Editorial Alaire

Son un esbelto trono de misterios y lúpulo.
Cabalgan las oscuras intenciones del faquir.
Se ríen si las piernas no las oyen, disfrutan
del calor y la caricia cuando el cuerpo
se distrae. No les gusta el maquillaje
soñador de las sillas, tampoco las filas
innúmeras del tiempo neutro. A veces
corren como si adivinaran el futuro, otras
veces duermen estiradas y no escuchan
su edad. Me embosco para verlas de frente
con sus proas sin mar ni artificio. Ambas
suspiran por la escasez del lino o el algodón
menguado. Igual que yo ansían la libertad.

Wow, Ramón.

Dejas aquí una pequeña historia llena de sorpresas en cada curva. Me gusta tu propuesta, a veces picarona, a veces misteriosa, pero siempre en perspectiva. Espero que P. se de por aludida y te responda.

Un abrazo, poeta.

Víctor

Ay, Ramón, cómo nos haces imaginar las fotos, piernas cruzadas, estiradas, esperando, todo con tu maestría habitual. Aplausos
Besos
Pilar

Ramón, es hermosísimo este poema; me ha podido su dolor inminente. Uff, pocas veces de rodillas y desde sus lágrimas es posible evocar tanto.

Un abrazo fuerte.

Víctor F. Mallada escribió:Wow, Ramón.

Dejas aquí una pequeña historia llena de sorpresas en cada curva. Me gusta tu propuesta, a veces picarona, a veces misteriosa, pero siempre en perspectiva. Espero que P. se de por aludida y te responda.

Un abrazo, poeta.

Víctor

jajaja..bueno, Víctor, creo que P. hace ya tiempo que me ha respondido...(no diré en que sentido para guardar el misterio). Muchas gracias por leerme y comentar. Un abrazo.

Pilar Morte escribió:Ay, Ramón, cómo nos haces imaginar las fotos, piernas cruzadas, estiradas, esperando, todo con tu maestría habitual. Aplausos
Besos
Pilar

Muchas gracias, Pilar, por tu lectura y comentario. Un abrazo.

Hallie Hernández Alfaro escribió:Ramón, es hermosísimo este poema; me ha podido su dolor inminente. Uff, pocas veces de rodillas y desde sus lágrimas es posible evocar tanto.

Un abrazo fuerte.

Mi agradecimiento, Hallie, por tus amables palabras. Un beso.

Ramón Carballal escribió:Son un esbelto trono de misterios y lúpulo.
Cabalgan las oscuras intenciones del faquir.
Se ríen si las piernas no las oyen, disfrutan
del calor y la caricia cuando el cuerpo
se distrae. No les gusta el maquillaje
soñador de las sillas, tampoco las filas
innúmeras del tiempo neutro. A veces
corren como si adivinaran el futuro, otras
veces duermen estiradas y no escuchan
su edad. Me embosco para verlas de frente
con sus proas sin mar ni artificio. Ambas
suspiran por la escasez del lino o el algodón
menguado. Igual que yo ansían la libertad.

Unas rodillas que no están en sumisión. Me ha gustado mucho esta nueva voz. Abrazos, querido Ramón.

Tu arte alcanza todo... hasta las rodillas y su eterno lenguaje... Un lujo siempre, poeta. Mis abrazos de amigo.

Ramón, un hermoso poema que he disfrutado mucho. Me parece que tienes todos los registros del mundo. Bello, este poema.

Unha aperta.

Carmen

Ramón Carballal

Tu voz, sigue para mí siendo la misma. Elevado tono y magistral en las metáforas y figuras que lo acompañan. Un excelente poema.

Abrazos.

José Manuel F. Febles

me gustan Ramón tus juegos y tu poesía

E. R. Aristy escribió:

Ramón Carballal escribió:Son un esbelto trono de misterios y lúpulo.
Cabalgan las oscuras intenciones del faquir.
Se ríen si las piernas no las oyen, disfrutan
del calor y la caricia cuando el cuerpo
se distrae. No les gusta el maquillaje
soñador de las sillas, tampoco las filas
innúmeras del tiempo neutro. A veces
corren como si adivinaran el futuro, otras
veces duermen estiradas y no escuchan
su edad. Me embosco para verlas de frente
con sus proas sin mar ni artificio. Ambas
suspiran por la escasez del lino o el algodón
menguado. Igual que yo ansían la libertad.

Unas rodillas que no están en sumisión. Me ha gustado mucho esta nueva voz. Abrazos, querido Ramón.

Gracias, ERA. Me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.

Gerardo Mont escribió:Tu arte alcanza todo... hasta las rodillas y su eterno lenguaje... Un lujo siempre, poeta. Mis abrazos de amigo.

Muchas gracias, Gerardo, por tus amables palabras. Un abrazo.