dos poemas 2
Publicado: Jue, 12 Sep 2013 16:41
EN LA CUERDA FLOJA
(Ser poeta y pasar de largo; es una puñalada,
cuando el verso amenaza con la soga entre sus letras)
Sabemos de cuerdas flojas,
anduvimos por peldaños adheridos al aire;
equilibristas suicidas sin redes ni quita miedos.
Aprendimos a tragarnos el viento
y escupir sus rumores.
A vivir con los secretos
en un cofre compartido
y a entender nuestro lenguaje
de caricias, miradas y ausencia.
Ya fuimos herida;
primero coagulada,
desangrada en los rincones,
hasta ser sanguijuelas
de nuestra propia muerte.
Nos bebimos el mundo en copa ancha,
sin apreciar que el hielo se derrite en un suspiro
y la copa deja surcos en la mesa.
Son las huellas las sabías del tiempo;
las maestras que nos enseñaron a soltar amarras
y dejar a la elasticidad que nos sostenga.
DESORDEN
(Me metieron en el bolsillo derecho
con un puñal en la mano
y no nació el poema, lo sangré.)
Necesito la osamenta para sostenerme de la lasitud,
para refugiarme de la vergüenza;
de las arrugas del corazón.
Desprenderme de la herencia
y los ojos;
podría dejarlos en cualquier banco viendo pasar la vida.
Otro remake de la misma historia,
repetitiva,
distintos protagonistas,
similares frases eslogan.
Me han crecido pájaros en mi camiseta,
quieren desnudarme,
salir volando porque el cielo parece limpio
y poco habitado;
una falsa cúpula
donde abrir las alas y desempolvarme.
Ya sin peso.
Soy la mujerhoja
que se deja caer sin ojos, sin ropa.
(Ser poeta y pasar de largo; es una puñalada,
cuando el verso amenaza con la soga entre sus letras)
Sabemos de cuerdas flojas,
anduvimos por peldaños adheridos al aire;
equilibristas suicidas sin redes ni quita miedos.
Aprendimos a tragarnos el viento
y escupir sus rumores.
A vivir con los secretos
en un cofre compartido
y a entender nuestro lenguaje
de caricias, miradas y ausencia.
Ya fuimos herida;
primero coagulada,
desangrada en los rincones,
hasta ser sanguijuelas
de nuestra propia muerte.
Nos bebimos el mundo en copa ancha,
sin apreciar que el hielo se derrite en un suspiro
y la copa deja surcos en la mesa.
Son las huellas las sabías del tiempo;
las maestras que nos enseñaron a soltar amarras
y dejar a la elasticidad que nos sostenga.
DESORDEN
(Me metieron en el bolsillo derecho
con un puñal en la mano
y no nació el poema, lo sangré.)
Necesito la osamenta para sostenerme de la lasitud,
para refugiarme de la vergüenza;
de las arrugas del corazón.
Desprenderme de la herencia
y los ojos;
podría dejarlos en cualquier banco viendo pasar la vida.
Otro remake de la misma historia,
repetitiva,
distintos protagonistas,
similares frases eslogan.
Me han crecido pájaros en mi camiseta,
quieren desnudarme,
salir volando porque el cielo parece limpio
y poco habitado;
una falsa cúpula
donde abrir las alas y desempolvarme.
Ya sin peso.
Soy la mujerhoja
que se deja caer sin ojos, sin ropa.