Página 1 de 1

Triste condición furiosa (pequeña crónica)

Publicado: Sab, 26 Oct 2013 4:42
por Macedonio Tracel
Merecer cenizas en los párpados. Miedo a rasparse, descubrir que el calor ya pasó y lo que estaba a nuestro lado ya no está. Triste condición furiosa (pequeña crónica)

He descubierto que mi hijo más chico termina sus frases con papá, las alterna para que no se note, pero decidió, creo que hace poco que nos acerquemos de esa forma. El café está bien así, papá. / igual voy a esperar que se enfríe / sabés la hora de mañana? papá. No espera las respuestas o no le importan, me está mandando un mensaje por debajo de la piel y por encima de los sonidos, entre la lluvia de afuera. Nos separa un pared y una puerta abierta que no cancela la comunicación, cada uno en una computadora. No me atrevo a preguntar por qué adoptó esta marcación que se repite, no es una coda, tengo indicios de que incluye el papá como se hacen los puentes o como son los barriletes volando o como correr juntos o pescar o alguna cosa que hayamos hecho muy poco y le podamos inventar un sueño, una continuación. Le pregunto:” trajiste los botines para mañana?”, - mhheun – no sé cómo escribirlo, dijo que sí, estamos en las pausas que establece la pluricomunicación. No lo voy a explicar. Por la dudas enciendo también la televisión, es viernes a la noche y todas las pelis son de miedo. Están reunidos en una especie de base en la Antártida. El negro seguro se va a morir enseguida. Encima hay otro negro y creo que será el segundo. En estas películas si hay negros se acaban rápido y después la trama se toma un descanso antes de seguir matando, una preparación que todos deberíamos entender. Hay algo dulce?….papá, escuchsste.
Papáa ¿! – qué?- creo que me quebré el dedo chico - te lo miro – No – le mostraste a mamá – No -. En otro canal hay un alboroto y gente amontonada. La chica que se queja casi subida al micrófono es la referencia. Le miro las manos, las uñas comidas por el exceso, las zapatillas desatadas, el pelo de un color imposible. El de la cámara fue generoso pero ya había otra gente instalándose. De la casa de enfrente se estaban yendo y enseguida, supongo que esto no está preparado, otra gente llega y se acomoda. La silla torcida en la vereda no solo no se puede explicar por cómo está pintada; confirma que algo de todo esto está mal. Creo que yo jugaría en serio hasta con dolor de cabeza pero todo parece un oleaje que arremete discontínuo, el resto del instante ha encallado inesperadamente. Yo sigo un poco ausente de las cosas que veo. La imagen que tengo del ascensor, algo más pequeña que un ojo, de arriba hacia abajo consiste en una máquina arrastrando sus fauces desdentadas hacia la lluvia, como un precipicio. Abajo en la calle algo corre. Son dos motos ahora las del ruido horrible. Un perro así lo entiende pero aparece alguien que lo apacigua. Ojo, si uno se queda quieto un rato todo parece repetirse. El perro, lo que sea, siempre puede hacerlo mejor porque es más constante.

Re: Triste condición furiosa (pequeña crónica)

Publicado: Sab, 26 Oct 2013 12:55
por Carmen López
Macedonio Tracel escribió:Merecer cenizas en los párpados. Miedo a rasparse, descubrir que el calor ya pasó y lo que estaba a nuestro lado ya no está. Triste condición furiosa (pequeña crónica)

He descubierto que mi hijo más chico termina sus frases con papá, las alterna para que no se note, pero decidió, creo que hace poco que nos acerquemos de esa forma. El café está bien así, papá. / igual voy a esperar que se enfríe / sabés la hora de mañana? papá. No espera las respuestas o no le importan, me está mandando un mensaje por debajo de la piel y por encima de los sonidos, entre la lluvia de afuera. Nos separa un pared y una puerta abierta que no cancela la comunicación, cada uno en una computadora. No me atrevo a preguntar por qué adoptó esta marcación que se repite, no es una coda, tengo indicios de que incluye el papá como se hacen los puentes o como son los barriletes volando o como correr juntos o pescar o alguna cosa que hayamos hecho muy poco y le podamos inventar un sueño, una continuación. Le pregunto:” trajiste los botines para mañana?”, - mhheun – no sé cómo escribirlo, dijo que sí, estamos en las pausas que establece la pluricomunicación. No lo voy a explicar. Por la dudas enciendo también la televisión, es viernes a la noche y todas las pelis son de miedo. Están reunidos en una especie de base en la Antártida. El negro seguro se va a morir enseguida. Encima hay otro negro y creo que será el segundo. En estas películas si hay negros se acaban rápido y después la trama se toma un descanso antes de seguir matando, una preparación que todos deberíamos entender. Hay algo dulce?….papá, escuchsste.
Papáa ¿! – qué?- creo que me quebré el dedo chico - te lo miro – No – le mostraste a mamá – No -. En otro canal hay un alboroto y gente amontonada. La chica que se queja casi subida al micrófono es la referencia. Le miro las manos, las uñas comidas por el exceso, las zapatillas desatadas, el pelo de un color imposible. El de la cámara fue generoso pero ya había otra gente instalándose. De la casa de enfrente se estaban yendo y enseguida, supongo que esto no está preparado, otra gente llega y se acomoda. La silla torcida en la vereda no solo no se puede explicar por cómo está pintada; confirma que algo de todo esto está mal. Creo que yo jugaría en serio hasta con dolor de cabeza pero todo parece un oleaje que arremete discontínuo, el resto del instante ha encallado inesperadamente. Yo sigo un poco ausente de las cosas que veo. La imagen que tengo del ascensor, algo más pequeña que un ojo, de arriba hacia abajo consiste en una máquina arrastrando sus fauces desdentadas hacia la lluvia, como un precipicio. Abajo en la calle algo corre. Son dos motos ahora las del ruido horrible. Un perro así lo entiende pero aparece alguien que lo apacigua. Ojo, si uno se queda quieto un rato todo parece repetirse. El perro, lo que sea, siempre puede hacerlo mejor porque es más constante.

