LAS INFANCIAS QUE ME QUEDAN
Publicado: Jue, 24 Oct 2013 9:07
Pensando en ti,
he tomado la mañana por camino
para llegarte desnudo entre las hojas
y hablarte de futuro.
He querido atarme a tus temores
y buscar un lugar donde volvernos
a los incendios del alma,
una mar donde sentirnos
y una calma donde hablarnos al oído
como entonces,
cuando las voces amaban y se escuchaban caricias,
cuando tu carne era ayuno
y ninguno de los dos tenía fronteras,
cuando la espera era miedo
y los labios araban primaveras
entre algodones eternos y temores de domingo,
entre granates y azules y zozobras de penumbra,
y susurros…
y rellanos de escalera rebosantes de pecado.
He llegado hasta tu tacto
doblado por los años que apuran mi paisaje,
cargando este equipaje que apenas cubre el aire
y te he sentido como entonces,
dormida en la pupila del sueño adolescente,
sentada en la orilla sin mar de tu frente de cristal
y mi arena de enero,
atada a estos dedos que aún te contemplan
desnuda de lunas, vestida de miedos,
asunta a aquellos cielos pintados de tarde,
trenzados de estrellas que ahora te recuerdan
fugaz como ninguna,
inmaculadamente eterna.
Pensando en ti,
he encontrado las infancias que me quedan.
he tomado la mañana por camino
para llegarte desnudo entre las hojas
y hablarte de futuro.
He querido atarme a tus temores
y buscar un lugar donde volvernos
a los incendios del alma,
una mar donde sentirnos
y una calma donde hablarnos al oído
como entonces,
cuando las voces amaban y se escuchaban caricias,
cuando tu carne era ayuno
y ninguno de los dos tenía fronteras,
cuando la espera era miedo
y los labios araban primaveras
entre algodones eternos y temores de domingo,
entre granates y azules y zozobras de penumbra,
y susurros…
y rellanos de escalera rebosantes de pecado.
He llegado hasta tu tacto
doblado por los años que apuran mi paisaje,
cargando este equipaje que apenas cubre el aire
y te he sentido como entonces,
dormida en la pupila del sueño adolescente,
sentada en la orilla sin mar de tu frente de cristal
y mi arena de enero,
atada a estos dedos que aún te contemplan
desnuda de lunas, vestida de miedos,
asunta a aquellos cielos pintados de tarde,
trenzados de estrellas que ahora te recuerdan
fugaz como ninguna,
inmaculadamente eterna.
Pensando en ti,
he encontrado las infancias que me quedan.