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y al final...

Publicado: Lun, 14 Oct 2013 22:13
por Alfonso Alfaro

... y al principio creí mejor y más prudente no decir nada, no escribir nada, no hacer comentarios, pero me gusta pensar en ese polvorín que fueron tus ojos cuando vagaban sin rumbo fijo entre los vagones de carbón y pese a tus esfuerzos, nos colábamos entre los topes intentando ocupar un buen puesto de salida para coger la jaula en la planchada. También en todas las pestes que decías, apenas sin reflexionar, dándonos la bronca bajo la luz dorada de tu lámpara. Querido amigo, no eran las ganas de salir al exterior lo que nos reunía, si no la presencia de juventud, de esplendor, de amistad. Sentados en la oscuridad vimos crecer un lazo por la galería, como una enredadera que hubiese abonado tus bramidos.
Ahora amigo mío, alguien debería hacerse cargo de tu dolor. Ahora, el sol de nuestros días tiene los ojos tristes. Esta absurda metáfora, con su ternura abstracta, me permite seguir la corriente de la inspiración pero no evita que tu enfermedad me sorprenda. Intento resistirme a pensar que la muerte te acecha y me dedico al oficio más dulce que conozco, el de anotar los cambios de luz en tu mirada.
Confieso que muy a tu pesar, y al nuestro, eres el protagonista indiscutible de esta trágica historia y que tu oscuridad, tal como yo la veo, es casi inútil y los ojos tristes y la mirada perdida y también el horror que aún queda por vivir. Maldita enfermedad en el cerebro, te tiene postrado en la cama y mira que buscaste salidas al laberinto. Una puerta repentina que se abriese en tu cabeza, pero no has podido conseguirlo. Hoy, alejado ya de la utopía he ido a verte al hospital, me he asomado de nuevo a tus ojos y he visto a otro hombre y asumo en él la ausencia de realidad. El cáncer te está quitando la luz propia.
Y no es lo que vi, si no el ver. No es lo que sentía, si no sentir. Nunca lo olvidaré, eras un mar dormido mientras te acariciaba la mano de tu mujer. Su amor es un secreto que no conoce nadie. Los demás callan, se miran a los ojos y no lo ven, descubren al azar el temblor que precede a su estallido. Luego ella llora sentada junto a ti y al mirarte, descansa su dolor sobre tu rostro. Con qué cautela y qué sigilo surgió ese amor a este lado de la muerte, qué lástima que durmieras y no lo lograras ver.

Publicado: Lun, 14 Oct 2013 22:21
por Hallie Hernández Alfaro
Duele mucho la pena que abre sus vísceras a la realidad. Enfermedad, desgracia y túneles interminables; sin embargo, el amor asoma su piel, arroja leños al frío, insiste en borrar con una caricia los rastros del carbón culpable.

Un abrazo fuerte y todos los aplausos, Alfonso.

Publicado: Lun, 14 Oct 2013 22:33
por Carmen López
El escrito llora y duele, amigo Alfonso, su dolor desciende e inunda todo el texto hasta que nos duele por dentro. Y sí, Hallie tiene razón el amor, crea un espacio de ternura al que una quiere asirse.

Un abrazo grande.

Carmen