Editorial Alaire

Sola la casa de los solos vivientes.
Solo el árbol de los solos vivientes.
Solo los pájaros de los solos vivientes.
Solas las ventanas de los días solos.
Solo en el corredor de su infinito torso solo.
Solo el tenor de su luz y su herida sola.
Sola la muchedumbre y su mirada sola.
Solo el viento de las baldosas solas.
Solo el oído breve de su memoria sola.
Solo el mundo en su mínimo aroma solo.
Solas las calles solitarias de las juventudes solas.
Sola la sala inmóvil del otoño solo.
Sola la casa del silencio solo.

a golpes de martillo. toz. solo percusión. ruido solo antiguo.
te mando un abrazo

Ricardo José Lascano escribió: Sola la casa de los solos vivientes.
Solo el árbol de los solos vivientes.
Solo los pájaros de los solos vivientes.
Solas las ventanas de los días solos.
Solo en el corredor de su infinito torso solo.
Solo el tenor de su luz y su herida sola.
Sola la muchedumbre y su mirada sola.
Solo el viento de las baldosas solas.
Solo el oído breve de su memoria sola.
Solo el mundo en su mínimo aroma solo.
Solas las calles solitarias de las juventudes solas.
Sola la sala inmóvil del otoño solo.
Sola la casa del silencio solo.

Me ha gustado, Ricardo. Agradable sorpresa es la que nos traes con este singular texto, ya que conlleva una intencionalidad retórica que la vuelve atrapante. En efecto, la repetición anáforica se convierte en mensaje, en contenido, en soplo semántico que trasmite, no sólo la soledad, sino el grito de la soledad.

Mis saludos cordiales, amigo.
Óscar

Sí, suena como una percusión de tambores en una procesión de soledades. Magnífico poema, querido Ricardo. Aplausos a tu talento. Un abrazo.

Ricardo José Lascano, Un bellísimo poema que es como un suave silbido solitario. Mi afecto y felicitaciones.

Ricardo, no es algo obsesivo lo que evocas, mas bien son diferentes términos con los que se intenta definir la membrana de una canción sin instrumentos, como si naciera de la aura de una isla sumergida, que solo conocen los que anclan en el medio del océano para poder llorar a solas. Me ha encantado, una obra magna,querido amigo. Mis abrazos y felicitaciones sinceras

Cuánta soledad describe tu poema, amigo Ricardo, y cuanto silencio, es el vacío en sí mismo. Coincido con Óscar en que la anáfora se convierte en el mensaje, y lo convierte en grito.

Un abrazo.

Ricardo José Lascano escribió: Sola la casa de los solos vivientes.
Solo el árbol de los solos vivientes.
Solo los pájaros de los solos vivientes.
Solas las ventanas de los días solos.
Solo en el corredor de su infinito torso solo.
Solo el tenor de su luz y su herida sola.
Sola la muchedumbre y su mirada sola.
Solo el viento de las baldosas solas.
Solo el oído breve de su memoria sola.
Solo el mundo en su mínimo aroma solo.
Solas las calles solitarias de las juventudes solas.
Sola la sala inmóvil del otoño solo.
Sola la casa del silencio solo.

Espléndido, un poema rotundo, elocuente, significativo.
Aplausos y abrazos, poeta

El poema, Ricardo, nos acerca desde la repetición, pero no es un grito, es una gota de agua que golpea incesantemente el mismo trozo de piel. Me ha encantado leerte , amigo.

Abrazo de luz para vos.

Carmen

Describes con imágenes elocuentes los múltiples rostros de la soledad. Original y bien resuelto poema. Un abrazo.

Buenos versos amigo Ricardo,
un placer leerlos.
Saludos cordiales.

Macedonio Tracel escribió:a golpes de martillo. toz. solo percusión. ruido solo antiguo.
te mando un abrazo

Gracias hermano querido, un abrazo grande.


RJL

Óscar Distéfano escribió:

Ricardo José Lascano escribió: Sola la casa de los solos vivientes.
Solo el árbol de los solos vivientes.
Solo los pájaros de los solos vivientes.
Solas las ventanas de los días solos.
Solo en el corredor de su infinito torso solo.
Solo el tenor de su luz y su herida sola.
Sola la muchedumbre y su mirada sola.
Solo el viento de las baldosas solas.
Solo el oído breve de su memoria sola.
Solo el mundo en su mínimo aroma solo.
Solas las calles solitarias de las juventudes solas.
Sola la sala inmóvil del otoño solo.
Sola la casa del silencio solo.

Me ha gustado, Ricardo. Agradable sorpresa es la que nos traes con este singular texto, ya que conlleva una intencionalidad retórica que la vuelve atrapante. En efecto, la repetición anáforica se convierte en mensaje, en contenido, en soplo semántico que trasmite, no sólo la soledad, sino el grito de la soledad.

Mis saludos cordiales, amigo.
Óscar

Invaluable tu palabra, querido amigo Oscar, lo agradezco mucho.

Abrazo de luz.

Hermoso trabajo de Ricardo.