Ojalá
Publicado: Jue, 16 Ene 2014 0:43
Julia no entiende. Extenuada,asoma apenas su rostro tras las sábanas. Muchas preguntas inundan su cabeza.
- "¿En que creer?"
- "¿Cómo centramos la vida?"
Hoy todo parece distinto, mejor y peor al mismo tiempo. Hoy parece haber entrado en barrena, y cuando eso ocurre, ¿cómo recuperar el vuelo?.
- "No lo sé" –se dice.
Sola, habla consigo misma. Un diálogo interminable, buscando las causas. Sabe que éstas son siempre las acumuladas, aquellas que parecen nada y que en realidad son un todo que parece llamarla a cambiar de vida o a retomar las cosas de otra manera.
¿La razón de todo? Ella siente que es el miedo. Miedo a estar así por estropear las cosas y, a la vez, la seguridad de que es un camino al que ha llegado con buenas intenciones,pero torcida.
¿La culpa? – Quien sabe. Un poco de todos. Y si encima la comunicación no existe, entonces, ¿cómo recuperarla cuando ya estaba perdida?
La historia personal, eso es lo que le impone. Saber que los sucesos en la vida marcan, se arrastran, nos inundan y nos nombran.
- ¿Por qué se revuelve todo?
No lo sabe. Querría que no fuera así, que todo fuera bien. Querer y que nos quieran bien, que nos tengan en cuenta, en cuenta... Y así pasa a ese otro lado, del que no se siente nada satisfecha, y del que solo puede salir si se la ayuda. Y el círculo cerrado de la incomunicación no ofrece puertas, ni lianas, ni escaleras. Solo esa indiferencia.
Recuperar el hilo es cuestionarse si vale la pena aguantar.
- "¿Por qué la vida no será más fácil?"
Conociendo los caracteres, ella sabe que hay que aceptar, tolerar, pero a veces por ello pierde de vista su propia estima y su personalidad, humor, forma de estar... Por aceptar.
¿Cuándo vale la pena? ¿Y cuándo no? ¿Qué significa que no valga la pena y qué que sí? ¿Dónde pone el listón? Y si ni siquiera se le ofrece un guiño, ¿cómo recupera entonces el tono?
- "¡Ah!, cuánto se complican las jodidas cosas, y que miedo, que miedo tiene una siempre. Por experiencias pasadas. Porque al final puede que todo sea lo mismo y me vea reflejada como tan equivocada".
- "¡Soy tonta!" – grita enfurecida.
Porque las consecuencias anteriores ya las sabe, sabe a que llevan estos desengaños, sí.
Julia rebusca de donde sacar las fuerzas y con que cara mirar al mundo.
- "Se apagó la luz…Y ni siquiera fui yo -exclama. La apagaron. Sin preguntar, como siempre".
Es la facultad de no comprometerse en la conversación, de no hablar de nada. De ser nada. De no construir.
- "¿Sigo?"
- "¿Me doy la vuelta?"
- "¿En que creer?"
- "Sí, estoy perdida. ¿Por qué os vais?"
-" Si ésta es la lucidez, ¿es la realidad?, es decir, ¿soy en estos momentos poseedora de la verdad?"
- "Esa es la cuestión. ¿Soy presa de las circunstancias o se valorar significativamente los hechos y actuar en consecuencia?"
- "Y si los hechos demuestran lo peor, ¿me pregunto por qué sucedió así y no de otra manera? ¿Me dispongo a disfrazarme de esperanza y ver de lo poquito bueno la puerta de salida?"
- "¿Qué hacer sin la comunicación? Y cuando compruebo que creo amar a pesar de todo, ¿cómo abrazo a ese amor que permanece en la sombra, inalcanzable? Si lo abrazo bastará un gesto de indiferencia y si no, solo me hará daño a mi misma".
- "Toda una duda. Luchar en la derrota o seguir derrotada. Sólo mi postura ante la vida cambiará, y eso me dejará o ciega, o realista y hecha pedazos. Justo ahora, cuando tocaba disfrutar".
-"Desayunar melancolía, almorzar miedo y cenar tristeza. Un menú nada aconsejable".
- "¿En que creer?"
- "¿Dónde dirigir la esperanza?"
- "¿Cómo abordar mis metas?"
- "¿El amor lleva al amor? Y si, al dar más amor, sigue la misma indiferencia, ¿es que no se amar?
- "¿Dónde encargo la felicidad mutua?"
Ojalá exista Julia.
Ojalá no tengas más días como éste.
Ojalá sepamos amar a los demás como se merecen.
Ojalá sepamos dar la vuelta cuando haya que darla.
Ojalá tengamos valor.
