Síndrome de Estocolmo en espiral
Publicado: Vie, 01 Nov 2013 13:07
La víctima regresa
al útero materno maltratado,
a la familia llena de violencia,
al instante de tanto sufrimiento
y encuentra paradojas en el aire.
Es la espiral que vuelve a repetirse.
Desea ya la huida,
pero también se cree
que debe seguir viva
en la infancia dorada
que simuló ser protegida;
porque el horror fue pena cotidiana
y los golpes quedaron en el alma
adheridos con trazos indelebles.
El pájaro se ha herido
en su vuelo hacia el árbol protector.
En eterno retorno
la víctima regresa a aquel momento
de espacio con el pánico vital.
Instante diminuto.
Es un microsegundo:
electrocardiograma algo distinto...
y quiere soluciones,
pero siempre las cosas van cayendo
hacia el nudo terrible sin final.
La flor busca el apoyo de la roca.
Síndrome de Estocolmo en espiral
que pide una respuesta colectiva,
más allá de la lógica y cordura.
Una montaña blanca
persigue a los demonios en los sueños.
Porque también los victimarios,
salvo alguna excepción no desdeñable,
de niños fueron víctimas de otros.
Amar es territorio de locura.
En círculos concéntricos se tocan
las víctimas, verdugos, victimarios,
salvadores y héroes y heroínas.
Pero, ¿qué es este síndrome
que toca lo creado y lo increado?
Los círculos concéntricos suceden
a la mente que todo lo analiza.
Mariposas de luz se alzan sin alas...
Síndrome de Estocolmo en espiral...
¿Cómo ha de resolverse esta ecuación?
La sombra es pesadilla de otro tiempo.
Somos solo el producto de la grieta.
Machismo radical
en el inconsciente del genoma.
Hembrismo vengativo
reaccionando a la norma de los noes.
Síndrome de Estocolmo
ataviado con galas de esponsales.
Síndrome de Estocolmo en todas partes,
que vengan los expertos y lo curen...
En el genoma hay síndrome también
por eso es tan difícil el barrido...
El rizoma errabundo toca el cielo
pero las hojas verdes van reptando
a un inframundo lleno, incoherente...
Ana Muela Sopeña
al útero materno maltratado,
a la familia llena de violencia,
al instante de tanto sufrimiento
y encuentra paradojas en el aire.
Es la espiral que vuelve a repetirse.
Desea ya la huida,
pero también se cree
que debe seguir viva
en la infancia dorada
que simuló ser protegida;
porque el horror fue pena cotidiana
y los golpes quedaron en el alma
adheridos con trazos indelebles.
El pájaro se ha herido
en su vuelo hacia el árbol protector.
En eterno retorno
la víctima regresa a aquel momento
de espacio con el pánico vital.
Instante diminuto.
Es un microsegundo:
electrocardiograma algo distinto...
y quiere soluciones,
pero siempre las cosas van cayendo
hacia el nudo terrible sin final.
La flor busca el apoyo de la roca.
Síndrome de Estocolmo en espiral
que pide una respuesta colectiva,
más allá de la lógica y cordura.
Una montaña blanca
persigue a los demonios en los sueños.
Porque también los victimarios,
salvo alguna excepción no desdeñable,
de niños fueron víctimas de otros.
Amar es territorio de locura.
En círculos concéntricos se tocan
las víctimas, verdugos, victimarios,
salvadores y héroes y heroínas.
Pero, ¿qué es este síndrome
que toca lo creado y lo increado?
Los círculos concéntricos suceden
a la mente que todo lo analiza.
Mariposas de luz se alzan sin alas...
Síndrome de Estocolmo en espiral...
¿Cómo ha de resolverse esta ecuación?
La sombra es pesadilla de otro tiempo.
Somos solo el producto de la grieta.
Machismo radical
en el inconsciente del genoma.
Hembrismo vengativo
reaccionando a la norma de los noes.
Síndrome de Estocolmo
ataviado con galas de esponsales.
Síndrome de Estocolmo en todas partes,
que vengan los expertos y lo curen...
En el genoma hay síndrome también
por eso es tan difícil el barrido...
El rizoma errabundo toca el cielo
pero las hojas verdes van reptando
a un inframundo lleno, incoherente...
Ana Muela Sopeña