LA MIRADA UMBRIA
Publicado: Mar, 29 Oct 2013 13:38
Vendrán a por mí las lluvias
y me hallarán dispuesto a la llamada,
despierto a las palabras que retuve
cuando te tuve atada a los sentidos
y aprendí a quererte detenida
sobre la vida de aquél que te hizo infierno,
y se llevó al invierno de los años
la sangre de tu herida huida entre los labios.
Vendrán a por mí los blancos de tu carne
y los rojos de tu boca deshojada,
y el tiempo de la almohada que nunca se detuvo,
y el miedo, naufragando entre la nada nos tendrá,
a ti, con la mirada umbría, oscura y caprichosa,
a mi, con la palabra herida, dormida y desangrada,
y así,
se irán de vuelta los milagros,
y todo volverá por donde el alba y el lamento,
hacia el tiempo del tacto descuidado
y el arado inútil de tu tierra salitre,
y el sol apagado sobre tus ojos de mármol
y tu llanto de desierto.
Ya ves,
apenas he rozado tu recuerdo y ya te necesito,
y grito por las calles del destino tu nombre de conquista,
y arranco a las palabras la arista de tu abrazo,
y ya no queda espacio que no me arranque el alma
a golpes de amargura y desatino.
Y te has ahogado en llanto,
y te he encontrado invitada en otros brazos
sin alma ni camino, ni casa conocida…
sin vida.
Vendrán a por mí tus pasos de derrota
y me hallarán dispuesto a tus heridas
cuando la huida te escriba de mis horas
y la razón se apague,
oculta en las colinas de la alcoba.
y me hallarán dispuesto a la llamada,
despierto a las palabras que retuve
cuando te tuve atada a los sentidos
y aprendí a quererte detenida
sobre la vida de aquél que te hizo infierno,
y se llevó al invierno de los años
la sangre de tu herida huida entre los labios.
Vendrán a por mí los blancos de tu carne
y los rojos de tu boca deshojada,
y el tiempo de la almohada que nunca se detuvo,
y el miedo, naufragando entre la nada nos tendrá,
a ti, con la mirada umbría, oscura y caprichosa,
a mi, con la palabra herida, dormida y desangrada,
y así,
se irán de vuelta los milagros,
y todo volverá por donde el alba y el lamento,
hacia el tiempo del tacto descuidado
y el arado inútil de tu tierra salitre,
y el sol apagado sobre tus ojos de mármol
y tu llanto de desierto.
Ya ves,
apenas he rozado tu recuerdo y ya te necesito,
y grito por las calles del destino tu nombre de conquista,
y arranco a las palabras la arista de tu abrazo,
y ya no queda espacio que no me arranque el alma
a golpes de amargura y desatino.
Y te has ahogado en llanto,
y te he encontrado invitada en otros brazos
sin alma ni camino, ni casa conocida…
sin vida.
Vendrán a por mí tus pasos de derrota
y me hallarán dispuesto a tus heridas
cuando la huida te escriba de mis horas
y la razón se apague,
oculta en las colinas de la alcoba.