Editorial Alaire

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Si herida la razón por tus quimeras
ayer le disparé a bocajarro
mi adiós sereno al infinito…
si el estruendo desgarró los tímpanos
a la tarde caduca y somnolienta,
y sangró el naciente eco de la luna…
o si cansado del azote de tu rabia
dirigí mi nave hacia la calma chicha,
cargué mi recámara de silencios
y grité libertad al horizonte...

No fue, por más que así lo pienses,
que cobardes mis pasos ante tu ira
dibujaran baldías oquedades
por el sendero lóbrego del miedo,
ni que febriles de celos, las sienes
redujeran a cenizas las palabras
y emprendieran el regreso trashumante
al templo callado de mi mente.

Que si levé lágrimas y largué sonrisas
bajo el soplo vacío y quejumbroso
de tus huestes rastreras, desdentadas,
o ante el vértigo que imbuía tu arrebato,
fue por no esculpir ante la audiencia
otra muesca más de gloria efímera
en la pared más oscura de mi celda.


© ~ Antonio Urdiales ~ 2006

Antonio. lo primero que me surge es un aplauso.
Imprimiste en estos versos tanta fuerza que el sentir y la metáfora
se juntan y se evitan a merced de la queja y del encanto del poema.

Un abrazo y arriba este poema exquisito y estupendo

Antonio Urdiales escribió:.
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Si herida la razón por tus quimeras
ayer le disparé a bocajarro
mi adiós sereno al infinito…
si el estruendo desgarró los tímpanos
a la tarde caduca y somnolienta,
y sangró el naciente eco de la luna…
o si cansado del azote de tu rabia
dirigí mi nave hacia la calma chicha,
cargué mi recámara de silencios
y grité libertad al horizonte...

Una apertura que lleva gigantes en los brazos. Belleza y cielo en el reino de las metáforas.

No fue, por más que así lo pienses,
que cobardes mis pasos ante tu ira
dibujaran baldías oquedades
por el sendero lóbrego del miedo,
ni que febriles de celos, las sienes
redujeran a cenizas las palabras
y emprendieran el regreso trashumante
al templo callado de mi mente.

Los motivos del poeta, el gorgojeo intenso del pájaro azul, los talismanes de la emoción cruda.

Que si levé lágrimas y largué sonrisas
bajo el soplo vacío y quejumbroso
de tus huestes rastreras, desdentadas,
o ante el vértigo que imbuía tu arrebato,
fue por no esculpir ante la audiencia
otra muesca más de gloria efímera
en la pared más oscura de mi celda.

El cierre apoteósico se desliza con paso firme en la quemadura del vacío. Poderoso y limpísimo.






© ~ Antonio Urdiales ~ 2006

Antonio, mi sincera enhorabuena por tu obra y gracias por compartir.

Salud y felicidad, poeta.

Antonio Urdiales, No hay dudas que brota el oficio en tus intimistas versos, Antonio. Congratulaciones por tu entrega.

Un poema que discurre de la decepción al silencio en versos hermosos que he disfrutado.
Un placer seguirte
Besos
Pilar

Me ha gustado mucho tu poema, Antonio. Ha sido un placer su lectura.
Un fuerte abrazo

Excelente dominio del lenguaje poético. Ha sido un placer leerte. Un abrazo.

Un poema exquisito, memorable, es el que nos traes hoy, amigo. El hilo argumental se desliza con claridad, con el dominio del lenguaje, hacia un cierre de lo más estupendo. Hermoso remate que me inyectado evocación y goce estético.

Un abrazo, querido amigo.
Óscar

Admirablemente bien escrito, exquisito el uso del lenguaje, evocador y bello.
Amigo Antonio recibe mi enhorabuena.

Un abrazo.

Carmen

Poderoso y muy hermoso versar. Un magnífico poema, Antonio. Mi sincera felicitación y abrazo, poeta.

Guillermo Cuesta escribió:Antonio. lo primero que me surge es un aplauso.
Imprimiste en estos versos tanta fuerza que el sentir y la metáfora
se juntan y se evitan a merced de la queja y del encanto del poema.

Un abrazo y arriba este poema exquisito y estupendo

Guillermo, amigo, muchas gracias por leerme y por la amabilidad de tu comentario.

Nos leemos.

Un abrazo.

Hallie Hernández Alfaro escribió:

Antonio Urdiales escribió:.
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Si herida la razón por tus quimeras
ayer le disparé a bocajarro
mi adiós sereno al infinito…
si el estruendo desgarró los tímpanos
a la tarde caduca y somnolienta,
y sangró el naciente eco de la luna…
o si cansado del azote de tu rabia
dirigí mi nave hacia la calma chicha,
cargué mi recámara de silencios
y grité libertad al horizonte...

Una apertura que lleva gigantes en los brazos. Belleza y cielo en el reino de las metáforas.

No fue, por más que así lo pienses,
que cobardes mis pasos ante tu ira
dibujaran baldías oquedades
por el sendero lóbrego del miedo,
ni que febriles de celos, las sienes
redujeran a cenizas las palabras
y emprendieran el regreso trashumante
al templo callado de mi mente.

Los motivos del poeta, el gorgojeo intenso del pájaro azul, los talismanes de la emoción cruda.

Que si levé lágrimas y largué sonrisas
bajo el soplo vacío y quejumbroso
de tus huestes rastreras, desdentadas,
o ante el vértigo que imbuía tu arrebato,
fue por no esculpir ante la audiencia
otra muesca más de gloria efímera
en la pared más oscura de mi celda.

El cierre apoteósico se desliza con paso firme en la quemadura del vacío. Poderoso y limpísimo.






© ~ Antonio Urdiales ~ 2006

Antonio, mi sincera enhorabuena por tu obra y gracias por compartir.

Salud y felicidad, poeta.

Ni un cirujano hubiera diseccionado mejor el poema, Hallie.

No sabes como agradezco no sólo la lectura, sino el agradable y trabajado comentario, en definitiva, el tiempo que les dedicas a mis versos. Muchísimas gracias, por ello.

Nos leemos.

Un abrazo.

[quote="Antonio Urdiales"].
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Felicidades por este poema bello, Antonio, que he leído con mucho placer.
Un abrazo.

Carlos Justino Caballero escribió:Antonio Urdiales, No hay dudas que brota el oficio en tus intimistas versos, Antonio. Congratulaciones por tu entrega.

Carlos, gracias por tu agradable comentarios.

Un abrazo.

Un gran gusto de lectura, sin duda. El oficio del poeta destaca, pero el entretejido sentimental cautiva... Mis aplausos y un abrazo sincero estimado poeta.