Editorial Alaire

¿Quién dijo que el silencio es mudo?
¿que se asemeja al corazón de las palomas?

Os mintió.
Yo he sentido la máscara de su hipocresía,
su doble trance,
su arisca lengua
clavárseme en los ojos:
la aurora, la duda, una muerte... la duda otra vez,
ya lejana, la fracción ínfima del milagro,
el hallazgo entre el fiemo del rostro de dios
bajo uñas de ausencia;
tal vez un esbozo de luz que presagie
la cercanía del amanecer,
tal vez el beso letal, definitivo;
y el terciopelo de un sueño ajándose en las manos,
amarilleando mi nuca,
y mis alas huyendo por mis pies,
y mis pies bailando, sangrando
bajo el filo de la navaja,
ateridos de fiebre,
ateridos de averno.

Y el silencio
golpeando mi oído sin cesar
como un tambor de abismo,
acrecentando
su densidad espectral,
prolongando
hora tras hora,
noche tras noche,
su extensión de terrible serpiente.

Trágico si no fuese por lo estético. Sigues con tu esencia delicada y construyes tus creaciones con panes de oro.
Me alegro de haberte leído. Me reconcilio con la belleza en el poema.
Besos.
Jerónimo

Finos y profundos versos, para leer y releer.
Un abrazo, poeta

Extraordinario poema, querida amiga. Desde los primeros versos uno se deja profundamente afectado por la profundidad. El silencio que se asemeja al corazón de las palomas - y su metamorfosis en serpiente, es toda una emoción la obra, multiplicada, arrojada del sentido, emoción que ya no necesita de la realidad para ser real porque se sobrevive a si misma. Abrazo y felicitaciones sinceras, Rosa.

Siempre te digo lo mucho que me gusta leerte. Este poema rezuma soledad y lo hace con la belleza de tu palabra. Felicidades .
Besos
Pilar

Magnífico poema, rosa en el que entregas tu día a día en el sentir propio
y profano del silencio presente y del futuro en el que se acopla sin remedio
la esperanza vertida en deseo o sueño.

un abrazo

Los versos finales son magníficos, engrandecen tu obra. Me gustó leerte.

Excelente poema. Lo he disfrutado. Un abrazo.

Rosa, hay algo sublime en tu vida metafórica. Y una fuerza condenada a la belleza pura, a las nubes más finas, más azules.

Dolor, inmanencia, alturas, infinitud.

De pie para aplaudirte, querida poeta.

Abrazos y felices horas.