Editorial Alaire

Jose Sierra escribió:Anunciante, la primera tormenta de verano
matizó una tarde de contraste,
bajo un este turbulento
y un oeste despejado.
El final de un arco iris roto
indicaba el lugar del milagro
y presagiaba una noche distinta.

Un crujir de fortalezas rojas
ocurrió bajo el aguijón de Escorpio
en los jardines nazaríes,
poco antes de la hora de los espíritus.

Celoso Boabdil se asomó al atrio
allí el de Lucía unió el olor
a Alhambra y música de las constelaciones,
la brisa se impulsaba con el estremecimiento
de miles de alma embelesadas y
desbocaba los ríos subterráneos de cada cuerpo.
Cada nota era un dedo en la espalda
cada acorde un escalofrío.

El centro del anfiteatro es su templo
donde con su letanía canta
el demiurgo hecho carne,
el sacrificio del calvario
de un hombre en una vida
para transmutar dedos en
cuerdas, palabras;
para repartir comunión generosa,
en alardes de imposibles
convertidos verosímil.

El dedo sixtino de Rafael tocando al hombre
el hombre tocando la bajañi,
un Francisco de Asís
regalando a los pobres de espíritu
un alma nueva, vigorosa y vibrante.

Atónita Garnata contempló
un momento único, irrepetible,
el latir de una lira antiquísima.
La expectación crepitaba ante
el espectáculo, mas el de Algeciras
nunca decepciona
y un coro de ángeles bajaron
en seis cuerdas para cantar
desde el Olimpo:
un cante hondo y desgarrado
una sacudida al alma serena.

Supongo que así, son los dioses
supongo que así, son sus caprichos.

Manuel Sánchez escribió:Bueno, pues efectivamente parece estarse oyendo a Paco, el de Lucia. Y ha sido un placer encontrarse con él a través de tu poesía.
Un fuerte abrazo.