Editorial Alaire

"Tal vez la sombra de un relámpago tañendo mi pecho
dispuso a su antojo de todo lo que tuve,
quizá las huellas frías alertaron al tiempo por venir…"

Que bonito, Liz. ¡ Pero qué haces despierta a estas horas de la madrugada !
Será, seguramente porque no quieras separarte del año nuevo.
Un fuertísimo abrazo, amiga.

Manuel Sánchez escribió:"Tal vez la sombra de un relámpago tañendo mi pecho
dispuso a su antojo de todo lo que tuve,
quizá las huellas frías alertaron al tiempo por venir…"

Que bonito, Liz. ¡ Pero qué haces despierta a estas horas de la madrugada !
Será, seguramente porque no quieras separarte del año nuevo.
Un fuertísimo abrazo, amiga.

Jajajaja, nada, que estoy de vacaciones aún eso es todo. Ya la semana que viene será otra la historia.
Un beso y un abrazo amigo mío, gracias por ser y estar

En el cierre muestras una culpa encerrada en hermosos versos, pero suele ser cosa de dos. Me gustó venir a tu poema
Besos
Pilar

Nostalgia resentida en estos versos con los que te culpas, amiga.
Los vientos y misterios escondidos a menudo dan malas pasadas.
Muy sentido versos, poeta, al despertar el año.

Un abrazo

Liz Barrio. escribió:No fueron los años que duró la tormenta
ni aquel silencio cobijando las ideas, las malas ideas.
No tuvo la mañana latidos, ni los gritos fueron.

De sobra conocimos los vientos disecados
cuando el misterio azul dejó de serlo,
y reconozco que tu ruido me transformaba
lentamente
en el mutismo reservado a las gargantas estériles.

Tal vez la sombra de un relámpago tañendo mi pecho
dispuso a su antojo de todo lo que tuve,
quizá las huellas frías alertaron al tiempo por venir…
pero hoy pienso más y mejor debajo del adiós humedecido
y cada noche la gastada borrasca me dice que fui yo
sólamente
el cielo nublado de mi propio aguacero.

Esa culpa entonada te favorece sin duda. Un trabajo acertadísimo que he disfrutado.

Enhorabuena Liz.

Abrazos grandes.

Muy hermoso poema, rematado con un excelente cierre. Mis felicitaciones a tu buen versar, liz. Un abrazo, compañera.

He disfrutado con la lectura de tu poema, Liz. Mi felicitación y un beso.

Los tres últimos versos son excelentes, todo el poema me gusta, es elegante y cálido..., pero el final está fuera de lo común. Buen trabajo, amiga
Un abrazo
J. Manuel

Liz Barrio. escribió:No fueron los años que duró la tormenta
ni aquel silencio cobijando las ideas, las malas ideas.
No tuvo la mañana latidos, ni los gritos fueron.

De sobra conocimos los vientos disecados
cuando el misterio azul dejó de serlo,
y reconozco que tu ruido me transformaba
lentamente
en el mutismo reservado a las gargantas estériles.

Tal vez la sombra de un relámpago tañendo mi pecho
dispuso a su antojo de todo lo que tuve,
quizá las huellas frías alertaron al tiempo por venir…
pero hoy pienso más y mejor debajo del adiós humedecido
y cada noche la gastada borrasca me dice que fui yo
sólamente
el cielo nublado de mi propio aguacero.

Aplausos Liz!!! por este maravilloso poema que brega por la responsabilidad que nos cabe en nuestros infortunios. Un fuerte abrazo y buen reintegro de esas vacaciones! Luna.-

Precioso trabajo, Liz.

Tu palabra siempre aumenta las provisiones de afecto; nombra y define nuevos mundos que también nos pertenecen.

Salud, felicidad y un abrazo enorme, querida compañera.

Me ha encantado tu poema: una reflexión poética amorosa que cierra con una estupenda imagen. Presiento como que los versos fueron buscados con la intuición, con el estro del poeta auténtico.

Un saludo fraterno, amiga.
Óscar

Pilar Morte escribió:En el cierre muestras una culpa encerrada en hermosos versos, pero suele ser cosa de dos. Me gustó venir a tu poema
Besos
Pilar

Gracias por leerme, querida poeta.
Besos y abrazos

Guillermo Cuesta escribió:Nostalgia resentida en estos versos con los que te culpas, amiga.
Los vientos y misterios escondidos a menudo dan malas pasadas.
Muy sentido versos, poeta, al despertar el año.

Un abrazo

Es un gusto saber que has acudido a leerme, Guillermo. Gracias, muchas.
Un abrazo

Maria Pilar Gonzalo escribió:

Liz Barrio. escribió:No fueron los años que duró la tormenta
ni aquel silencio cobijando las ideas, las malas ideas.
No tuvo la mañana latidos, ni los gritos fueron.

De sobra conocimos los vientos disecados
cuando el misterio azul dejó de serlo,
y reconozco que tu ruido me transformaba
lentamente
en el mutismo reservado a las gargantas estériles.

Tal vez la sombra de un relámpago tañendo mi pecho
dispuso a su antojo de todo lo que tuve,
quizá las huellas frías alertaron al tiempo por venir…
pero hoy pienso más y mejor debajo del adiós humedecido
y cada noche la gastada borrasca me dice que fui yo
sólamente
el cielo nublado de mi propio aguacero.

Esa culpa entonada te favorece sin duda. Un trabajo acertadísimo que he disfrutado.

Enhorabuena Liz.

Abrazos grandes.

Es bueno hallar tu presencia, poeta. Gracias por leerme.
Un abrazo para ti