Dioses

[Ignacio Mincholed]

...

Ya no moriría por mis ideas
ni llevo camisas estampadas.
Los dioses se me van muriendo,
apenas me quedan, se agostan
cuando los enfrento a la pasión,
se desvanecen apáticos sin misión,
y tengo por mascota un cocodrilo.

Ya no son dioses a la moda
y los que nacen estos días duran
lo que dura la moda y no volverán,
lentamente los mastica piadoso.

Vivo en lo inabarcable,
en la inquietud de la desproporción
del deseo entre lo nuevo y lo eterno.
Soy profundamente superficial
en la estabilidad del desinterés
hasta que acude eléctrica la emoción
y el seso gira a renombrar lo agrio.

No voy tras los megáfonos
ni persigo el fuego de las promesas,
me oriento según el aire tiembla
y detesto la gravedad de lo estable.

Me fijo en el horizonte de luces anchas
con sombras curvas, con voces bajas.
Me aturdo en el confín de la niebla
cuando apresto el oído y su voz me habla.
Atiendo a la noche cuando dibuja los perfiles.
Acaricio su cabeza, se duerme y me duermo.
Salgo, busco en el jardín y sólo en ti reparo.

...

[Ana Muela Sopeña]

Ignacio:
A veces los dioses, las religiones, la política se desvanecen en un torbellino caótico de sinsentido. Pero el amor nunca se agota.

Me ha gustado mucho cómo consigues interconectar lo individual y lo social en este poema.

No estamos en tiempos de grandes utopías, pero el amor nos salva, como a ti...

Un abrazo fuerte
y
Enhorabuena por la profundidad de tu poema y su valor sociológico
Ana

[Macedonio Tracel]

el poema es de una factura muy fina y de mucha humanidad. no hay subestimaciones para con el lector, solo la simpleza de la charla poética instalada en saberse la vida, en a veces saberse la vida, en algunas veces pedirla, disfrutarla, en otras, discernir que también nos hemos aturdido pero que eso en una poesía, vale lo mismo.
muy bueno

[Hallie Hernández Alfaro]

"Me fijo en el horizonte de luces anchas
con sombras curvas, con voces bajas.
Me aturdo en el confín de la niebla
cuando apresto el oído y su voz me habla.
Atiendo a la noche cuando dibuja los perfiles.
Acaricio su cabeza, se duerme y me duermo.
Salgo, busco en el jardín y sólo en ti reparo. "


Me ha gustado muchísimo este final, Ignacio.
Dioses sin armadura, un poco esmirriados, nada de Quijote en sus venas, baja ralea y con abrigos sin calor.

Enhorabuena poeta y felices horas.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un poema de una calidad extraordinaria, amigo Ignacio, directo, sin tapujos, que profundiza en la desconfianza de una vida que se desarrolla en el desenguaño.. esa ironía que dignifica a todos los perdedores conscientes de su pérdida, muchas veces, buscada, por rechazo a la oferta obtenida.


Un abrazo.

[Pilar Morte]

Me ha gustado el poema, el desarrollo de la pérdida de utopías y dioses. Para mi gusto un buen poema porque llega directo y termina con aquello que en realidad mueve el mundo, el amor.
Besos
Pilar

[Josefa A. Sánchez]

Es difícil derribar los propios dioses, aunque tengan los pies de barro. Lo mejor es dejar que caigan por su propio peso. Hay mucha ironía en estos versos...y mucha calidad poética y humana. Un lujo leerte.
Un abrazo.
Pepa

[Luna de Nos]

...

Ya no moriría por mis ideas
ni llevo camisas estampadas.
Los dioses se me van muriendo,
apenas me quedan, se agostan
cuando los enfrento a la pasión,
se desvanecen apáticos sin misión,
y tengo por mascota un cocodrilo.

Ya no son dioses a la moda
y los que nacen estos días duran
lo que dura la moda y no volverán,
lentamente los mastica piadoso.

Vivo en lo inabarcable,
en la inquietud de la desproporción
del deseo entre lo nuevo y lo eterno.
Soy profundamente superficial
en la estabilidad del desinterés
hasta que acude eléctrica la emoción
y el seso gira a renombrar lo agrio.