Ojalá seamos tan lúcidos.
Ojalá nos amen.
Ojalá
- "¿En que creer?"
- "¿Cómo centramos la vida?"
Hoy todo parece distinto, mejor y peor al mismo tiempo. Hoy parece haber entrado en barrena, y cuando eso ocurre, ¿cómo recuperar el vuelo?.
- "No lo sé" –se dice.
Sola, habla consigo misma. Un diálogo interminable, buscando las causas. Sabe que éstas son siempre las acumuladas, aquellas que parecen nada y que en realidad son un todo que parece llamarla a cambiar de vida o a retomar las cosas de otra manera.
¿La razón de todo? Ella siente que es el miedo. Miedo a estar así por estropear las cosas y, a la vez, la seguridad de que es un camino al que ha llegado con buenas intenciones,pero torcida.
¿La culpa? – Quien sabe. Un poco de todos. Y si encima la comunicación no existe, entonces, ¿cómo recuperarla cuando ya estaba perdida?
La historia personal, eso es lo que le impone. Saber que los sucesos en la vida marcan, se arrastran, nos inundan y nos nombran.
- ¿Por qué se revuelve todo?
No lo sabe. Querría que no fuera así, que todo fuera bien. Querer y que nos quieran bien, que nos tengan en cuenta, en cuenta... Y así pasa a ese otro lado, del que no se siente nada satisfecha, y del que solo puede salir si se la ayuda. Y el círculo cerrado de la incomunicación no ofrece puertas, ni lianas, ni escaleras. Solo esa indiferencia.
Recuperar el hilo es cuestionarse si vale la pena aguantar.
- "¿Por qué la vida no será más fácil?"
Conociendo los caracteres, ella sabe que hay que aceptar, tolerar, pero a veces por ello pierde de vista su propia estima y su personalidad, humor, forma de estar... Por aceptar.
¿Cuándo vale la pena? ¿Y cuándo no? ¿Qué significa que no valga la pena y qué que sí? ¿Dónde pone el listón? Y si ni siquiera se le ofrece un guiño, ¿cómo recupera entonces el tono?
- "¡Ah!, cuánto se complican las jodidas cosas, y que miedo, que miedo tiene una siempre. Por experiencias pasadas. Porque al final puede que todo sea lo mismo y me vea reflejada como tan equivocada".
- "¡Soy tonta!" – grita enfurecida.
Porque las consecuencias anteriores ya las sabe, sabe a que llevan estos desengaños, sí.
Julia rebusca de donde sacar las fuerzas y con que cara mirar al mundo.
- "Se apagó la luz…Y ni siquiera fui yo -exclama. La apagaron. Sin preguntar, como siempre".
Es la facultad de no comprometerse en la conversación, de no hablar de nada. De ser nada. De no construir.
- "¿Sigo?"
- "¿Me doy la vuelta?"
- "¿En que creer?"
- "Sí, estoy perdida. ¿Por qué os vais?"
-" Si ésta es la lucidez, ¿es la realidad?, es decir, ¿soy en estos momentos poseedora de la verdad?"
- "Esa es la cuestión. ¿Soy presa de las circunstancias o se valorar significativamente los hechos y actuar en consecuencia?"
- "Y si los hechos demuestran lo peor, ¿me pregunto por qué sucedió así y no de otra manera? ¿Me dispongo a disfrazarme de esperanza y ver de lo poquito bueno la puerta de salida?"
- "¿Qué hacer sin la comunicación? Y cuando compruebo que creo amar a pesar de todo, ¿cómo abrazo a ese amor que permanece en la sombra, inalcanzable? Si lo abrazo bastará un gesto de indiferencia y si no, solo me hará daño a mi misma".
- "Toda una duda. Luchar en la derrota o seguir derrotada. Sólo mi postura ante la vida cambiará, y eso me dejará o ciega, o realista y hecha pedazos. Justo ahora, cuando tocaba disfrutar".
-"Desayunar melancolía, almorzar miedo y cenar tristeza. Un menú nada aconsejable".
- "¿En que creer?"
- "¿Dónde dirigir la esperanza?"
- "¿Cómo abordar mis metas?"
- "¿El amor lleva al amor? Y si, al dar más amor, sigue la misma indiferencia, ¿es que no se amar?
- "¿Dónde encargo la felicidad mutua?"
Ojalá exista Julia.
Ojalá no tengas más días como éste.
Ojalá sepamos amar a los demás como se merecen.
Ojalá sepamos dar la vuelta cuando haya que darla.
Ojalá tengamos valor.
Ojalá seamos tan lúcidos.
Ojalá nos amen.
Ojalá