Del frío
Publicado: Lun, 04 Nov 2013 22:02
Del frío
La ventana está abierta, la noche es fría, es un anticipo de esta soledad, un aviso para navegantes solitarios, trae el augurio de lo helado. Mis manos no tiemblan se han acostumbrado a estar frías, la costumbre siempre camina en ambos sentidos.
Miro por la ventana, hay gente que camina ensimismada, como con los pasos cansados. Una mujer (que me recuerda a mí) pasea un perro, tiene la mirada ausente y triste, mira a su perro, lo acaricia, el animal parece entender su tristeza y se coloca en medio de su paso, se deja acariciar, le lame las manos, hay perros que son mucho más humanos que algunas personas, pienso viendo al animal.
Hay algo oscuro en la noche, un frío que no pertenece al clima, es una neblina que no se ve con mirarla, un nudo que la noche teje, que se asoma en todas las esquinas y que nos pertenece o le pertenecemos. Hay algo que es impersonal en ello, algo que es como una patria, la de todos, ese frío es de todos, tan idéntico, tan reconocible, a veces su visión es tan constante, tan sentida, tan constatable, que tengo que mirar a cualquier parte y aun así sigo contemplándolo, es como ese dolor que no duele, pero es constante, cansino, abrumador, agotador.
Pertenecemos a ese frío, no es un lugar donde nacer, se llega allí desde cualquier parte, desde cualquier patria, es universal, de todos nosotros, los exiliados de allí, de ese otro lugar donde (ya ni recuerdo) la vida latía mucho más deprisa, mucho más entregada. Y es que el frío, es lento, cansado, siempre dispuesto a calarte en los huesos, siempre dispuesto a encontrarnos en cualquier esquina, en cualquier ventana.
La ventana está abierta, la noche es fría, es un anticipo de esta soledad, un aviso para navegantes solitarios, trae el augurio de lo helado. Mis manos no tiemblan se han acostumbrado a estar frías, la costumbre siempre camina en ambos sentidos.
Miro por la ventana, hay gente que camina ensimismada, como con los pasos cansados. Una mujer (que me recuerda a mí) pasea un perro, tiene la mirada ausente y triste, mira a su perro, lo acaricia, el animal parece entender su tristeza y se coloca en medio de su paso, se deja acariciar, le lame las manos, hay perros que son mucho más humanos que algunas personas, pienso viendo al animal.
Hay algo oscuro en la noche, un frío que no pertenece al clima, es una neblina que no se ve con mirarla, un nudo que la noche teje, que se asoma en todas las esquinas y que nos pertenece o le pertenecemos. Hay algo que es impersonal en ello, algo que es como una patria, la de todos, ese frío es de todos, tan idéntico, tan reconocible, a veces su visión es tan constante, tan sentida, tan constatable, que tengo que mirar a cualquier parte y aun así sigo contemplándolo, es como ese dolor que no duele, pero es constante, cansino, abrumador, agotador.
Pertenecemos a ese frío, no es un lugar donde nacer, se llega allí desde cualquier parte, desde cualquier patria, es universal, de todos nosotros, los exiliados de allí, de ese otro lugar donde (ya ni recuerdo) la vida latía mucho más deprisa, mucho más entregada. Y es que el frío, es lento, cansado, siempre dispuesto a calarte en los huesos, siempre dispuesto a encontrarnos en cualquier esquina, en cualquier ventana.