Publicado: Mar, 21 Ene 2014 20:53
Ronald, me he permitido, de arreglar un poco tu poema, para una mejor lectura, pues no se veía nada.
Un abrazo.
Hace días cargo el poema sangrante
de tanta lejanía.
Sólo tu evoación
transfigurada en luna,
brisa o papel me reconforta.
Sólo tu palabra viajando
trashumante
más allá del espacio y el olvido,
brindando a la memoria
de la más breve eternidad
soles fecundos,
besos de urgentes avideces.
Traigo el poema herido,
en él tú sueñas
del delirio a la altiva
soledad de la noche,
transcurres de las frías agujas del bosque
al abrazo cálido que dimos, clandestinos,
casi anónimos amigos, desterrados.
Lo traigo abierto
entre las suturas de esta niebla
Te pido en la distancia
tus unciones de maga,
clamo por tus labios restañando mis costados,
solicito esta visita a domicilio, estás tan suave,
algo tienen tus ojos:
a ellos debo mis últimos asombros.
No se extinguirá jamás
el cielo azul de tu frazada.
Un abrazo.
Hace días cargo el poema sangrante
de tanta lejanía.
Sólo tu evoación
transfigurada en luna,
brisa o papel me reconforta.
Sólo tu palabra viajando
trashumante
más allá del espacio y el olvido,
brindando a la memoria
de la más breve eternidad
soles fecundos,
besos de urgentes avideces.
Traigo el poema herido,
en él tú sueñas
del delirio a la altiva
soledad de la noche,
transcurres de las frías agujas del bosque
al abrazo cálido que dimos, clandestinos,
casi anónimos amigos, desterrados.
Lo traigo abierto
entre las suturas de esta niebla
Te pido en la distancia
tus unciones de maga,
clamo por tus labios restañando mis costados,
solicito esta visita a domicilio, estás tan suave,
algo tienen tus ojos:
a ellos debo mis últimos asombros.
No se extinguirá jamás
el cielo azul de tu frazada.