Editorial Alaire

*

Algo tenía que hacer, no lo recuerda,
sabe que sus pies son demasiado lentos,
que las llaves abren el deshielo,
y afuera nadie sabe lo que quiere.

Ella le mira como a un bebé por si respira,
se apoya mientras plancha su camisa de silencio,
le habla del tiempo y retratos en las paredes
de rostros que vienen con visita de médico,
todos dan consejos: debes hacer esto,
todos saben tanto, que dejan el coche en doble fila
para salir corriendo.

Él ya no recuerda el nombre de los árboles,
es una escalera que sólo desciende,
se le ha negado la alegría y vuela cuervos
porque sus manos se han olvidado de vestirse,
y la cuchara le mira con desconcierto;
por eso a veces llora, aunque no lo sepa
llora y se hace un nudo huérfano.

Nada sabe de nada,
parece que a nadie quiere,
pero Ella, con el mismo cariño,
sigue calentando sus pies
cuando tiene frío.

*

Isabel Moncayo, Dolorosa entrega, Isabel. En buen decir con oficio de poeta. Mis coingratulaciones!

"Él ya no recuerda el nombre de los árboles,
es una escalera que sólo desciende,
se le ha negado la alegría y vuela cuervos
porque sus manos se han olvidado de vestirse"

Emotivo poema, Isabel. El ojo alerta de un poeta sobre la emoción. La realidad de frente, o mejor de rodillas. un poema entrañable. Ha sido un placer leerte.
Un fuerte abrazo.

La emoción embarga al leer este poema. Tratas el tema con una gran delicadeza. Llega la luz de tu poema.
Un abrazo
J. manuel

Cuanto respeto y ternura impregnando tu poema, Isabel. Y el amor, Ése, que sabe y cuida todo lo suyo; y vaya si calienta los pies y las horas del invierno.

Un beso grande y mil aplausos.

Muha ternura cargada de belleza en el poema.

un placer de lectura-

Mi abrazo

Un poema que llega triste, y se ahonda en nosotros con toda su carga poética, y nos deja ese poso de amor que sigue quitando el frío. Una hermosura de poema Isabel. Celebro y mucho tus entregas, llenas todas de belleza. Un placer.

Abrazos.

Carmen

Has tratado el tema con delicadeza y ternura. Se clavan tus versos sobre todo a los que lo hemos vivido.
Besos
Pilar

Precioso creación en la que tu delicadeza poética ensalza la persistencia del amor, incluso en la declinación del ser amado.
Muy hermoso, Isabel. Te aplaudo.

Besos.

Jerónimo

Emocion y ternura raudales destila este hermoso poema que nos das a degustar.


Un placer venir.

Abrazo.

Isabel, un poema triste, pero cargado de ternura. Yo visualizo a una pareja de ancianos, viviendo cada uno de los recuerdos del otro, hay amor pero ya faltan las palabras, las palabras ya se fueron o se han dicho todas. Me ha gustado mucho. Felicitaciones.

Claro, profundo, sentídisimo poema con un final lleno de emotividad y belleza.
Un beso y un abrazo, poeta

Isabel Moncayo escribió:*

Algo tenía que hacer, no lo recuerda,
sabe que sus pies son demasiado lentos,
que las llaves abren el deshielo,
y afuera nadie sabe lo que quiere.

Ella le mira como a un bebé por si respira,
se apoya mientras plancha su camisa de silencio,
le habla del tiempo y retratos en las paredes
de rostros que vienen con visita de médico,
todos dan consejos: debes hacer esto,
todos saben tanto, que dejan el coche en doble fila
para salir corriendo.

Él ya no recuerda el nombre de los árboles,
es una escalera que sólo desciende,
se le ha negado la alegría y vuela cuervos
porque sus manos se han olvidado de vestirse,
y la cuchara le mira con desconcierto;
por eso a veces llora, aunque no lo sepa
llora y se hace un nudo huérfano.

Nada sabe de nada,
parece que a nadie quiere,
pero Ella, con el mismo cariño,
sigue calentando sus pies
cuando tiene frío.

*

Querida Isabel, leí este poema hace unos días y vengo a buscarlo para decirte cuánto me ha gustado leerlo y cómo he recordado y me he identificado leyendo estos versos.
El 2 de enero hará ya 4 años que se fue mi madre. Los anteriores 6 años fueron así, como tú cuentas tan tierna y dolorosamente en este poema.
Gracias por compartirlo y felicidades por la delicadeza.
Un beso, amiga.

Isabel,

nos has dejado aquí un bello fresco de amor y compasión. El poema respira piedad por los personajes, Vemos claramente el anciano sin memoria y su compañera cuidándole, calentándole los pies tiernamente. Has cambiado el registro de tus temas habituales pero conservas intacta la ternura y recogimiento que tan bien sabes manejar.

Me ha gustado mucho, amiga.

Un abrazo.

Me ha encantado, Isabel y me ha emocionado. Unos versos llenos de ternura y belleza que, por mi situación familiar, siento muy cercanos.

Un abrazo.