerte por aquí, acabo de leer uno tuyo, es muy bello, te envío un fuerte abrazo.

Ronald, eres muy amable al pasarte por aquí te lo agradezco y te saludo efusivamente.

Manuel, tocayo, es un placer, sabes que te admiro y te sigo, gracias por las letras, un abrazo.

Pilar eres estupenda, bueno no te conozco pero me atrevo a afirmarlo, gracias por leerme, yo también te sigo, un beso.

Manuel, un poema que arroja sus verdades desde una plataforma existencial, empiezo a identificar tu estilo, hay fina ironía y una manera de evocar muy pintoresca. Me ha encantado. Mis abrazos.

Gracias Marius, por tus palabras alagadoras, que no se si merezco, es un placer que pase´n por aquí personas y poetas como tú, un abrazo.

Suicidas se deja leer con una agudeza envidiable, Manuel.
Atrapa y no afloja ni un segundo la emoción.

Un abrazo y gracias por compartir.

[quote="Hallie Hernández Alfaro"]Suicidas se deja leer con una agudeza envidiable, Manuel.
Atrapa y no afloja ni un segundo la emoción.

Un abrazo y gracias por compartir.[/quote]

Gracias amiga Hallie, siempre tan amable y ofreciendo palabras alagadoras, eres un encanto y una gran poeta, un beso.

Hermoso e interesante poema de Manuel.

Gracias Rafael, eres muy amable, un abrazo, amigo.