Eternidad
Publicado: Sab, 21 Dic 2013 19:56
También el invierno resbala desde la eternidad,
cuando respira sola, sin Hombre que le acompase los pulmones.
¿Para quién es el espacio de la eternidad,
si no es para todo Hombre que desee pensarlo?
Y una y otra vez me desperezo
y tomo la pluma como quien pasea por la calle
sin prestar demasiada atención a las cosas.
¡De pronto un talle subiente!
con suavidad de muchacha con desvelo en lo absoluto.
Luz serena. Hay luz serena que todo lo invade.
Y el cielo guarda esa figura esbelta,
que seduce sin traspiés, ni duda.
Sin reloj, ni pasado, ni presente, ni futuro. Es.
Es rumor de viento entre las hojas
y dorados filamentos
que alcanzan en luz todas las cosas.
Y el Hombre construyendo muros,
socavando túneles en la roca,
bien adentro, bien oscuro,
cuando ascendiendo hacia el cielo
espera la juventud eterna.
El cielo conduce, uno tras otro,
a todo Hombre al Paraíso,
unos llegan antes y otros más tarde,
más todos son esperados
con anhelo de fino amante.
Luz.
Sí, luz.
Amorosa en extremo,
y el cielo aguarda, sí,
ciñéndose fuerte a cada alma
con intención libre en la voz del Hombre.
Libre. Sí, libre,
para amar o construir muros,
para ascender sobre el mundo
con pupilas de honor constante.
cuando respira sola, sin Hombre que le acompase los pulmones.
¿Para quién es el espacio de la eternidad,
si no es para todo Hombre que desee pensarlo?
Y una y otra vez me desperezo
y tomo la pluma como quien pasea por la calle
sin prestar demasiada atención a las cosas.
¡De pronto un talle subiente!
con suavidad de muchacha con desvelo en lo absoluto.
Luz serena. Hay luz serena que todo lo invade.
Y el cielo guarda esa figura esbelta,
que seduce sin traspiés, ni duda.
Sin reloj, ni pasado, ni presente, ni futuro. Es.
Es rumor de viento entre las hojas
y dorados filamentos
que alcanzan en luz todas las cosas.
Y el Hombre construyendo muros,
socavando túneles en la roca,
bien adentro, bien oscuro,
cuando ascendiendo hacia el cielo
espera la juventud eterna.
El cielo conduce, uno tras otro,
a todo Hombre al Paraíso,
unos llegan antes y otros más tarde,
más todos son esperados
con anhelo de fino amante.
Luz.
Sí, luz.
Amorosa en extremo,
y el cielo aguarda, sí,
ciñéndose fuerte a cada alma
con intención libre en la voz del Hombre.
Libre. Sí, libre,
para amar o construir muros,
para ascender sobre el mundo
con pupilas de honor constante.