Editorial Alaire

Recorrió la estancia, primero con los ojos abiertos, tratando de retener los recuerdos; la sábana apartada del calor de los cuerpos, las almohadas dormidas, el lecho desnudo donde yacieron hace apenas un instante, la luz traspasando por el filo de la ventana.

Recorrió la estancia, ahora con los ojos cerrados, buscando alguna presencia; el rastro de su perfume, quizás el calor de ese instante, restos del fuego que ardió, de la sangre. Un suspiro, un gemido, una plegaria, cualquier pequeño botín que le retornase su presencia.

No había nada en la habitación, nada.

Y sin embargo todo había cambiado dentro de ella, en su interior había un temblor a voces que salía por todos los poros de su piel, algo conturbador, como un pequeño suspiro que no tuvo nombre, una melodía que no escuchó el oído, un éxtasis que no se pronunció, un vacío nacido en la boca del estómago, una ausencia en las entrañas. Su mente era un limbo en medio de la vida, un páramo hecho de caricias, un beso subiendo por sus labios, un fuego inacabado ardiendo en su alma.

De repente supo dónde se había ido él cuando salió por la puerta de su casa, en que extraño lugar de su ser habitaba.

Gran lugar para el amor ese páramo hecho de caricias. Enhorabuena, Carmen.
Salud.

Carmen López escribió:Recorrió la estancia, primero con los ojos abiertos, tratando de retener los recuerdos; la sábana apartada del calor de los cuerpos, las almohadas dormidas, el lecho desnudo donde yacieron hace apenas un instante, la luz traspasando por el filo de la ventana.

Recorrió la estancia, ahora con los ojos cerrados, buscando alguna presencia; el rastro de su perfume, quizás el calor de ese instante, restos del fuego que ardió, de la sangre. Un suspiro, un gemido, una plegaria, cualquier pequeño botín que le retornase su presencia.

No había nada en la habitación, nada.

Y sin embargo todo había cambiado dentro de ella, en su interior había un temblor a voces que salía por todos los poros de su piel, algo conturbador, como un pequeño suspiro que no tuvo nombre, una melodía que no escuchó el oído, un éxtasis que no se pronunció, un vacío nacido en la boca del estómago, una ausencia en las entrañas. Su mente era un limbo en medio de la vida, un páramo hecho de caricias, un beso subiendo por sus labios, un fuego inacabado ardiendo en su alma.

De repente supo dónde se había ido él cuando salió por la puerta de su casa, en que extraño lugar de su ser habitaba.

Hermosura y luz en todas las estancias llenas, Carmen. Me he quedado mirando cada rincón que describes; el silencio desmentido, acorazado, turbio. Todo duele en esta habitación y sin embargo, el sentido alivia las heridas frescas.

Enhorabuena y muchos aplausos.

Abrazo fuerte.

Julio González Alonso escribió:Gran lugar para el amor ese páramo hecho de caricias. Enhorabuena, Carmen.
Salud.

Gracias Julio, por dejar tu presencia en estas letras, por tu tiempo.

Un abrazo

Carmen

Hallie Hernández Alfaro escribió:

Carmen López escribió:Recorrió la estancia, primero con los ojos abiertos, tratando de retener los recuerdos; la sábana apartada del calor de los cuerpos, las almohadas dormidas, el lecho desnudo donde yacieron hace apenas un instante, la luz traspasando por el filo de la ventana.

Recorrió la estancia, ahora con los ojos cerrados, buscando alguna presencia; el rastro de su perfume, quizás el calor de ese instante, restos del fuego que ardió, de la sangre. Un suspiro, un gemido, una plegaria, cualquier pequeño botín que le retornase su presencia.

No había nada en la habitación, nada.

Y sin embargo todo había cambiado dentro de ella, en su interior había un temblor a voces que salía por todos los poros de su piel, algo conturbador, como un pequeño suspiro que no tuvo nombre, una melodía que no escuchó el oído, un éxtasis que no se pronunció, un vacío nacido en la boca del estómago, una ausencia en las entrañas. Su mente era un limbo en medio de la vida, un páramo hecho de caricias, un beso subiendo por sus labios, un fuego inacabado ardiendo en su alma.

De repente supo dónde se había ido él cuando salió por la puerta de su casa, en que extraño lugar de su ser habitaba.

Hermosura y luz en todas las estancias llenas, Carmen. Me he quedado mirando cada rincón que describes; el silencio desmentido, acorazado, turbio. Todo duele en esta habitación y sin embargo, el sentido alivia las heridas frescas.

Enhorabuena y muchos aplausos.

Abrazo fuerte.

Eres siempre generosa Hallie, siempre buscas la belleza, yo creo que va contigo.

Un abrazo muy grande y felicidad para ti.

Carmen

esa ausencia Carmen que se encarna tan rápido, que no tiene tiempo de ser otra cosa, aún antes que los músculos se rehagan, como una huída, una desbandada de las cosas como pájaros que han descubierto frágiles y vulnerables sobre la arena húmeda, la tarde plomiza que habita en el cuarto. el olor a mar, a sal demasiado presente para quedarse quieto.
con éstas cosas que voy a leer acá la voy a pasar muy bien. beso

Carmen López, Una prosa llena de encanto y amor. Placentera para el alma. Mi enhorabuena!

Macedonio Tracel escribió:esa ausencia Carmen que se encarna tan rápido, que no tiene tiempo de ser otra cosa, aún antes que los músculos se rehagan, como una huída, una desbandada de las cosas como pájaros que han descubierto frágiles y vulnerables sobre la arena húmeda, la tarde plomiza que habita en el cuarto. el olor a mar, a sal demasiado presente para quedarse quieto.
con éstas cosas que voy a leer acá la voy a pasar muy bien. beso

Sí, era así...sobre todo el mar, su olor, en mi vida siempre presente.

Me alegra que te lo pases bien por acá, a mi me gustó tu relato.

Beso.

Carmen

Carlos Justino Caballero escribió:Carmen López, Una prosa llena de encanto y amor. Placentera para el alma. Mi enhorabuena!

Amigo Carlos, eres muy amable conmigo siempre, te agradezco tu presencia entre mis letras.

Recibe un cordial abrazo.

Carmen