Editorial Alaire

La habitación en silencio, en penumbras,
la mesa de luz con luz apagada
y la ventana entreabierta que deja saborear
la incipiente alborada.

En el lecho de quebracho, yo.

Atento al milagro que acontece
escucho el despertar de los piares, allá afuera,
con la tibieza que al lado me acompaña
y al aire puro que entra por esa rendija de luz.

Dejo pasar el tiempo, que no es nada,
comparado con el tiempo ya pasado,
sumergido en el feliz instante de ínfima gloria.
Y mientras en el jardín se desperezan los jazmines,
asume su señorío el calistemo enrojecido
por el punzó de sus flores espigadas
y tremola la palmera en la brisa que se inicia,
yo vuelvo a adormecerme dejándome llevar
por el arrullo que la vida me regala
en ese silencio vital de los piares...



Publicado en mi libro "De letras nacidas entre poetas".

Copyright©2013
Todos los derechos reservados

Me ha gustado mucho dejarme llevar por esos instantes apacibles. Un placer haberme detenido en tus hermosos versos, Carlos. Abrazos.

Imagino esa alborada dulce en tu sentir y la disfruto en tus versos. Un placer
Besos
Pilar

Un relato maravilloso, muy bonito. Creación de imágenes ejemplares. Un abrazo hermano querido. RJL

Cómo se nota que tienes la primavera a pie de pluma y de sentido.
Magnífico decir, desde la elegancia poética que te caracteriza.

Un abrazo

Elegantes y confortadores estos versos. Un gusto pasar.
Un abrazo.
Pepa

Carlos Justino Caballero escribió:La habitación en silencio, en penumbras,
la mesa de luz con luz apagada
y la ventana entreabierta que deja saborear
la incipiente alborada.

En el lecho de quebracho, yo.

Atento al milagro que acontece
escucho el despertar de los piares, allá afuera,
con la tibieza que al lado me acompaña
y al aire puro que entra por esa rendija de luz.

Dejo pasar el tiempo, que no es nada,
comparado con el tiempo ya pasado,
sumergido en el feliz instante de ínfima gloria.
Y mientras en el jardín se desperezan los jazmines,
asume su señorío el calistemo enrojecido
por el punzó de sus flores espigadas
y tremola la palmera en la brisa que se inicia,
yo vuelvo a adormecerme dejándome llevar
por el arrullo que la vida me regala
en ese silencio vital de los piares...

Excelente descripción del fugaz acontecer en el marco del infinito. Tu poema provoca una evocación melancólica de la realidad, del tiempo presente en su entera conciencia. Ha sido un placer, amigo.

Un abrazo.
Óscar

Rosa Marzal escribió:Me ha gustado mucho dejarme llevar por esos instantes apacibles. Un placer haberme detenido en tus hermosos versos, Carlos. Abrazos.

Me halagas con tu sentir al leer mi poesía. Saludos.

Pilar Morte escribió:Imagino esa alborada dulce en tu sentir y la disfruto en tus versos. Un placer
Besos
Pilar

Gratificante comentario estimada Pilar. Gracias!

Ricardo José Lascano escribió:Un relato maravilloso, muy bonito. Creación de imágenes ejemplares. Un abrazo hermano querido. RJL

Gracias por tu cercanía, estimado amigo.

Guillermo Cuesta escribió:Cómo se nota que tienes la primavera a pie de pluma y de sentido.
Magnífico decir, desde la elegancia poética que te caracteriza.

Un abrazo

Gracias por tu generosidad, Guillermo!

[quote="Carlos Justino Caballero"]

Un placer esta alborada, Carlos, aquí se deja sentir la primavera y en mi balcón ya están preparados los nidos que, como cada año, me llenarán las mañanas de piares.
Evocador y hermoso, felicidades.
Un abrazo.

Josefa A. Sánchez escribió:Elegantes y confortadores estos versos. Un gusto pasar.
Un abrazo.
Pepa

Gracias, Pepa!!

Óscar Distéfano escribió:

Carlos Justino Caballero escribió:La habitación en silencio, en penumbras,
la mesa de luz con luz apagada
y la ventana entreabierta que deja saborear
la incipiente alborada.

En el lecho de quebracho, yo.

Atento al milagro que acontece
escucho el despertar de los piares, allá afuera,
con la tibieza que al lado me acompaña
y al aire puro que entra por esa rendija de luz.

Dejo pasar el tiempo, que no es nada,
comparado con el tiempo ya pasado,
sumergido en el feliz instante de ínfima gloria.
Y mientras en el jardín se desperezan los jazmines,
asume su señorío el calistemo enrojecido
por el punzó de sus flores espigadas
y tremola la palmera en la brisa que se inicia,
yo vuelvo a adormecerme dejándome llevar
por el arrullo que la vida me regala
en ese silencio vital de los piares...

Excelente descripción del fugaz acontecer en el marco del infinito. Tu poema provoca una evocación melancólica de la realidad, del tiempo presente en su entera conciencia. Ha sido un placer, amigo.

Un abrazo.
Óscar

Gracias, Óscar!!

Marisa Peral escribió:

Carlos Justino Caballero escribió:
Un placer esta alborada, Carlos, aquí se deja sentir la primavera y en mi balcón ya están preparados los nidos que, como cada año, me llenarán las mañanas de piares.
Evocador y hermoso, felicidades.
Un abrazo.

Mi gratitud por tu presencia, estimada Marisa! Besos.