Editorial Alaire

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Con la inercia del péndulo
hiciste borrón y cuenta nueva en tu memoria
y embriagaste tu océano de resaca.

Casi con dulzura,
como acaricia los labios el aliento de un suspiro,
fuiste evaporando entre mis dedos,
soplo a soplo,
la fragancia del grial
que perfumaba lirios en el tiempo.

Así, sin prisas,
como peina el ocaso los cabellos a la noche,
y en silencio,
como se mueren las flores,
diseminaste afinados desencuentros
por el turbador atardecer de mis infiernos.

Ni una mirada altiva,
ni una voz sembrando discordias,
ni una nota delatando realidades,
nada…
ni tan siquiera un portazo furibundo
que avivase el latido en mis arterias.

Y nada quedó de ti tras tu partida
salvo el tedio cotidiano de tus huellas
paseando, bohemias, mi nostalgia;
algunas ilusiones, que bordamos,
remendando frías soledades;
rescoldos de la llama de tu ausencia
caldeando apenas mi delirio
y cual infalible predicción de mi final,
desérticas dunas de silencio
amortajando un sin fin de horas muertas
por la lividez cadavérica del folio.

© Antonio Urdiales Camacho

Terrible la hermosura que destilan estos versos, Antonio. La última estrofa es un cierre fastuoso y brillante para un gran poema.

Enhorabuena y todos los aplausos.

Salud y felicidad.

Si, Antonio, así, casi con dulzura, como brotan las palabras de la pluma para reflejarse en un folio de
papel, en la pantalla de un ordenador, dejando los sentimientos impresos.
Un bello poema, compañero. Abrazos.
Mario.

Antonio, qué derroche de ternura este poema !!!

Siempre mis saludos mediterráneos, para acompañarlo.

Un poema pleno de nostalgia y ausencia donde el recuerdo se impregna de dulzura. Precioso
Besos
Pilar

Antonio Urdiales, Maravillosa entrega al amor ausente. Mu gustó mucho este poema, Antonio. Un abrazo!

Hermoso poema, coincido con Hallie la última estrofa es para enmarcar.

Un abrazo.

Muy buen trabajo Antonio, el cierre del poema es para enmarcar. Me llevó todo el poema, su dulzura, esa entrega. Un placer que he disfrutado.

Un abrazo.

Carmen

Así, sin prisas,
como peina el ocaso los cabellos a la noche,
y en silencio,
como se mueren las flores,
diseminaste afinados desencuentros
por el turbador atardecer de mis infiernos.


Wowww, qué belleza, sin palabras, un grandísimo poema, ha sido un placer leerte Antonio, un fuerte abrazo.

Cecilia

Hallie Hernández Alfaro escribió:Terrible la hermosura que destilan estos versos, Antonio. La última estrofa es un cierre fastuoso y brillante para un gran poema.

Enhorabuena y todos los aplausos.

Salud y felicidad.

Hallie, querida amiga, muchísimas gracias por ese aroma sutil que siempre deja tu paso por mis versos.

Un abrazo.

Desarrollas elegantemente este poema desde la distancia,
desde la ausencia bajo el dolor del recuerdo y la nostalgia,
pero el poeta dispone de un resorte primigenio para deliberar
consigo mismo a pie de pluma y diccionario.

Mi felicitación y aplauso, y un abrazo

Mario Martínez escribió:Si, Antonio, así, casi con dulzura, como brotan las palabras de la pluma para reflejarse en un folio de
papel, en la pantalla de un ordenador, dejando los sentimientos impresos.
Un bello poema, compañero. Abrazos.
Mario.

Mario, muchas gracias por tu agradable presencia junto a mis versos.

Nos leemos.

Un abrazo.

Antonio Urdiales escribió:.
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Con la inercia del péndulo
hiciste borrón y cuenta nueva en tu memoria
y embriagaste tu océano de resaca.

Casi con dulzura,
como acaricia los labios el aliento de un suspiro,
fuiste evaporando entre mis dedos,
soplo a soplo,
la fragancia del grial
que perfumaba lirios en el tiempo.

Así, sin prisas,
como peina el ocaso los cabellos a la noche,
y en silencio,
como se mueren las flores,
diseminaste afinados desencuentros
por el turbador atardecer de mis infiernos.

Ni una mirada altiva,
ni una voz sembrando discordias,
ni una nota delatando realidades,
nada…
ni tan siquiera un portazo furibundo
que avivase el latido en mis arterias.

Y nada quedó de ti tras tu partida
salvo el tedio cotidiano de tus huellas
paseando, bohemias, mi nostalgia;
algunas ilusiones, que bordamos,
remendando frías soledades;
rescoldos de la llama de tu ausencia
caldeando apenas mi delirio
y cual infalible predicción de mi final,
desérticas dunas de silencio
amortajando un sin fin de horas muertas
por la lividez cadavérica del folio.

© Antonio Urdiales Camacho

Así
"amortajando un sin fin de horas muertas
por la lividez cadavérica del folio"

¡¡¡Qué maravilla!!!
He destacado unas estrofas y ahora pienso que quería colorear otras o quizá... todo el poema hay que remarcarlo, Antonio. Una delicia tus letras.
Saludos.

Concha Vidal escribió:Antonio, qué derroche de ternura este poema !!!

Siempre mis saludos mediterráneos, para acompañarlo.

Un abrazo, Concha, además de mi agradecimiento por tu presencia.

Nos leemos.