- te decía -
pintando de azucenas tus pestañas
y mientras.
mil hormigas me reían por dentro,
las entrañas.
Y así,
entre ciempiés calzando asombros,
corrían tan tranquilas las miradas,
la tuya,
como siempre , tan serena,
la mía
del redil a la cañada posándose tu mano,
así, como si acaso
así, como si nada
al tibio de la hondura provocada.
Dos besos en silencio, amor
hasta mañana.
(Es bueno, de vez en cuando ver quienes éramos o quienes o cómo y ver quienes sómo, ó como, o eso, porque este poema es del 2006 y bueno, tu mirada seguirá tranquila, la mía también pero al revés, porque nunca he sido persona precisamente tranquila, o sea, que res, seguimos igual)