Poema de lo bebido, II
Publicado: Sab, 14 Sep 2013 18:09
Te miro:
tres veces,
para creer lo que veo
y no culpar
a las cervezas de más
que llevo
de tu belleza descarada.
No hay nada más
que tú.
Que tu olor a canela
en combinación con tu piel
mientras bebes ron,
o tus piernas morenas,
delicadas y suaves
que levantan suspiros
y retienen miradas
en lo más oculto
de tu falda corta.
Y yo, que tan bien
estaba con el 'conmigo'
siento su mayor flaqueza:
el sin ti.
Y pesa,
aún sin conocerte pesa:
pesa como las despedidas
que sostienen a este bar
en donde me dejo
algo de dinero
y mucha vida;
que resquebrajan
en forma de grieta sus paredes
y en forma de pena
a los locos
que lo llenamos cada día.
Y me iría de ese bar,
todo sería pagar -o no-,
caminar unos cientos de metros
dando algún sutil tumbo,
abrir la puerta,
arrepentirse de no poder verte más
y cerrar otra puerta
de la vida.
Pero me enamoras más
a cada cerveza que bebo
y ya son muchas
esta noche
-el alcohol no tiene que ver,
nunca tiene que ver-.
Y ese momento en el que bebes;
en el que fijas tu mirada descarada
en un punto inexacto
el cual me gustaría ser yo;
ese momento en el que te agachas
y dejas ver tus grandes virtudes
ignorantes de las leyes de Newton;
en ese momento el mundo
sigue siendo la puta mierda de siempre,
pero
la verdad,
importa menos.
tres veces,
para creer lo que veo
y no culpar
a las cervezas de más
que llevo
de tu belleza descarada.
No hay nada más
que tú.
Que tu olor a canela
en combinación con tu piel
mientras bebes ron,
o tus piernas morenas,
delicadas y suaves
que levantan suspiros
y retienen miradas
en lo más oculto
de tu falda corta.
Y yo, que tan bien
estaba con el 'conmigo'
siento su mayor flaqueza:
el sin ti.
Y pesa,
aún sin conocerte pesa:
pesa como las despedidas
que sostienen a este bar
en donde me dejo
algo de dinero
y mucha vida;
que resquebrajan
en forma de grieta sus paredes
y en forma de pena
a los locos
que lo llenamos cada día.
Y me iría de ese bar,
todo sería pagar -o no-,
caminar unos cientos de metros
dando algún sutil tumbo,
abrir la puerta,
arrepentirse de no poder verte más
y cerrar otra puerta
de la vida.
Pero me enamoras más
a cada cerveza que bebo
y ya son muchas
esta noche
-el alcohol no tiene que ver,
nunca tiene que ver-.
Y ese momento en el que bebes;
en el que fijas tu mirada descarada
en un punto inexacto
el cual me gustaría ser yo;
ese momento en el que te agachas
y dejas ver tus grandes virtudes
ignorantes de las leyes de Newton;
en ese momento el mundo
sigue siendo la puta mierda de siempre,
pero
la verdad,
importa menos.