Editorial Alaire

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Acércate a la mesa
y tomemos el café
tan largamente postergado.

Mírame a los ojos
y dime que soy un hombre
(aunque escombro del que fui)
con derecho al sueño,
señor en mi parcela de ceniza,
hombre -al cabo- en carne viva
tras la ceguera de la última luz.

No pido tanto,
pido paz.

Préstame un hueco en tu pecho
donde depositar con pulcritud
los alientos que me quedan.

Y, ante todo, prométeme
el cálido roce de tus labios
sobre los párpados moribundos
cuando sobre mi cabeza aletee
el ángel de la hora violeta
y su nombre sea mi nombre.


2013

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Andrés Rebolledo escribió:**


Acércate a la mesa
y tomemos el café
tan largamente postergado.

Mírame a los ojos
y dime que soy un hombre
(aunque escombro del que fui)
con derecho al sueño,
señor en mi parcela de ceniza,
hombre -al cabo- en carne viva
tras la ceguera de la última luz.

No pido tanto,
pido paz.

Préstame un hueco en tu pecho
donde depositar con pulcritud
los alientos que me quedan.

Y, ante todo, prométeme
el cálido roce de tus labios
sobre los párpados moribundos
cuando sobre mi cabeza aletee
el ángel de la hora violeta
y su nombre sea mi nombre.


2013

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Impresionate y excelso, Andrés.

Ovación cerrada y sostenida.

Un abrazo fuerte.

"no pido tanto, pido paz"; qué "jodío", no pide tanto, dice.

Me ha gustado esto que nos dejas, amigo, Rebolledo.

Salud.

Hallie, Nestor y, en general, todos los foreros que me honraron con sus visitas, muchas gracias por vuestros comentarios.

Ha sido un placer compartir este foro poético con tan magníficos compañeros, aunque yo haya sido un autista.

Un saludo cordial

J.L.

Amigo, la despedida es preciosa, pero aún no toca
acercar ni llamar al fin. Cada cosa a su tiempo.

un abrazo

Un poema como una campanada bajo el agua, suave el sonido, pero la vibración se alarga en interminables ondas. Me ha gustado mucho leerte, aunque espero que lo de despedida sea metafórico.
Un abrazo.
Pepa

Un poema profundo y desolador, señor.

Un abrazo muy fuerte, amigo.