Editorial Alaire

querías enfocar el objeto para saber qué era
(lo que había detrás
era mi mente arrugando tus párpados)
el trabajo de entornar una mirada envejece el mundo más que cualquier nombre
pero querías saber qué era
aquel objeto en equilibrio entre dos fondos

achicabas el llano hasta el punto errante que dudaba
si era tiempo de pararse o descender a cuestas con el pálpito lejano
de quien llama al regreso
como un hogar debajo de la nieve que sopla ordenadamente
su montón de blancura en una cavidad de doble vientre
el que posee y el que se vacía

seguías el curso de tu mirada con los labios
yo quemaba el equilibrio con tu respiración
me llamaba
desde alguna posición abandonada y recuperada por el eco
de la explosión de una sílaba cuyos pedazos caen
sobre la voz y la sepultan
(qué son dos manos alrededor de una boca
sino dos párpados celando un ojo ciego
dos embudos de la fragmentación)

y el objeto era cualquier cosa no narrada
una imagen repelida por el movimiento
por ejemplo el cielo
cuando recoge su cuerpo de entre las sobras
del día y de la noche
(lo que había detrás
era una desarticulación pasajera
alguien que vuelve a casa por un camino distinto)

Combustión de pura vida, Bruno. Este Tú arropa con un temblor dulce, y nombra sin saberlo, la eternidad.

Enhorabuena y todos los aplausos.

Con un abrazo grande y los mejores deseos para la Navidad y el Año Nuevo.

Exquisita representación de esa dualidad que a veces nos escinde, eterno dialogo entre nuestras pulsiones primigenias y las consolidadas por los hábitos. Forma y contenido me cautivan por igual en este poema.
Un abrazo.

Hondo poema con versos bellos y dicentes. Un placer disfrutar este poema
Besos
Pilar

Hallie, te agradezco. Feliz Navidad para tí, y feliz año.

Arturo, muchas gracias. Un placer tu presencia. Recibe un abrazo.

Pilar, gracias, un placer recibir tu comentario. Besos para ti.