TESTAMENTO
Publicado: Vie, 20 Sep 2013 9:30
Me iré,
y sabrás que he recorrido tus calles una a una,
y en cada madrugada verás mis manos
entre la arena dispersa de tu cuerpo de niña,
y llorarás, como yo,
y volveré a recogerte en cada sueño,
en la quietud del alma revivida,
en la herida cerrada y en la nada,
y sonreiremos juntos,
y nos haremos a la mar con rumbo diferente
hacia la orilla breve que nos vivió desnudos,
hambrientos de lujuria,
para volver vestidos de dulzura
a las líneas olvidadas del poema que nos hizo compañeros
la noche aquella de aquél beso que nos pasó rozando
entre los miedos.
Me iré,
y sabrás como hoy que he querido morir en tus pupilas
peregrino para siempre de tu entraña,
que mi cuerpo, anclará en algún rincón del sol que te despierta
y sin embargo,
arquearé tu espalda cada noche como ahora
cuando la fiebre me nombre y te recorra,
y devore los pulsos de tus senos,
y me beba tus gemidos gota a gota.
Y verás que estoy aquí,
en tu locura,
en el nombre del deseo,
en el cuerpo y en el alma que nos dimos
cuando aún no levantaba la mañana
y amábamos las horas una a una.
Me iré…
me quedaré contigo para siempre.
y sabrás que he recorrido tus calles una a una,
y en cada madrugada verás mis manos
entre la arena dispersa de tu cuerpo de niña,
y llorarás, como yo,
y volveré a recogerte en cada sueño,
en la quietud del alma revivida,
en la herida cerrada y en la nada,
y sonreiremos juntos,
y nos haremos a la mar con rumbo diferente
hacia la orilla breve que nos vivió desnudos,
hambrientos de lujuria,
para volver vestidos de dulzura
a las líneas olvidadas del poema que nos hizo compañeros
la noche aquella de aquél beso que nos pasó rozando
entre los miedos.
Me iré,
y sabrás como hoy que he querido morir en tus pupilas
peregrino para siempre de tu entraña,
que mi cuerpo, anclará en algún rincón del sol que te despierta
y sin embargo,
arquearé tu espalda cada noche como ahora
cuando la fiebre me nombre y te recorra,
y devore los pulsos de tus senos,
y me beba tus gemidos gota a gota.
Y verás que estoy aquí,
en tu locura,
en el nombre del deseo,
en el cuerpo y en el alma que nos dimos
cuando aún no levantaba la mañana
y amábamos las horas una a una.
Me iré…
me quedaré contigo para siempre.