Laura no entiende este mundo.
Publicado: Jue, 26 Sep 2013 17:46
Laura no entiende este mundo.
Laura no entiende este mundo, hace mucho que dejó de leer los diarios, que los noticieros convertidos en casos de sucesos le provocan repulsión. Laura, no es extraterrestre, vive en un país real, que tiene historia como todos los países. Cuando Laura conoció la historia de su país, pensó que era demasiado tarde, como en casi todos los países. Es muy difícil de aceptar que una dictadura se ha acabado. Ella cree, porque no entiende este mundo, que deja todo tipo de secuelas, hasta que modifica el ADN de los individuos. La gente está tan acostumbrada a que siempre la pisen, que protestar está tan mal mirado que ya nadie lo hace.
Laura hace tiempo que dejó de creer en los políticos, no recuerda si alguna vez creyó, aunque le suena haber votado una vez, recién cumplidos sus 18 años, con esa fe y esa ilusión en las ideas de que cambiar puede ser posible. A Laura la política nunca le gustó, porque las ideas no le parecen que puedan ser vendidas, ella pensaba entonces que la ideas tenían que vivirse. La política, cuando la conoció le pareció un mercado, quizás un mercadillo. Aunque a diferencia del mercado, uno no se lleva a casa aquello que ha comprado. Es el mercader el que después de vender su producto, ha ganado. Tú llegas a tu casa con la cesta de la compra siempre vacía.
A Laura, que no entiende este mundo, le cuesta encontrarle sentido a que el gobierno de su nación nunca gobierne una vez que ha llegado al poder. Le cuesta trabajo entender que siempre tenga una buena excusa, a veces piensa que lo único que hay en este mundo es una grandiosa e inagotable red de excusas; la situación, la oposición y su legado, la economía, la política internacional, la prima de riesgo, la deuda pública o la crisis. Laura sabe que da igual quien acceda al poder, ya no cree en las ideologías. Sabe, porque se lo han repetido cientos de veces, que el gobierno siempre se ve obligado a tomar esa postura, a adoptar esa ley, etc…con la que no comulga y que por supuesto no estaba en su programa ni en su ideario político.
A Laura le cuesta mucho entender que la gente siga creyendo en el poder, porque Laura tiene memoria. Es un defecto pueril con el que vino de serie a este mundo. Aunque el gobierno ya está empezando a buscarle soluciones al problema, primero fueron las corridas de toros y ahora es el fútbol, un triunfo de la selección y ya nadie recuerda nada. Si la cosa se pone muy fea y queda alguien que no esté ya del todo desmemoriado, se recurre al tan utilizado; “divide y vencerás” que acuñó Julio César, eso siempre triunfa entre los ciudadanos , sobre todo en un país divido por las guerras como es el de Laura (como es cualquier país), así en vez de hablarse de las políticas del gobierno, se habla de los bancos, de los funcionarios, de los parados, de una u otra autonomía o territorio, de la lengua, de la religión, de la enseñanza y así una larga y socorrida lista en que los egos de la multitud se vean de uno u otro lado alentados.
Laura no entiende este mundo, su inteligencia tan infantil a veces, a veces tan pueril, no acierta a entenderlo, pertenece a un número muy pequeño de personas que sigue conservando la memoria.
Laura no entiende este mundo, hace mucho que dejó de leer los diarios, que los noticieros convertidos en casos de sucesos le provocan repulsión. Laura, no es extraterrestre, vive en un país real, que tiene historia como todos los países. Cuando Laura conoció la historia de su país, pensó que era demasiado tarde, como en casi todos los países. Es muy difícil de aceptar que una dictadura se ha acabado. Ella cree, porque no entiende este mundo, que deja todo tipo de secuelas, hasta que modifica el ADN de los individuos. La gente está tan acostumbrada a que siempre la pisen, que protestar está tan mal mirado que ya nadie lo hace.
Laura hace tiempo que dejó de creer en los políticos, no recuerda si alguna vez creyó, aunque le suena haber votado una vez, recién cumplidos sus 18 años, con esa fe y esa ilusión en las ideas de que cambiar puede ser posible. A Laura la política nunca le gustó, porque las ideas no le parecen que puedan ser vendidas, ella pensaba entonces que la ideas tenían que vivirse. La política, cuando la conoció le pareció un mercado, quizás un mercadillo. Aunque a diferencia del mercado, uno no se lleva a casa aquello que ha comprado. Es el mercader el que después de vender su producto, ha ganado. Tú llegas a tu casa con la cesta de la compra siempre vacía.
A Laura, que no entiende este mundo, le cuesta encontrarle sentido a que el gobierno de su nación nunca gobierne una vez que ha llegado al poder. Le cuesta trabajo entender que siempre tenga una buena excusa, a veces piensa que lo único que hay en este mundo es una grandiosa e inagotable red de excusas; la situación, la oposición y su legado, la economía, la política internacional, la prima de riesgo, la deuda pública o la crisis. Laura sabe que da igual quien acceda al poder, ya no cree en las ideologías. Sabe, porque se lo han repetido cientos de veces, que el gobierno siempre se ve obligado a tomar esa postura, a adoptar esa ley, etc…con la que no comulga y que por supuesto no estaba en su programa ni en su ideario político.
A Laura le cuesta mucho entender que la gente siga creyendo en el poder, porque Laura tiene memoria. Es un defecto pueril con el que vino de serie a este mundo. Aunque el gobierno ya está empezando a buscarle soluciones al problema, primero fueron las corridas de toros y ahora es el fútbol, un triunfo de la selección y ya nadie recuerda nada. Si la cosa se pone muy fea y queda alguien que no esté ya del todo desmemoriado, se recurre al tan utilizado; “divide y vencerás” que acuñó Julio César, eso siempre triunfa entre los ciudadanos , sobre todo en un país divido por las guerras como es el de Laura (como es cualquier país), así en vez de hablarse de las políticas del gobierno, se habla de los bancos, de los funcionarios, de los parados, de una u otra autonomía o territorio, de la lengua, de la religión, de la enseñanza y así una larga y socorrida lista en que los egos de la multitud se vean de uno u otro lado alentados.
Laura no entiende este mundo, su inteligencia tan infantil a veces, a veces tan pueril, no acierta a entenderlo, pertenece a un número muy pequeño de personas que sigue conservando la memoria.