Dificil de entender con la mirada
Publicado: Dom, 15 Sep 2013 15:24
A saber lo que oculta esa joven que esculpe su rostro frente al mar. Puede que esté pensando que la movilidad de las ideas modifica el inicial perfil de las facciones, y a uno le va cambiando su aspecto físico cuando interpreta la realidad que invade los sentidos y las sombras. Sobre todo las sombras ( artículos de lujo que adornan lo animado) Porque si hay una sombra, es que existe una materia envuelta en algún sitio que tiene alguna cosa que decir.
Ella podría ser una profesional de la materia, de esas que se humedecen con aceites esenciales los muslos y los pechos para entender mejor el universo, y aprender a mirar desde el inútil rayo de los ojos, cuando se advierten juntas las aguas de un mar de anestesia caótica, afectado por múltiples corrientes del hombre y de los astros.
Su sorpresa empieza a ser sistémica, porque ha comprobado que al aceptar que el hombre es un ser dirigido hacia el cuerpo ignorado del futuro, los pómulos se han vuelto indispensables para su aspecto dócil, y hasta aquella llamada de atención de los mofletes que vivía para satisfacer las ilusiones, se va volviendo dúctil y entregada, como la masa para fijar cristales.
Después parece concluir, que lo más importante es lo que se posee y no lo que has perdido, aunque eso se nos quede en una patria sin acceso, por la dificultad del tiempo irreversible que se inundó de mar.
Sigue dándole vueltas a la felicidad como una clave escrita en la parte interior del pensamiento, y que es inútil buscar en otro sito que no sea la brisa que choca, irremediablemente, con las formas del día, con las partes más íntimas del cuerpo ( las que tienen que ver con la conciencia). E inmediatamente, el mentón empieza a sorprender sobresaliendo ligeramente, a fuerza de un empujón de la mandíbula. Y es que esa parte ya no mastica únicamente alimentos diversos, ahora triturará palabras, composiciones de frases inconexas para que puedan construir argumentos que fondeen en la masa grisáceo del cerebro. La frente: la frente no se arruga porque se esté apenando, sino porque aparecen la verdad de las cosas, de golpe, como fuegos de amor en la tormenta, y eso deja la piel llena de huellas, de cicatrices tiernas, de cauces meteóricos.
Comienza a oler el aire a principios estáticos que recortan el contorno fugaz de la mentira, y convierten el sol en un milagro de frases amarillas que permiten la vida en el planeta.
Parece que ahora inclina su cuerpo sobre el suelo, que recoge una piedra de las que cubre el agua, que se mira y se mira en toda su dureza como si se tratase de la culpa, como si pretendiese mostrase como la parte externa de una fiel voluntad que petrifica cuando se tiene lejos. Y entonces esa boca se vuelve diminuta, y los dientes se esconden del pasado como si no quisiesen dañar el horizonte de los sueños de ahora.
Y por fin aparece esa sonrisa alerta, permanente, en la parte central de universo, de una cara curtida, avisada, ecuménica, libre de toda mácula y sospecha, porque sabe que todo lo que ama es porque es bueno.
Ella podría ser una profesional de la materia, de esas que se humedecen con aceites esenciales los muslos y los pechos para entender mejor el universo, y aprender a mirar desde el inútil rayo de los ojos, cuando se advierten juntas las aguas de un mar de anestesia caótica, afectado por múltiples corrientes del hombre y de los astros.
Su sorpresa empieza a ser sistémica, porque ha comprobado que al aceptar que el hombre es un ser dirigido hacia el cuerpo ignorado del futuro, los pómulos se han vuelto indispensables para su aspecto dócil, y hasta aquella llamada de atención de los mofletes que vivía para satisfacer las ilusiones, se va volviendo dúctil y entregada, como la masa para fijar cristales.
Después parece concluir, que lo más importante es lo que se posee y no lo que has perdido, aunque eso se nos quede en una patria sin acceso, por la dificultad del tiempo irreversible que se inundó de mar.
Sigue dándole vueltas a la felicidad como una clave escrita en la parte interior del pensamiento, y que es inútil buscar en otro sito que no sea la brisa que choca, irremediablemente, con las formas del día, con las partes más íntimas del cuerpo ( las que tienen que ver con la conciencia). E inmediatamente, el mentón empieza a sorprender sobresaliendo ligeramente, a fuerza de un empujón de la mandíbula. Y es que esa parte ya no mastica únicamente alimentos diversos, ahora triturará palabras, composiciones de frases inconexas para que puedan construir argumentos que fondeen en la masa grisáceo del cerebro. La frente: la frente no se arruga porque se esté apenando, sino porque aparecen la verdad de las cosas, de golpe, como fuegos de amor en la tormenta, y eso deja la piel llena de huellas, de cicatrices tiernas, de cauces meteóricos.
Comienza a oler el aire a principios estáticos que recortan el contorno fugaz de la mentira, y convierten el sol en un milagro de frases amarillas que permiten la vida en el planeta.
Parece que ahora inclina su cuerpo sobre el suelo, que recoge una piedra de las que cubre el agua, que se mira y se mira en toda su dureza como si se tratase de la culpa, como si pretendiese mostrase como la parte externa de una fiel voluntad que petrifica cuando se tiene lejos. Y entonces esa boca se vuelve diminuta, y los dientes se esconden del pasado como si no quisiesen dañar el horizonte de los sueños de ahora.
Y por fin aparece esa sonrisa alerta, permanente, en la parte central de universo, de una cara curtida, avisada, ecuménica, libre de toda mácula y sospecha, porque sabe que todo lo que ama es porque es bueno.