PLENILUNIO
Publicado: Mar, 10 Dic 2013 13:36
Sobre los pasos vividos vuelvo a ti
en este invierno que hoy te tiene
de nuevo comenzada,
porque nada es más verdad
que el cuerpo que te llama a revivirnos,
sobre el umbral de los templos que tuvimos
a merced de las palabras,
y las ausencias.
Tiembla la caricia que recuerda,
y se agranda la avaricia del desnudo
que nos dejó sin mundo y sin camino,
que disfrazó el destino de verdades
y nos mintió sabiéndonos amantes diferentes
en busca de las fuentes del pecado.
Las horas,
creyentes de tus ojos,
sobre los campos rojos de tus venas
apenas ascendidas a las cumbres de tus pechos,
te han buscado en el refugio
de este techo de olvido que apenas me cobija,
porque es grande la herida
y la vida se me escapa por las rendijas del alma
gota a gota hacia el mar de tu sonrisa
sobre esa brisa de tierra que nos hizo diferentes
y maniató mi caricia a tu locura.
En la premura de estas horas que reclaman,
he querido decirte que he querido hasta el aire
que ha vivido en tus riberas de hembra,
que aún tiemblan las manos que recuerdan
los sueños dibujados a golpe de presencia,
que aún se huele a ti,
al delirio de sentirte mordida en esta boca
que hoy sabe a plenilunio,
al diluvio de tu cuerpo
sobre los campos salobres de mi verano,
a tus labios de algodón,
a esta razón que me ataca y me derrota,
y me agota inexorable a las puertas de esta tarde
que te ha devuelto a mis manos…
rota.
en este invierno que hoy te tiene
de nuevo comenzada,
porque nada es más verdad
que el cuerpo que te llama a revivirnos,
sobre el umbral de los templos que tuvimos
a merced de las palabras,
y las ausencias.
Tiembla la caricia que recuerda,
y se agranda la avaricia del desnudo
que nos dejó sin mundo y sin camino,
que disfrazó el destino de verdades
y nos mintió sabiéndonos amantes diferentes
en busca de las fuentes del pecado.
Las horas,
creyentes de tus ojos,
sobre los campos rojos de tus venas
apenas ascendidas a las cumbres de tus pechos,
te han buscado en el refugio
de este techo de olvido que apenas me cobija,
porque es grande la herida
y la vida se me escapa por las rendijas del alma
gota a gota hacia el mar de tu sonrisa
sobre esa brisa de tierra que nos hizo diferentes
y maniató mi caricia a tu locura.
En la premura de estas horas que reclaman,
he querido decirte que he querido hasta el aire
que ha vivido en tus riberas de hembra,
que aún tiemblan las manos que recuerdan
los sueños dibujados a golpe de presencia,
que aún se huele a ti,
al delirio de sentirte mordida en esta boca
que hoy sabe a plenilunio,
al diluvio de tu cuerpo
sobre los campos salobres de mi verano,
a tus labios de algodón,
a esta razón que me ataca y me derrota,
y me agota inexorable a las puertas de esta tarde
que te ha devuelto a mis manos…
rota.