Madre mía!!!. Pasa que cuando algo es íntimo, uno no sabe si andar de puntillas, hacerse el despistado o toser para hacerse presente, así que toso, aunque no se cual es la onomatopeya correcta para esto.

Yo, que no tengo hijos, leyendo el texto he pensado qué que suerte tiene tu hijo de que su papá interprete hasta las repeticiones en las frases y los silencios que no son tan cordiales, un papá que entiende que las cometas quieran siempre ser voladas y que los puentes son necesarios.

Lo de las películas de miedo-hasta podría ser literario dentro del texto- pero, me reí con el negro, por lo cierto, esa ironía -inteligente- me gusta muchísimo, nunca la pierdas.

Y, lo de las repeticiones y los perros me impresiono mucho menos que lo de las cenizas, porqué cuando alguien habla o nombra la palabra ceniza- no se porqué- pero yo siempre atisbo un gran incendio.

Papá, es un termino que nadie le va a poder robar jamás a tu hijo, aunque lo repita a cada rato como un mantra, es como ese balanceo que hacemos a veces involuntariamente como si nos acunáramos.

Un abrazo grandote, Macedonio.

Carmen

Re: Triste condición furiosa (pequeña crónica)

Publicado: Lun, 28 Oct 2013 13:40
por Hallie Hernández Alfaro
Macedonio Tracel escribió:Merecer cenizas en los párpados. Miedo a rasparse, descubrir que el calor ya pasó y lo que estaba a nuestro lado ya no está. Triste condición furiosa (pequeña crónica)

He descubierto que mi hijo más chico termina sus frases con papá, las alterna para que no se note, pero decidió, creo que hace poco que nos acerquemos de esa forma. El café está bien así, papá. / igual voy a esperar que se enfríe / sabés la hora de mañana? papá. No espera las respuestas o no le importan, me está mandando un mensaje por debajo de la piel y por encima de los sonidos, entre la lluvia de afuera. Nos separa un pared y una puerta abierta que no cancela la comunicación, cada uno en una computadora. No me atrevo a preguntar por qué adoptó esta marcación que se repite, no es una coda, tengo indicios de que incluye el papá como se hacen los puentes o como son los barriletes volando o como correr juntos o pescar o alguna cosa que hayamos hecho muy poco y le podamos inventar un sueño, una continuación. Le pregunto:” trajiste los botines para mañana?”, - mhheun – no sé cómo escribirlo, dijo que sí, estamos en las pausas que establece la pluricomunicación. No lo voy a explicar. Por la dudas enciendo también la televisión, es viernes a la noche y todas las pelis son de miedo. Están reunidos en una especie de base en la Antártida. El negro seguro se va a morir enseguida. Encima hay otro negro y creo que será el segundo. En estas películas si hay negros se acaban rápido y después la trama se toma un descanso antes de seguir matando, una preparación que todos deberíamos entender. Hay algo dulce?….papá, escuchsste.
Papáa ¿! – qué?- creo que me quebré el dedo chico - te lo miro – No – le mostraste a mamá – No -. En otro canal hay un alboroto y gente amontonada. La chica que se queja casi subida al micrófono es la referencia. Le miro las manos, las uñas comidas por el exceso, las zapatillas desatadas, el pelo de un color imposible. El de la cámara fue generoso pero ya había otra gente instalándose. De la casa de enfrente se estaban yendo y enseguida, supongo que esto no está preparado, otra gente llega y se acomoda. La silla torcida en la vereda no solo no se puede explicar por cómo está pintada; confirma que algo de todo esto está mal. Creo que yo jugaría en serio hasta con dolor de cabeza pero todo parece un oleaje que arremete discontínuo, el resto del instante ha encallado inesperadamente. Yo sigo un poco ausente de las cosas que veo. La imagen que tengo del ascensor, algo más pequeña que un ojo, de arriba hacia abajo consiste en una máquina arrastrando sus fauces desdentadas hacia la lluvia, como un precipicio. Abajo en la calle algo corre. Son dos motos ahora las del ruido horrible. Un perro así lo entiende pero aparece alguien que lo apacigua. Ojo, si uno se queda quieto un rato todo parece repetirse. El perro, lo que sea, siempre puede hacerlo mejor porque es más constante.


Es hermoso y va creando lugares inamovibles y reconociendo nubes/palabras. Padres e hijos, cercanos y al frente de una vida en constante construcción. Cuando se mueven los espacios emocionales-físicos el impacto es enorme. Poco a poco, amigo-responsabilidad-hermano, se podrá atisbar luz por todas las rendijas. Mientras tanto que la poesía nutra y acompañe.

Abrazos.

Publicado: Sab, 11 Ene 2014 11:52
por Macedonio Tracel
ah Carmen, sí, lo de las cenizas sobre los párpados... la sensación de a veces haber visto en el fuego y un respiro para eso.

saludos para tí por favor

Publicado: Dom, 12 Ene 2014 14:09
por Marius Gabureanu
Impresionante secuencia donde coexisten dos planes de realidad. Por un lado el amor
padre-hijo se esta solidificado en gestos que vuelven a repetirse como las iglesias, entre colinas, entre silencios hinchados. Y del otro hay una vida desorientada, expulsada de la lógica, un futuro del que hay que huir, o simplemente apagar todas esas luces que no son luciérnaga o sol. Tienes una manera admirable de cavar, de sintetizar lo fundamental de una situación.
Abrazos y felicitaciones, Macedonio. Feliz domingo.