EN TIEMPO DE FUTURO
Publicado: Lun, 18 Nov 2013 17:47
Deja que el viento acune
tus hojas de vigilia
y te traiga hasta mis manos como entonces,
que quiero volverme humano y recibirte,
que necesito sentirte y que me sientas
danzado en los vaivenes de tu escote.
Deja que te note en los vados de mi boca
como entonces,
cuando la noche era encuentro y nos mimaba,
cuando tu cuerpo esperaba y mi cuerpo recorría
tu mirada peregrina,
y anidaba la locura en la luna de tu pecho,
y la calle nos cedía un lecho en cada esquina
y una alcoba en cada hueco.
Deja que mi cauce desfallezca
y padezca mi amor de esta sequía
que te mantiene agua en mi desierto
y prolonga la agonía de este cuerpo
que resiste alimentado del deseo
de morirme y encontrarme reencarnado,
en el esfuerzo vital de sentirme…
resucitado.
Deja que intente la caricia
que nunca has sentido,
que rebosen los gemidos el quejido de volarte
a ras de suelo,
que aterrice sin palabras en tu cuerpo
de ayeres infinitos y deseos adolescentes,
que haga diferente la pasión adormecida
y estalle la palabra en la furia de tenerte
entregada a la tortura del placer embravecido
de las manos que no olvidan
que una vez nos devoramos,
cuando los vientos peinaban las tardes de la inocencia
y las pieles blanquecinas delataban las horas del ayuno,
los siglos de la abstinencia…
Ven,
volvamos a pecarnos en tiempo de futuro.
tus hojas de vigilia
y te traiga hasta mis manos como entonces,
que quiero volverme humano y recibirte,
que necesito sentirte y que me sientas
danzado en los vaivenes de tu escote.
Deja que te note en los vados de mi boca
como entonces,
cuando la noche era encuentro y nos mimaba,
cuando tu cuerpo esperaba y mi cuerpo recorría
tu mirada peregrina,
y anidaba la locura en la luna de tu pecho,
y la calle nos cedía un lecho en cada esquina
y una alcoba en cada hueco.
Deja que mi cauce desfallezca
y padezca mi amor de esta sequía
que te mantiene agua en mi desierto
y prolonga la agonía de este cuerpo
que resiste alimentado del deseo
de morirme y encontrarme reencarnado,
en el esfuerzo vital de sentirme…
resucitado.
Deja que intente la caricia
que nunca has sentido,
que rebosen los gemidos el quejido de volarte
a ras de suelo,
que aterrice sin palabras en tu cuerpo
de ayeres infinitos y deseos adolescentes,
que haga diferente la pasión adormecida
y estalle la palabra en la furia de tenerte
entregada a la tortura del placer embravecido
de las manos que no olvidan
que una vez nos devoramos,
cuando los vientos peinaban las tardes de la inocencia
y las pieles blanquecinas delataban las horas del ayuno,
los siglos de la abstinencia…
Ven,
volvamos a pecarnos en tiempo de futuro.