LAS NANAS DE TU MIRADA
Publicado: Vie, 29 Nov 2013 11:00
Sobre el letargo de tu calma me detengo
para volver a atarme a tu destino y descubrirte,
como la tierra madre,
como la piedra,
para sentir que enhebra tu tejido entre mis venas,
y los placeres buscan las tierras de tu abrigo.
Amanezco plagado de palabras
para vivir contigo las últimas fronteras,
los rítmicos sonidos de tus miradas ocres
y los bosques castaños de tus piernas.
Hemos sentido tanto apenas en instantes
que he construido calles donde escribirte,
una casa en el aire, una luna en el cielo,
y un lecho de latidos descompasados,
un pasado perdido sin pan ni dueño,
un pequeño paisaje donde vivir desnudo,
y una existencia niebla para borrar la tarde.
Y no me importa darle la espalda a la cordura,
ni llenarte el oído de este deseo salvaje,
ni el lenguaje demente que nos desviste…
Me importa esta locura de ser anhelo
sin nombre ni apellido,
sin querernos de nadie, sin ser futuro,
sin paciencia ni orgullo, ni virtud, ni medida.
Me importa la vida apenas de un minuto,
el diminuto espacio de la vergüenza,
la lengua desatada,
y el plenilunio inmaculado de tu pecho
arando el surco de jazmín de la almohada,
y tu mano en mi mano,
y mi mano en el arco prohibido de tu montaña,
y tu escarcha salina encalando los muros de mi poesía,
y el día,
acunando las nanas de tu mirada.
para volver a atarme a tu destino y descubrirte,
como la tierra madre,
como la piedra,
para sentir que enhebra tu tejido entre mis venas,
y los placeres buscan las tierras de tu abrigo.
Amanezco plagado de palabras
para vivir contigo las últimas fronteras,
los rítmicos sonidos de tus miradas ocres
y los bosques castaños de tus piernas.
Hemos sentido tanto apenas en instantes
que he construido calles donde escribirte,
una casa en el aire, una luna en el cielo,
y un lecho de latidos descompasados,
un pasado perdido sin pan ni dueño,
un pequeño paisaje donde vivir desnudo,
y una existencia niebla para borrar la tarde.
Y no me importa darle la espalda a la cordura,
ni llenarte el oído de este deseo salvaje,
ni el lenguaje demente que nos desviste…
Me importa esta locura de ser anhelo
sin nombre ni apellido,
sin querernos de nadie, sin ser futuro,
sin paciencia ni orgullo, ni virtud, ni medida.
Me importa la vida apenas de un minuto,
el diminuto espacio de la vergüenza,
la lengua desatada,
y el plenilunio inmaculado de tu pecho
arando el surco de jazmín de la almohada,
y tu mano en mi mano,
y mi mano en el arco prohibido de tu montaña,
y tu escarcha salina encalando los muros de mi poesía,
y el día,
acunando las nanas de tu mirada.