No voy tras los megáfonos
ni persigo el fuego de las promesas,
me oriento según el aire tiembla
y detesto la gravedad de lo estable.

Me fijo en el horizonte de luces anchas
con sombras curvas, con voces bajas.
Me aturdo en el confín de la niebla
cuando apresto el oído y su voz me habla.
Atiendo a la noche cuando dibuja los perfiles.
Acaricio su cabeza, se duerme y me duermo.
Salgo, busco en el jardín y sólo en ti reparo.

...

Llega un punto en el que uno se asume, asume el entorno y la realidad, aunque luche en su contra, aunque resista y se resista a aceptar ciertas cosas, y a ser o parecer simpático y benevolente. Sólo el amor es capaz de rescatarnos.
Me gustó mucho el comentario de Macedonio, y si lo vuelvo a leer, diría mejor no digo nada .
Un abrazo Ignacio, Luna.-

[Ignacio Mincholed]

Ignacio:
A veces los dioses, las religiones, la política se desvanecen en un torbellino caótico de sinsentido. Pero el amor nunca se agota.

Me ha gustado mucho cómo consigues interconectar lo individual y lo social en este poema.

No estamos en tiempos de grandes utopías, pero el amor nos salva, como a ti...

Un abrazo fuerte
y
Enhorabuena por la profundidad de tu poema y su valor sociológico
Ana

Ana, muchas gracias por la nota. La aprecio y me alegra en los puntos que tocas.

Un abrazo.
Ignacio

[Ignacio Mincholed]

el poema es de una factura muy fina y de mucha humanidad. no hay subestimaciones para con el lector, solo la simpleza de la charla poética instalada en saberse la vida, en a veces saberse la vida, en algunas veces pedirla, disfrutarla, en otras, discernir que también nos hemos aturdido pero que eso en una poesía, vale lo mismo.
muy bueno

Saludos Macedonio. Aprecio tu comentario sobretodo por lo que dices acerca del lector. No sé bien si es que puede parecerlo, aunque sea fugazmente, o que se percibe de inmediato, como tú dices, que no hay tal. Eso me alegra porque no está en mi intención.

Luego ya, saberse la vida... ¿quién se la sabe?

Gracias y un abrazo.
Ignacio

[Manuel Alonso]

Hola Ignacio, es un buen poema, te felicito, gracias. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Acabo de leer un poema realmente bueno. Felicidades por él y un abrazo.

[Rafel Calle]

Sancho frente al Quijote. Pero ¿es posible la belleza del pragmatismo? Si hubiera una rendición, tal vez no sería de lo más convincente. Quizá si el escepticismo conlleva rigidez, socavará el ensueño, acabará con él, así pues, también habrá un funeral de los ideales.
Con todo, amigo Ignacio, tu poema es hermoso y, desde luego, está bien desarrollado este manifiesto que, en esencia, representa la rebeldía del ser humano frente a las constantes manipulaciones a las que está sometido.
Ha sido un placer leerte. Felicidades.
Un cordial abrazo.

[Roberto López]

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Vivo en lo inabarcable,
en la inquietud de la desproporción
del deseo entre lo nuevo y lo eterno.
Soy profundamente superficial
en la estabilidad del desinterés
hasta que acude eléctrica la emoción
y el seso gira a renombrar lo agrio.



Me gusta mucho el posicionamiento personal que haces, pero esta estrofa -especialmente- sintetiza y exalta una actitud crudamente sincera, la expectativa abierta a la sorpresa en la mullida superficie de un cierto desapego. Un poema muy interesante.
Un abrazo.

[Ignacio Mincholed]

"Me fijo en el horizonte de luces anchas
con sombras curvas, con voces bajas.
Me aturdo en el confín de la niebla
cuando apresto el oído y su voz me habla.
Atiendo a la noche cuando dibuja los perfiles.
Acaricio su cabeza, se duerme y me duermo.
Salgo, busco en el jardín y sólo en ti reparo. "


Me ha gustado muchísimo este final, Ignacio.
Dioses sin armadura, un poco esmirriados, nada de Quijote en sus venas, baja ralea y con abrigos sin calor.

Enhorabuena poeta y felices horas.

Je, "un poco esmirriados"... qué razón tienes, Hallie.

Gracias por todo. Un abrazo.
Ignacio