Siempre hay un antes.
Publicado: Vie, 11 Abr 2008 16:33
Siempre hay un antes
Presiento en mi vida, el atardecer perezoso
la vela titila abandonada
e irresponsablemente sola,
alumbrando al alba, el final del camino.
El insomnio le dice adiós a mi materia
dejando tras de sí el horizonte
con el recuerdo de mi propia caja lapidada.
Veo un pájaro y sé que antes fue pichón;
la flauta me recuerda la caña;
Veo a mi amada, pienso en el primer
beso y me recreo, al ver en mis hijos… su obra.
¿Quién soy ahora? ¡no importa!
Yo forjé mi destino,
la memoria se arrastra
peinando al obelisco del pasado.
¡no importa quién soy!
Lo único que sé es “que soy poeta”
incorregible, introvertido.
¿Qué hice antes? ¡no importa!
Ahora vendo suspiros,
añorando un beso maternal;
quizás un consejo paterno;
sentir a mis pies mi primer suelo;
o un abrazo fraterno;
una plática sin pretexto con el hermano.
¿En dónde estoy? ¡no importa!
Yo tengo cuatro lunas y un sol,
vivo entre eclipses y poemas,
en donde reclamo las metáforas perdidas
en la geométrica razón humana;
yo cavé una fosa inquieta , honda, pálida,
y sin armonía;
Y allí… dejé con sangre fría la cadencia
de fechas acompañadas únicamente
con el canto de los grillos,
Oxidadas por el olvido;
el saludo con desdibujada sonrisa;
tu nombre con inmortal verso;
el olvido que nunca es temor;
Dejaré allí el resplandor de cien estrellas
para que se vea con claridad que el árbol
de la esperanza aun echa flores color suspiro.
No se pueden obviar los años de la infancia,
las ilusiones juveniles, cuando las mentirillas
se cubrían con un abrigo de sonrisas inocentes.
Las caritas de las niñas que ahora son “Señoras”
La esquina de mi barrio, resurrección de entresueños;
Las cantinas y bares en donde se esfumó mi vida;
No se pueden borrar los amores pasados,
en donde floreció la confesión, las caricias,
el cruce de palabras amorosas
para luego por traición ser soledad,
lamento y melancolía, en donde el celo
abruma con insistencia vana.
No se puede borrar la impresión
del apretón de la mano amiga,
si ese amigo es el hermano.
No se puede obviar de la epidermis la metamorfosis
Ni que de letra en letra nació el primer verso en prosa,
Ni que de verso a verso formé el primer poema,
Ni que sus paredes las pinte con matices de tinta-rima.
Me sumerjo en desgarrador instante
oyendo liras entre efluvia brisa
y una transparencia veo delante.
Se fue borrando, apagando mi riza,
ya sin plegarias, me abrazó la muerte,
aspiró profundo ... y se fue indecisa.-
Rafael Merida Cruz-Lascano
Valley Glen CA USA
Presiento en mi vida, el atardecer perezoso
la vela titila abandonada
e irresponsablemente sola,
alumbrando al alba, el final del camino.
El insomnio le dice adiós a mi materia
dejando tras de sí el horizonte
con el recuerdo de mi propia caja lapidada.
Veo un pájaro y sé que antes fue pichón;
la flauta me recuerda la caña;
Veo a mi amada, pienso en el primer
beso y me recreo, al ver en mis hijos… su obra.
¿Quién soy ahora? ¡no importa!
Yo forjé mi destino,
la memoria se arrastra
peinando al obelisco del pasado.
¡no importa quién soy!
Lo único que sé es “que soy poeta”
incorregible, introvertido.
¿Qué hice antes? ¡no importa!
Ahora vendo suspiros,
añorando un beso maternal;
quizás un consejo paterno;
sentir a mis pies mi primer suelo;
o un abrazo fraterno;
una plática sin pretexto con el hermano.
¿En dónde estoy? ¡no importa!
Yo tengo cuatro lunas y un sol,
vivo entre eclipses y poemas,
en donde reclamo las metáforas perdidas
en la geométrica razón humana;
yo cavé una fosa inquieta , honda, pálida,
y sin armonía;
Y allí… dejé con sangre fría la cadencia
de fechas acompañadas únicamente
con el canto de los grillos,
Oxidadas por el olvido;
el saludo con desdibujada sonrisa;
tu nombre con inmortal verso;
el olvido que nunca es temor;
Dejaré allí el resplandor de cien estrellas
para que se vea con claridad que el árbol
de la esperanza aun echa flores color suspiro.
No se pueden obviar los años de la infancia,
las ilusiones juveniles, cuando las mentirillas
se cubrían con un abrigo de sonrisas inocentes.
Las caritas de las niñas que ahora son “Señoras”
La esquina de mi barrio, resurrección de entresueños;
Las cantinas y bares en donde se esfumó mi vida;
No se pueden borrar los amores pasados,
en donde floreció la confesión, las caricias,
el cruce de palabras amorosas
para luego por traición ser soledad,
lamento y melancolía, en donde el celo
abruma con insistencia vana.
No se puede borrar la impresión
del apretón de la mano amiga,
si ese amigo es el hermano.
No se puede obviar de la epidermis la metamorfosis
Ni que de letra en letra nació el primer verso en prosa,
Ni que de verso a verso formé el primer poema,
Ni que sus paredes las pinte con matices de tinta-rima.
Me sumerjo en desgarrador instante
oyendo liras entre efluvia brisa
y una transparencia veo delante.
Se fue borrando, apagando mi riza,
ya sin plegarias, me abrazó la muerte,
aspiró profundo ... y se fue indecisa.-
Rafael Merida Cruz-Lascano
Valley Glen CA USA