Un Bugatti del cuarenta y dos

[M. Sánchez]

Madrid era, en el fondo,
una ciudad de riesgo,
a la que había que dejar en la memoria.
Y partimos.

En un ensanchamiento de pulmones,
sobre un Bugatti del cuarenta y dos
especial para gente con síndrome de ruidos sucesivos.

Entonces comprobamos que la vida,
ante una polvareda,
adquiere ese carácter panorámico
que solo la niñez se atreve a rellenar.

El principio de todo lo invisible,
se iba alejando al borde del camino
como las reses que se hacen diminutas
en la retina de un cambio de rasante,
al coronar con éxito su tiempo renovado.

Cuando el aire sea nuestro nos paramos, dijiste,
y apagaste la radio.
Y el camino corría hacia los pueblos
por zonas solitarias de verdosos sucesos,
como si algunas madres de familia se asomasen a vernos,
y el olor de los hornos
cruzase nuestros labios.

Las voces que se pierden entre un adiós y otro
siempre han sido nostálgicas,
y adquieren un valor de geografía
que importa investigar.

Definitivamente, el mundo que parece conocernos,
no es un mundo que ofrezca sus encantos
para vivir en él.

En qué lugar de todos
se pierde ese carácter de sueño pintoresco, me pregunto.
Esas luces acuosas como presentimientos,
que ocultan al pasado entre sus sombras
y no dejan pensar,
terminan vacilando, vibrando,
borrosamente ajenas a nosotros.
Y se confunden luego con el día.

[Antonio Urdiales]

Un sensacional y lírico viaje a la encantadora nostalgia de un pasado feliz que la realidad se ha encargado de ir difuminando en el tiempo.

Muy buen trabajo, Manuel.

Un abrazo.

[Marisa Peral]

Madrid era, en el fondo,
una ciudad de riesgo,
a la que había que dejar en la memoria.
Y partimos.

En un ensanchamiento de pulmones,
sobre un Bugatti del cuarenta y dos
especial para gente con síndrome de ruidos sucesivos.

Entonces comprobamos que la vida,
ante una polvareda,
adquiere ese carácter panorámico
que solo la niñez se atreve a rellenar.

El principio de todo lo invisible,
se iba alejando al borde del camino
como las reses que se hacen diminutas
en la retina de un cambio de rasante,
al coronar con éxito su tiempo renovado.

Cuando el aire sea nuestro nos paramos, dijiste,
y apagaste la radio.
Y el camino corría hacia los pueblos
por zonas solitarias de verdosos sucesos,
como si algunas madres de familia se asomasen a vernos,
y el olor de los hornos
cruzase nuestros labios.

Las voces que se pierden entre un adiós y otro
siempre han sido nostálgicas,
y adquieren un valor de geografía
que importa investigar.

Definitivamente, el mundo que parece conocernos,
no es un mundo que ofrezca sus encantos
para vivir en él.

En qué lugar de todos
se pierde ese carácter de sueño pintoresco, me pregunto.
Esas luces acuosas como presentimientos,
que ocultan al pasado entre sus sombras
y no dejan pensar,
terminan vacilando, vibrando,
borrosamente ajenas a nosotros.
Y se confunden luego con el día.

Manuel, solamente el título merece una estrella.
Pero este viaje huyendo de este Madrid de riesgo, por esas carreteras de las del toro de Osborne, merecen situar este poema en el cuadro de honor de Alaire.
Precioso, querido amigo.
Un beso.

[JUANPABLO]

Definitivamente, el mundo que parece conocernos,
no es un mundo que ofrezca sus encantos
para vivir en él. "

Manuel Sánchez
*


Tal vez parece, amigo Manuel,
que el mundo nos conoce;
pero nosotros actuamos con frecuencia
como si no conociéramos al mundo...
y algo de eso debe ser verdad.

Felicidades por tu bello poema.

Un Abrazo.
* * *

[Víctor F. Mallada]

Muy bonito el poema, Manuel. Buena historia, bien contada, buen ritmo, pura melodía. Me ha gustado un montón. Y el Bugatti del 42, con aquel morro... Puro lujo y belleza.

Un abrazo, poeta.


Víctor

[Guillermo Cumar.]

Para llegar a esta placidez nostálgica que mientas,
llena de sensibilidad poética, hace falta cerrar los ojos
y circular en marcha atrás un buen rato.
La imagen que describes de Madrid nada se parece a la de ahora
vista al paso o en Bugatti.

Disfruté de tu poema como un niño de los de entonces
jugando y revirando por senderos polvorientos, sinuosos...

un abrazo

[J. J. Martínez Ferreiro]

Creo, amigo Manuel, que tu voz poética es una de las más originales de los foros al aire. Este poema lo viene a demostrar.

Un abrazo.

[Carmen López]

Manuel, bellísimo, inteligente, elegante, rítmico, lo tiene todo este poema. Como dice Marisa de estrellita...No me canso nunca de leerte, es una maravilla como escribes.

Un abrazo grande, amigo.

Carmen

[Macedonio Tracel]

el poema cubre su paisaje no de melancolía o de piedad, sino de ternura. aparte de lo bien escrito esa es su habilidad. saludos

[Óscar Distéfano]

Con este poema confirmo que eres un gran poeta autobiográfico. Eres el Marcel Proust de la poesía. Me inclino ante la enorme riqueza de contenido y el exquisito ritmo de tu versar.

Un gran abrazo, compañero.
Óscar

[Pilar Morte]

Me inclino ante tu poesía, bella y profunda. Un gusto muy placentero asomarme a tu ventana
Besos
Pilar

[M. Sánchez]

Antonio, qué gran capacidad de síntesis tienes. Y para eso hay que ser una persona lúcida, muy lúcida.
Un abrazo y muchas gracias.

[M. Sánchez]

Querida Marisa, decía un inmenso pensador que el valor no está en las cosas, que somos nosotros quienes les damos valor: " no se aman las cosas porque sean buenas, sino que son buenas porque se las ama" Creo que el merito que le adjudicas a este poema podría tener más de sintonía con un tipo de poesía que cualquier otra consideración. Es indudable que nuestros gustos poéticos nos acercan, y eso es formidable.
Te agradezco muchísimo tu amabilidad, que hayas querido leer este poema, y que me hayas querido dejar tu opinión tan favorable, amiga.
Un abrazo muy fuerte.

[M. Sánchez]

Juan Pablo, gracias por tu lectura y por tus palabras. Afortunadamente la poesía se encuentra en todas partes.
Un fuerte abrazo.

[M. Sánchez]

Victor, en esa época no solo el Bugatti era un lujo, sino el propio viaje. Me alegra que te haya gustado el poema y te agradezco mucho tu lectura y tu opinión.
Un fuerte abrazo.