Calculado en tiempo supone infinidad.
Publicado: Mar, 19 Nov 2013 13:57
La ciudad de todas partes eres tú. Está concebida como un grandioso poema sinfónico. De tu mirada sale la mejor música, el latido acompasado de tu corazón, y mi oído escucha tu alma. La ciudad está entre el cerebro, el sentimiento, la belleza… y tu voz. Donde tu paz interior deja paso a una sonrisa fácil, su fragancia enloquece mis neuronas. Huele a silencio sin demostrar, a las amapolas en el trigal, a corazón humilde sin traspasar. Me has disparado bohemia abierta por donde asoman tus soledades. La flecha trae aire invisible, entra en mi pecho como un roce levísimo de luz, abriéndolo como quien abre las puertas de una ciudad que no existe. Una ciudad con textura de aire pálido, delgadísimo y lento como una caricia que no me dan pero que noto, aire apenas aire. Ese aire femenino, delicado, sutil, de tacto leve como agua finísima que sacia y da sed al mismo tiempo. Aire de tu rocío deslizándose por mi recuerdo inacabablemente, que no es otra cosa que mi ciudad cayendo en la voz de tu memoria. Bajo un cielo que brilla en húmedos colores te desnuda con la niebla. Mi ciudad es el eco del eco de tu nombre abierto hacia la nada. Restos de un sueño palpitando aún en el vacío. Cuando entro en él me doy cuenta de que me estás esperando con los labios a punto de la sonrisa, dispuesta a abrir los ojos y decir: me miraste mientras dormía. Cierto, casi conseguí tocarte, también me di cuenta de que lo que soñabas era uno de mis sueños.
En este lugar eterno extendido en el tiempo hoy hace noviembre. Sopla viento del norte, es ya fresca la brisa. Espero que vengas, calculado en tiempo supone infinidad. Mientras, me pregunto si sólo coincidirán a un mismo tiempo y en un mismo espacio la ciudad y nuestras sombras.