Allí, tú
Publicado: Sab, 21 Dic 2013 17:50
Caen los días con el aroma de un ascua que se impacienta.
Y, allí, tú.
Tú con el embeleso, que tienen las estrellas,
ensanchado los valles en el pecho.
Y, allí, tú,
con tu día ancho,
con tu noche breve,
con esa esperanza
aguardando en tus sienes.
Cae tu voz resbalando en los linderos de mi bosque
y en siete noches y tres atardeceres
me demoro en música lenta.
Las nubes.
El alba.
A punto de ser hiedra subiente,
sangre sobre sangre,
y todo perdido
y todo encontrado.
Y allí tú
sin mirar,
contemplando.
Caen tus labios como en una costumbre,
cantando,
vertiendo palabras,
ensoñadas de sol.
Y, allí, tú
con ondas largas
el cuerpo irreal,
el pathos vivo,
que se asombra
intimando con el viento.
Tan dulcemente yaces en pensamiento
que la atmósfera es claridad
y el interior presagia verdor y musgo.
Caen los arroyos y tus pupilas en ellos,
y el gozo de los signos
esculpiendo amor
sobre la piedra.
Y, allí, tú,
solícito,
con luz que se posa
y reposa con insistencia tangible.
Plenitud,
mediodía en la testuz de tu puerta.
Y, allí, tú.
Tú con el embeleso, que tienen las estrellas,
ensanchado los valles en el pecho.
Y, allí, tú,
con tu día ancho,
con tu noche breve,
con esa esperanza
aguardando en tus sienes.
Cae tu voz resbalando en los linderos de mi bosque
y en siete noches y tres atardeceres
me demoro en música lenta.
Las nubes.
El alba.
A punto de ser hiedra subiente,
sangre sobre sangre,
y todo perdido
y todo encontrado.
Y allí tú
sin mirar,
contemplando.
Caen tus labios como en una costumbre,
cantando,
vertiendo palabras,
ensoñadas de sol.
Y, allí, tú
con ondas largas
el cuerpo irreal,
el pathos vivo,
que se asombra
intimando con el viento.
Tan dulcemente yaces en pensamiento
que la atmósfera es claridad
y el interior presagia verdor y musgo.
Caen los arroyos y tus pupilas en ellos,
y el gozo de los signos
esculpiendo amor
sobre la piedra.
Y, allí, tú,
solícito,
con luz que se posa
y reposa con insistencia tangible.
Plenitud,
mediodía en la testuz de tu puerta.