Imitadores
Publicado: Jue, 02 Ene 2014 8:33
Puedes haber pasado por aquí, seguramente,
en un Citroën gris descapotable, de ruedas esmaltadas
color luna de abril, mediterránea. Y puede que
me vieras, mientras tanto;
la gente hablando alto en las terrazas,
con sombreros de paja, agotando su vino de mañana
y los toldos meciéndose en sus alas
detrás de los pinsapos.
Las únicas noticias que recibí de ti
fueron esos mensajes de tu cuerpo.
Asombra tanto sol sobre este mármol físico
cubierto con las hojas de unos días
que yacen en sus meses de verano.
No lo recuerdo bien, pero sé que era entonces,
y que viajamos juntos
en un vagón de tren Madrid-París.
Tu cuerpo replegado en un sillón de flores
colgadas en la tela. Turbada tu saliva de silencio,
por el canto imposible de los ritmos monótonos.
Unos ojos después, el fino entrelazarse de los dedos.
No sé nada de ti, tan solo puedo hablarte de quién eres,
así, testigo mudo de una vida pasada,
y dejarme perder
como quien no conozca la dirección del viento.
Asombra que me quieras.
La escena se posó despreocupada
en este cuerpo mío, donde el tiempo ha sembrado
créditos de pasión, imitadores.
en un Citroën gris descapotable, de ruedas esmaltadas
color luna de abril, mediterránea. Y puede que
me vieras, mientras tanto;
la gente hablando alto en las terrazas,
con sombreros de paja, agotando su vino de mañana
y los toldos meciéndose en sus alas
detrás de los pinsapos.
Las únicas noticias que recibí de ti
fueron esos mensajes de tu cuerpo.
Asombra tanto sol sobre este mármol físico
cubierto con las hojas de unos días
que yacen en sus meses de verano.
No lo recuerdo bien, pero sé que era entonces,
y que viajamos juntos
en un vagón de tren Madrid-París.
Tu cuerpo replegado en un sillón de flores
colgadas en la tela. Turbada tu saliva de silencio,
por el canto imposible de los ritmos monótonos.
Unos ojos después, el fino entrelazarse de los dedos.
No sé nada de ti, tan solo puedo hablarte de quién eres,
así, testigo mudo de una vida pasada,
y dejarme perder
como quien no conozca la dirección del viento.
Asombra que me quieras.
La escena se posó despreocupada
en este cuerpo mío, donde el tiempo ha sembrado
créditos de pasión, imitadores.