Canción sin motivo
Publicado: Lun, 18 Nov 2013 22:53
De mecer lo blanco, ha nacido un gesto impuro:
el de la conservación.
Que no se desborde, que no aplaque esta figura
danzante entre mis ojos tiesos, tomando su forma.
Se alejará pronto, no te muevas,
se irá, se irá.
Hablemos mientras, deja que mire afuera,
a ver qué no tengo para ti.
Me niego a mirar, eso tengo para ti.
La corpulencia del aire es tal, que estar inmerso es darle extremidades;
si dejo caer mi cabeza, se golpeará con tu cabeza que se levanta.
En ese punto habrá que colocar un cuadro con un motivo paisajístico:
mucha hierba mordida y algún animal aislado, sin hacer aún;
al fondo una línea que viene y va cayéndose al río
desde la corteza de nuestra presencia,
arañada urgentemente por la dispersión de nuestras voces.
Hay también un agujero, la boca de la materia no instrumentalizada,
la boca macho. Inmediatamente después de decir éso,
el aire se encrespa y me abofetea,
el viento hembra nace del temblor del golpe,
y de pronto hay árboles desaparecidos bajo la nitidez de sus ramas,
ramas que son sólo para dejar caer la nieve;
abajo hay piedras, piedras que escupen nieve, todo invisible, todo blanco,
como una sepultura abandonada.
Ya te dije que se alejaría pronto.
Gracias por quedarte.
Sigue, sigue meciéndonos,
vámonos más.
el de la conservación.
Que no se desborde, que no aplaque esta figura
danzante entre mis ojos tiesos, tomando su forma.
Se alejará pronto, no te muevas,
se irá, se irá.
Hablemos mientras, deja que mire afuera,
a ver qué no tengo para ti.
Me niego a mirar, eso tengo para ti.
La corpulencia del aire es tal, que estar inmerso es darle extremidades;
si dejo caer mi cabeza, se golpeará con tu cabeza que se levanta.
En ese punto habrá que colocar un cuadro con un motivo paisajístico:
mucha hierba mordida y algún animal aislado, sin hacer aún;
al fondo una línea que viene y va cayéndose al río
desde la corteza de nuestra presencia,
arañada urgentemente por la dispersión de nuestras voces.
Hay también un agujero, la boca de la materia no instrumentalizada,
la boca macho. Inmediatamente después de decir éso,
el aire se encrespa y me abofetea,
el viento hembra nace del temblor del golpe,
y de pronto hay árboles desaparecidos bajo la nitidez de sus ramas,
ramas que son sólo para dejar caer la nieve;
abajo hay piedras, piedras que escupen nieve, todo invisible, todo blanco,
como una sepultura abandonada.
Ya te dije que se alejaría pronto.
Gracias por quedarte.
Sigue, sigue meciéndonos,
vámonos más.