A REGRESAR TE LLAMA
Publicado: Lun, 25 Nov 2013 13:05
A regresar te llama,
cada una de las voces de este grito
que te quiso y aún reclama el paraíso
de tu sombra entre las tardes,
cuando los tiempos cobardes te imaginan
y las palabras te aguardan.
No me esperan los trenes
que te hicieron pasajera en tantas horas,
no me quedan tantas vidas como quiero,
no es mi cuerpo aquél que te retaba,
que levantaba el viento de tu paso
y se rendía,
que se veía clandestino con tu deseo robado,
con tu canto inacabado y los rescoldos testigos
de las dulces penitencias.
No me quedan inocencias que pedirte,
ni existencias que no te hayan sentido,
no sé si has callado por atarme a tu silencio
o has dejado que el tiempo te posea
y la vereda te alcance donde el cauce te separa,
y la aurora se ha marchado sin buscarnos.
A regresar te llama
este vivir que me agota y me castiga,
estas manos que azotan cada letra,
cada sonido,
cada camino perdido en la maleza,
cada ausencia que se clava en las entrañas
de este cuerpo que te extraña y te reanuda
cada día que la duda me lastima
y se ultima el testimonio de las horas,
y se acaban poco a poco las palabras.
A regresar suplican los trozos de tu nombre
tratando de decirme que es mañana,
que han roto los sentidos de esta herida
y ya no queda vida que te ampare,
ni manos amantes que te escriban.
cada una de las voces de este grito
que te quiso y aún reclama el paraíso
de tu sombra entre las tardes,
cuando los tiempos cobardes te imaginan
y las palabras te aguardan.
No me esperan los trenes
que te hicieron pasajera en tantas horas,
no me quedan tantas vidas como quiero,
no es mi cuerpo aquél que te retaba,
que levantaba el viento de tu paso
y se rendía,
que se veía clandestino con tu deseo robado,
con tu canto inacabado y los rescoldos testigos
de las dulces penitencias.
No me quedan inocencias que pedirte,
ni existencias que no te hayan sentido,
no sé si has callado por atarme a tu silencio
o has dejado que el tiempo te posea
y la vereda te alcance donde el cauce te separa,
y la aurora se ha marchado sin buscarnos.
A regresar te llama
este vivir que me agota y me castiga,
estas manos que azotan cada letra,
cada sonido,
cada camino perdido en la maleza,
cada ausencia que se clava en las entrañas
de este cuerpo que te extraña y te reanuda
cada día que la duda me lastima
y se ultima el testimonio de las horas,
y se acaban poco a poco las palabras.
A regresar suplican los trozos de tu nombre
tratando de decirme que es mañana,
que han roto los sentidos de esta herida
y ya no queda vida que te ampare,
ni manos amantes que te escriban.