Editorial Alaire

Por aquí y por allá caen las hojas en blanco, un otoño literario florece en el cuenco de los jardines, las manos siguen estando en el mismo lugar de siempre, los codos dejaron surcos en los vientres de la desgana y el amor… el amor se fue a darse una vuelta por las mareas, y así va, suben y bajan las arenas de la vida, agujerean algunos trozos del ser, pero otra ola los tapa y vuelve a tomar su dureza húmeda.
Siempre fuimos permeables, nos dejamos susurrar a los sentidos sin tapias por el medio, y así nos fue, arriesgamos los salarios de reserva, y con los bolsillos llenos de nada, nos fuimos a dar la vuelta al mundo. Qué bien vivimos, como disfrutamos de aquellas horas sin relojes a la caída de un sol por el mar del oeste, isleños en grandes ciudades. ¿Acaso existía alguien? Los parques estaban decorados sólo para un escenario, sólo para la gran obra de nuestros besos.
Fuimos únicos, somos únicos y seguimos viviendo al borde de un abismo, podemos caer en ese espacio de locura (preferible a las cuerdas de la cordura). Así nos fue y así nos va en esta vida de sorpresas, te regalas a mi cada día.
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Somo permeables, Sara, siempre lo fuimos, si no hubiera sido así, quizá no podríamos describirlo de forma tan bella.

Aplausos, né.

Blanca

Sandra Gª Garrido escribió:Por aquí y por allá caen las hojas en blanco, un otoño literario florece en el cuenco de los jardines, las manos siguen estando en el mismo lugar de siempre, los codos dejaron surcos en los vientres de la desgana y el amor… el amor se fue a darse una vuelta por las mareas, y así va, suben y bajan las arenas de la vida, agujerean algunos trozos del ser, pero otra ola los tapa y vuelve a tomar su dureza húmeda.
Siempre fuimos permeables, nos dejamos susurrar a los sentidos sin tapias por el medio, y así nos fue, arriesgamos los salarios de reserva, y con los bolsillos llenos de nada, nos fuimos a dar la vuelta al mundo. Qué bien vivimos, como disfrutamos de aquellas horas sin relojes a la caída de un sol por el mar del oeste, isleños en grandes ciudades. ¿Acaso existía alguien? Los parques estaban decorados sólo para un escenario, sólo para la gran obra de nuestros besos.
Fuimos únicos, somos únicos y seguimos viviendo al borde de un abismo, podemos caer en ese espacio de locura (preferible a las cuerdas de la cordura). Así nos fue y así nos va en esta vida de sorpresas, te regalas a mi cada día.
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Nunca he tenido un otoño literario, gracias por hacer que trate de imaginarme uno.

Ignacio M.

Excelente , un gusto llegar a tus letras.

saludos.

Malvina

Carpe diem, deberíamos de tenerlo en cuenta cada otoño...o por lo menos alguno de vez en cuando, por lo menos .
Me gusta la frescura que siempre tienen tus letras, Sandra, todo lo escribes a golpe de latido y eso lo hace leerse con la misma pasión que tú le das.

Un abrazo

Sara

Hacía tiempo que no sabía de tus letras, pero observo que cada día están a la altura máxima, en calidad, emotividad y certeza.

Un abrazo

José Manuel F. Febles

llego rancio de tiempo a estas letras, o tal vez rancias fueran las fechas en que se dejaron porque hoy 20 de abril con la primavera renovada no valen los sabores ocres ni las estaciones grises, vale la luz y el reencuentro con tus letras amiga, no seas mala y vuelve más a menudo

un beso

.

Sandra querida:

Qué gusto volver a saber de tí y mejor que fuese
a través de un Otoño Literario. Te abrazo desde México:
J u l i o .

Sandra Gª Garrido,
Hermosa prosa literaria emotiva y con talento. Con afecto.

Hace ya algunos años de este escrito el cual recibió, incluso, un comentario de nuestra amiga Blanca Sandino. Si en su momento no llegué a tiempo de comentar este otoño que nos escribes, al menos -y merced al rescate de Carlos- tengo la ocasión de disfrutarlo en esta primavera fresquita. Con un abrazo.
Salud.

Me alegra también disfrutar de ésta estampa bella de noviazgo. Te felicito. Abrazos,ERA