EN CADA LUNA
Publicado: Lun, 30 Sep 2013 9:45
Sentado en el alero de tu vida,
con tu mano vistiendo la piel que me cobija,
sin prisas que me luchen
sin huidas,
quiero hablar de ti sabiendo que aún me vives
a pesar de las horas que abultan mi equipaje,
de las memorias crueles y alguna que otra herida.
Esta monotonía que te hace diferente,
el muro de tu frente y el mar de tu cabello,
el brillo de esos ojos de niña adormecida,
la boca que me invita y me convierte al culto de tus labios,
y la oración continua del beso que incita y que provoca,
la seda de tu cuello que desliza
los pasos de mi verso a la cima descarada
de tus pechos de sol y madrugada,
las sendas de lino de tu ombligo
refugio de nieves y tormentas,
de preludios y esperas al monte peregrino,
de caminos de magia al valle del delirio,
de salivas y mieles y dulces y salinos,
de humanos y divinos y ayunos y banquetes,
de susurros y de gritos…
y, al alba, ser fin para volver sobre tus pies a recorrerte,
para quererte de nuevo
y hablar de ti en cada verso,
en cada herida.
Sentado en el alero de esa vida
que envuelve y apasiona y ama,
y engancha y aprisiona,
y vuelve con el sol cada mañana,
y escribe de este amor en cada luna.
con tu mano vistiendo la piel que me cobija,
sin prisas que me luchen
sin huidas,
quiero hablar de ti sabiendo que aún me vives
a pesar de las horas que abultan mi equipaje,
de las memorias crueles y alguna que otra herida.
Esta monotonía que te hace diferente,
el muro de tu frente y el mar de tu cabello,
el brillo de esos ojos de niña adormecida,
la boca que me invita y me convierte al culto de tus labios,
y la oración continua del beso que incita y que provoca,
la seda de tu cuello que desliza
los pasos de mi verso a la cima descarada
de tus pechos de sol y madrugada,
las sendas de lino de tu ombligo
refugio de nieves y tormentas,
de preludios y esperas al monte peregrino,
de caminos de magia al valle del delirio,
de salivas y mieles y dulces y salinos,
de humanos y divinos y ayunos y banquetes,
de susurros y de gritos…
y, al alba, ser fin para volver sobre tus pies a recorrerte,
para quererte de nuevo
y hablar de ti en cada verso,
en cada herida.
Sentado en el alero de esa vida
que envuelve y apasiona y ama,
y engancha y aprisiona,
y vuelve con el sol cada mañana,
y escribe de este amor en cada luna.